Text 45
abhivandya pituḥ pādāv
āśīrbhiś cābhimantritaḥ
nanāma mātarau śīrṣṇā
sat-kṛtaḥ saj-janāgraṇīḥ
abhivandya—adorar; pituḥ—de su padre; pādau—los pies; āśīrbhiḥ—con bendiciones; ca—y; abhimantritaḥ—fue tratado; nanāma—se postró; mātarau—a sus dos madres; śīrṣṇā—con su cabeza; sat-kṛtaḥ—fue honrado; sat-jana—de los nobles; agraṇīḥ—el principal.
Entonces Dhruva Mahārāja, el príncipe entre los nobles, ofreció ante todo reverencias a los pies de su padre, quien lo honró con diversas preguntas. Luego postró su cabeza a los pies de sus dos madres.
SIGNIFICADO: Dhruva Mahārāja había tenido que irse de casa debido a los insultos de su madrastra. ¿Por qué entonces —se podría preguntar— le presentó sus respetos también a ella, y no solo a su madre? La respuesta es que, después de alcanzar la perfección por medio de la autorrealización y haber visto a la Suprema Personalidad de Dios con sus propios ojos, Dhruva estaba completamente libre de la contaminación de los deseos materiales. Al devoto nunca le afectan sentimientos de insulto u honra en este mundo material. Por lo tanto, el Señor Caitanya dice que, para ejecutar servicio devocional, debemos ser más humildes que la hierba, y nos aconseja ser más tolerantes que los árboles. Esa es la razón de que en este verso se describa a Dhruva Mahārāja como saj-janāgraṇīḥ, «el primero entre los hombres nobles». El devoto puro es el más noble de todos, y no siente animosidad contra nadie. La dualidad que se debe a la animosidad es un producto del mundo material. En el mundo espiritual, que es la realidad absoluta, no existe esa dualidad.