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Text 3

aho vicitraṁ bhagavad-viceṣṭitaṁ
ghnantaṁ jano ’yaṁ hi miṣan na paśyati
dhyāyann asad yarhi vikarma sevituṁ
nirhṛtya putraṁ pitaraṁ jijīviṣati


aho—¡ay!; vicitram—maravillosos; bhagavat-viceṣṭitam—los pasatiempos del Señor; ghnantam—muerte; janaḥ—una persona;ayam—esta; hi—ciertamente; miṣan—aunque viendo; na paśyati—no ve; dhyāyan—pensar en; asat—felicidad material; yarhi—debido a; vikarma—actividades prohibidas; sevitum—disfrutar; nirhṛtya—ardiendo; putram—hijos; pitaram—el padre; jijīviṣati—desea una larga vida.


¡Ay! ¡Qué asombroso es que los necios materialistas no tengan en cuenta el gran peligro de la inminente muerte! Saben que la muerte vendrá sin duda alguna, pero, aun así, les es indiferente y no hacen ningún caso. Cuando su padre muere, quieren disfrutar de la herencia, y cuando muere su hijo, también quieren disfrutar de las propiedades del hijo. En cualquier caso, tratan de disfrutar despreocupadamente de la felicidad material con el dinero que han obtenido.


SIGNIFICADO: La felicidad material consiste en estar bien provisto de todo lo necesario para comer, dormir, disfrutar de relaciones sexuales y defenderse. En este mundo, la persona materialista vive solo en razón de esos cuatro principios del placer de los sentidos, sin preocuparse por el inminente peligro de la muerte. Cuando el padre muere, el hijo procura hacerse con la herencia y gastar el dinero en complacer los sentidos. Del mismo modo, un padre que pierde a su hijo trata de disfrutar de sus propiedades, y a veces incluso de su viuda. Ese es el comportamiento de los materialistas. Śukadeva Gosvāmī dice al respecto: «¡Qué asombrosos son esos pasatiempos de felicidad material, que se producen por la voluntad de la Suprema Personalidad de Dios!». En otras palabras, los materialistas desean cometer todo tipo de actividades pecaminosas. Pero sin la aprobación de la Suprema Personalidad de Dios, nadie puede hacer nada. ¿Por qué permite entonces la Suprema Personalidad de Dios esas actividades pecaminosas? El Señor Supremo no desea que ningún ser vivo cometa actividades pecaminosas, y, mediante la voz de la conciencia, les pide que se abstengan de pecar. Sin embargo, cuando alguien insiste en actuar así, el Señor Supremo le autoriza a hacerlo, pero por su propia cuenta y riesgo (mattaḥ smṛtir jñānam apohanaṁ ca). Nadie puede hacer nada sin la sanción del Señor, pero Él es tan bondadoso que, cuando el alma condicionada persiste en hacer algo, el Señor le permite actuar por su cuenta y riesgo.


Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, en otros sistemas planetarios y en otras regiones de este universo, y especialmente en Svargaloka, los hijos nunca mueren antes que sus padres. En este planeta Tierra, sin embargo, no es raro que el hijo muera antes; el padre materialista se complace entonces en disfrutar de las propiedades del hijo. Ni el uno ni el otro pueden ver la realidad, es decir, que ambos están esperando la muerte. Sin embargo, la muerte viene y pone punto final a todos sus planes de disfrute material.

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