Text 19
naivātmā na paraś cāpi
kartā syāt sukha-duḥkhayoḥ
kartāraṁ manyate ’trājña
ātmānaṁ param eva ca
na—no; eva—en verdad; ātmā—el alma espiritual; na—ni; paraḥ—otro (amigo o enemigo); ca—también; api—en verdad; kartā—el hacedor; ṣyāt—puede ser; sukha-duḥkhayoḥ—de felicidad y sufrimiento; kartāram—el hacedor; manyate—considera; atra—en relación con esto; ajñaḥ—la persona que no es consciente de lo que ocurre en realidad; ātmānam—él mismo; param—otro; eva—en verdad; ca—también.
En el mundo material, la causa de la felicidad y el sufrimiento materiales no son ni la misma entidad viviente, ni los demás [sus amigos y enemigos]. Sin embargo, debido a la densa ignorancia, la entidad viviente piensa que ella y los demás son la causa.
SIGNIFICADO: En este verso es muy significativa la palabra ajña. En el mundo material, todas las entidades vivientes son ajña, ignorante, en diversos grados. Esa ignorancia persiste con mucha fuerza bajo la influencia de la modalidad de la ignorancia, propia de la naturaleza material. Por lo tanto, debemos elevar nuestra conducta y nuestro carácter hasta el nivel de la bondad, y, a partir de ahí, ascender paso a paso hasta el nivel trascendental, el plano adhokṣaja, desde donde podemos comprender nuestra posición y la de los demás. Todo ocurre bajo la supervisión de la Suprema Personalidad de Dios. El proceso mediante el cual se dictan los resultados de la acción recibe el calificativo de niyatam, es decir, «que siempre está en marcha».