Text 24
tasya pravayasaḥ putrā
daśa teṣāṁ tu yo ’vamaḥ
bālo nārāyaṇo nāmnā
pitroś ca dayito bhṛśam
tasya—de él (Ajāmila); pravayasaḥ—que era muy viejo; putrāḥ—hijos; daśa—diez; teṣām—de todos ellos; tu—pero; yaḥ—el que; avamaḥ—el más joven; bālaḥ—niño; nārāyaṇaḥ—Nārāyaṇa; nāmnā—de nombre; pitroḥ—de los padres; ca—y;dayitaḥ—querido; bhṛśam—muy.
El viejo Ajāmila tenía diez hijos, el menor de los cuales era el pequeño Nārāyaṇa. Nārāyaṇa, al ser el menor de todos, era, de modo natural, muy querido por sus padres.
SIGNIFICADO: La palabra pravayasaḥ nos revela el carácter pecaminoso de Ajāmila, pues, a pesar de sus ochenta y ocho años, tenía un hijo muy pequeño. Según la cultura védica, al cumplir los cincuenta años hay que abandonar el hogar; no hay que seguir en casa procreando más hijos. La vida sexual se permite durante veinticinco años, entre los veinticinco y los cuarenta y cinco, o, a lo sumo, los cincuenta. A partir de esa edad, hay que abandonar el hábito sexual, irse del hogar para llevar vida de vānaprastha, y, finalmente, entrar en la orden de sannyāsa. Pero Ajāmila, debido a su relación con la prostituta, perdió toda su cultura brahmínica y fue un gran pecador, incluso en su supuesta vida de casado.