Text 12
eṣu puruṣāṇām ayuta-puruṣāyur-varṣāṇāṁ deva-kalpānāṁ nāgāyuta-prāṇānāṁ vajra-saṁhanana-bala-vayo-moda-pramudita-mahā-saurata-mithuna-vyavāyāpavarga-varṣa-dhṛtaika-garbha-kalatrāṇāṁ tatra tu tretā-yuga-samaḥ kālo vartate.
eṣu—en esos (ocho) varṣas o regiones; puruṣāṇām—de todos los hombres; ayuta—diez mil; puruṣa—según la medida de los hombres; āyuḥ-varṣāṇām—de aquellos cuyos años de vida; deva-kalpānām—que son como los semidioses; nāga-ayuta-prāṇānām—con la fuerza de diez mil elefantes; vajra-saṁhanana—con cuerpos tan sólidos como el rayo; bala—con fuerza física;vayaḥ—con juventud; moda—con abundante disfrute de los sentidos; pramudita—excitados; mahā-saurata—relaciones sexuales muy intensas; mithuna—combinaciones de hombre y mujer; vyavāya-apavarga—al final de su período de disfrute sexual; varṣa—en el último año; dhṛta-eka-garbha—que conciben un hijo; kalatrāṇām—de aquellos que tienen esposas; tatra—ahí; tu—pero;tretā-yuga-samaḥ—exactamente igual que en Tretā-yuga (cuando no hay dificultades); kālaḥ—tiempo; vartate—existe.
En esos ocho varṣas o regiones, los seres humanos viven diez mil años terrestres. Todos sus habitantes son casi como semidioses. Tienen la fuerza física de diez mil elefantes. En verdad, sus cuerpos tienen el vigor del rayo. Su vida, plena de juventud, transcurre de un modo muy agradable; hombres y mujeres disfrutan de la unión sexual con gran placer y durante mucho tiempo. Tras muchos años de placer sensual, cuando no les queda más que un año de vida, la esposa concibe un hijo. Así, el placer de los habitantes de esas regiones celestiales está al mismo nivel que el de los seres humanos que vivieron en Tretā-yuga.
SIGNIFICADO: Hay cuatro yugas: Satya-yuga, Tretā-yuga, Dvāpara-yuga y Kali-yuga. En la primera de ellas, Satya-yuga, la gente era muy piadosa. Todo el mundo practicaba el sistema místico de yoga para alcanzar la comprensión espiritual y percibir a Dios. Todo el mundo estaba siempre absorto en samādhi; por lo tanto, nadie tenía interés en el disfrute material de los sentidos. Durante Tretā-yuga, la gente disfrutaba del placer de los sentidos libre de problemas. Las miserias materiales comenzaron en Dvāpara-yuga, pero no eran muy opresivas. El verdadero rigor de esas miserias comenzó con la llegada de Kali-yuga.
Otro aspecto de este verso es que, en esos ocho varṣas celestiales, aunque hombres y mujeres disfrutan del placer sexual, no se producen embarazos. Los embarazos son característicos de niveles de vida inferior. Entre los animales, las hembras de los perros y los cerdos, por ejemplo, quedan preñadas dos veces al año, y en cada parto traen como mínimo media docena de cachorros. En especies aun más bajas, como las serpientes, son cientos los vástagos que nacen cada vez. Este verso nos informa de que en estadios de vida superiores al nuestro no hay más que un embarazo en toda la vida. Hay vida sexual, pero no hay embarazos. En el mundo espiritual, la gente no siente mucha atracción por la vida sexual, debido a su excelsa actitud devocional. Prácticamente hablando, en el mundo espiritual no hay vida sexual; pero si en alguna ocasión se manifiesta, no trae como consecuencia el embarazo. En el planeta Tierra, sin embargo, las hembras de los humanos quedan embarazadas, aunque la tendencia de la gente es procurar no tener hijos. En esta pecaminosa era de Kali, la gente recurre incluso al procedimiento de matar al hijo en el vientre. Esa práctica es el colmo de la degradación; quienes caen en ella simplemente perpetúan su miserable condicionamiento en la existencia material.