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Text 25

deho ’savo ’kṣā manavo bhūta-mātrām
ātmānam anyaṁ ca viduḥ paraṁ yat
sarvaṁ pumān veda guṇāṁś ca taj-jño
na veda sarva-jñam anantam īḍe


dehaḥ—este cuerpo; asavaḥ—los aires vitales; akṣāḥ—los distintos sentidos; manavaḥ—la mente, el entendimiento, el intelecto y el ego; bhūta-mātrām—los cinco elementos materiales densos y los objetos de los sentidos (forma, sabor, sonido, etc.); ātmānam—ellos mismos; anyam—ningún otro; ca—y; viduḥ—conocen; param—más allá de; yat—lo que; sarvam—todo; pumān—el ser vivo; veda—conoce; guṇān—las cualidades de la naturaleza material; ca—y; tat-jñaḥ—conociendo esas cosas; na—no; veda—conoce; sarva-jñam—al omnisciente; anantam—al ilimitado; īḍe—ofrezco respetuosas reverencias.


El cuerpo, los aires vitales, los sentidos externos e internos, los cinco elementos densos y los objetos sutiles de los sentidos [forma, sabor, olor, sonido y tacto] son solamente materia, de modo que no pueden conocer su propia naturaleza, la naturaleza de los demás sentidos, ni la naturaleza de sus controladores. Pero el ser vivo, debido a su naturaleza espiritual, puede conocer su propio cuerpo, los aires vitales, los sentidos, los elementos y los objetos de los sentidos, así como también las tres cualidades que constituyen la raíz de todo ello. El ser vivo tiene plena conciencia de ellos, pero, sin embargo, no puede ver al Ser Supremo, que es omnisciente e ilimitado, y a quien, por ello, ofrezco respetuosas reverencias.


SIGNIFICADO: Los científicos materialistas pueden llevar a cabo un estudio analítico de los elementos físicos, del cuerpo, de los sentidos, de los objetos de los sentidos e incluso del aire que rige la fuerza vital, pero aun así, siguen sin ser capaces de entender que, por encima de todo ello, se encuentra la realidad del alma espiritual. En otras palabras, la entidad viviente es un alma espiritual, y debido a ello puede entender todos los objetos materiales, y, si alcanza la autorrealización, puede entender incluso a Paramātmā, el objeto de meditación de los yogīs. Sin embargo, la entidad viviente, por avanzada que sea, no puede entender al Ser Supremo, la Personalidad de Dios, pues Él es ananta, ilimitado, en las seis opulencias.

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