Text 29
dehināṁ deha-saṁyogād
dvandvānīśvara-līlayā
sukhaṁ duḥkhaṁ mṛtir janma
śāpo ’nugraha eva ca
dehinām—de todos aquellos que han recibido cuerpos materiales; deha-saṁyogāt—debido al contacto con el cuerpo material; dvandvāni—dualidades; īśvara-līlayā—por la voluntad suprema del Señor; sukham—felicidad; duḥkham—aflicción; mṛtiḥ—muerte; janma—nacimiento; śāpaḥ—maldición; anugrahaḥ—bendición; eva—ciertamente; ca—y.
Debido a la acción de la energía externa del Señor Supremo, las entidades vivientes quedan condicionadas en contacto con cuerpos materiales. Las dualidades de la felicidad y la aflicción, el nacimiento y la muerte, las maldiciones y las bendiciones son subproductos naturales de ese contacto con el mundo material.
SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā encontramos: mayādhyakṣena prakṛtiḥ sūyate sa-carācaram: El mundo material funciona bajo la dirección de la diosa Durgā, la energía material del Señor, pero ella, a su vez, actúa bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios. Esto lo confirma también la Brahma-saṁhitā (5.44):
sṛṣṭi-sthiti-pralaya-sādhana-śaktir ekā
chāyeva yasya bhuvanāni bibharti durgā
Durgā, la diosa Parvatī, la esposa del Señor Śiva, es extraordinariamente poderosa. Ella puede crear, mantener y aniquilar cualquier cantidad de universos cuando lo desee; pero no actúa independientemente, sino bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. Kṛṣṇa es imparcial, pero como este es el mundo material de la dualidad, el Señor, por Su voluntad, crea términos relativos, como felicidad y aflicción, maldiciones y bendiciones. Los que no son nārāyaṇa-para, devotos puros, se verán perturbados por esa dualidad del mundo material, mientras que a los devotos que simplemente están apegados al servicio del Señor, esa dualidad no les perturba en lo más mínimo. Haridāsa Ṭhākura, por ejemplo, fue apaleado en veintidós bazares, pero no se perturbó; por el contrario, toleró los golpes con una sonrisa. A pesar de las perturbadoras dualidades del mundo material, los devotos no se perturban en lo más mínimo. Fijan su mente en los pies de loto del Señor y se concentran en Su santo nombre, de modo que no sienten los supuestos dolores y placeres, que son producto de las dualidades del mundo material.