Text 10
yam abhyaṣiñcan parayā mudā satīḥ
satyāśiṣo dakṣa-kanyāḥ saridbhiḥ
yasya prajānāṁ duduhe dharāśiṣo
nirāśiṣo guṇa-vatsa-snutodhāḥ
yam—a quien; abhyaṣiñcan—bañaron; parayā—con gran; mudā—satisfacción; satīḥ—todas castas y consagradas a sus esposos; satya—verdaderas; āśiṣaḥ—cuyas bendiciones; dakṣa-kanyāḥ—las hijas del rey Dakṣa; saridbhiḥ—con agua santificada; yasya—cuyos; prajānām—de los ciudadanos; duduhe—satisfizo; dharā—el planeta Tierra; āśiṣaḥ—de todos los deseos; nirāśiṣaḥ—aunque personalmente no tenía deseos; guṇa-vatsa-snuta-udhāḥ—la Tierra, volviéndose como una vaca cuyas ubres derramaban leche al ver las buenas cualidades que Gaya mostraba en el gobierno de sus súbditos.
Todas las castas y honestas hijas de Mahārāja Dakṣa, como Śraddhā, Maitrī y Dayā, cuyas bendiciones eran infalibles, bañaron a Mahārāja Gaya con agua santificada. Ciertamente, ellas estaban muy satisfechas con Mahārāja Gaya. El planeta Tierra vino personalmente en forma de vaca, y, cuando vio todas las buenas cualidades del rey, dio grandes cantidades de leche, como si hubiese visto a su ternero. En otras palabras, Mahārāja Gaya supo obtener de la Tierra toda clase de bienes, y de ese modo satisfizo los deseos de sus súbditos. Sin embargo, personalmente, no tenía ningún deseo.
SIGNIFICADO: La Tierra, sobre la que Mahārāja Gaya gobernó, se compara a una vaca, y las buenas cualidades con las que gobernó y mantuvo a sus súbditos, se comparan al ternero. Una vaca, cuando tiene delante a su ternero, da leche; de la misma manera, la vaca, la Tierra, satisfizo los deseos de Mahārāja Gaya, que supo utilizar para beneficio de sus súbditos todos los recursos de la Tierra. Eso fue posible porque se había bañado en el agua que las honestas hijas de Dakṣa habían santificado. Sin las bendiciones de las autoridades, ningún rey o dirigente puede gobernar satisfactoriamente a sus súbditos. Las buenas cualidades del gobernante hacen que los súbditos sean felices y virtuosos.