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Text 35

svārājyaṁ yacchato mauḍhyān
māno me bhikṣito bata
īśvarāt kṣīṇa-puṇyena
phalī-kārān ivādhanaḥ

svārājyam—Su servicio devocional; yacchataḥ—del Señor, que estaba deseoso de ofrecer; mauḍhyāt—por necedad; mānaḥ—prosperidad material; me—por mí; bhikṣitaḥ—fue pedida; bata—¡ay!; īśvarāt—de un gran emperador; kṣīṇa—reducidas; puṇyena—cuyas actividades piadosas; phalī-kārān—partículas rotas de arroz blanco; iva—como; adhanaḥ—un pobre.

Debido a mi estado de absoluta necedad, y a que carecía por completo de actividades piadosas, aunque el Señor me ofreció Su servicio personal, yo quise renombre, fama y prosperidad materiales. Soy como el pobre que satisfizo a un gran emperador y que, por ignorancia, cuando aquel quiso darle todo lo que desease, solo pidió un puñado de arroz partido.

SIGNIFICADO: En este verso es muy significativa la palabra svārājyam, que significa «independencia completa». El alma condicionada no sabe que esa independencia completa consiste en situarse en la propia posición constitucional. La verdadera independencia de la entidad viviente, que es una parte integral de la Suprema Personalidad de Dios, está en depender constantemente del Señor Supremo, como el niño que juega con plena independencia mientras sus padres velan por él. La independencia del alma condicionada no está en luchar contra los obstáculos que presenta māyā, sino en entregarse a Kṛṣṇa. En el mundo material, el modo en que todos tratan de alcanzar plena independencia es luchando contra los obstáculos de māyā. Eso recibe el nombre de «lucha por la existencia». La verdadera independencia está en restablecer nuestro servicio al Señor. Todo el que va a los planetas Vaikuṇṭhas o a Goloka Vṛndāvana ofrece su servicio al Señor con toda libertad. Esa es la independencia completa. En el extremo opuesto se encuentra el predominio material, que confundimos con la independencia. Son muchos los grandes líderes políticos que han tratado de establecer la independencia, pero esas supuestas independencias no han hecho más que aumentar la dependencia de la gente. La entidad viviente no puede ser feliz tratando de ser independiente en el mundo material. Por lo tanto, debemos entregarnos a los pies de loto del Señor y ocuparnos en Su servicio original y eterno.

Dhruva Mahārāja lamenta haber querido opulencia material y una prosperidad mayor que la de su bisabuelo, el Señor Brahmā. Pedir eso al Señor era como el pobre que pide a un gran emperador unos granos de arroz partido. La conclusión es que quien se ocupe en el servicio amoroso del Señor nunca debe pedirle prosperidad material. El que recibamos prosperidad material depende únicamente de las estrictas reglas y regulaciones de la energía externa. Los devotos puros solo piden al Señor el privilegio de servirle. Esa es nuestra verdadera independencia. Si tenemos otros deseos, podemos entender lo desdichado de nuestra posición.

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