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Text 29

yad yan niruktaṁ vacasā nirūpitaṁ
dhiyākṣabhir vā manasota yasya
mā bhūt svarūpaṁ guṇa-rūpaṁ hi tat tat
sa vai guṇāpāya-visarga-lakṣaṇaḥ


yat yat—todo lo que; niruktam—expresado; vacasā—con palabras; nirūpitam—averiguado; dhiyā—con la supuesta meditación o inteligencia; akṣabhiḥ—con los sentidos; vā—o; manasā—con la mente; uta—ciertamente; yasya—de quien; mā bhūt—puede no ser; sva-rūpam—la verdadera forma del Señor; guṇa-rūpam—compuesta de las tres cualidades; hi—en verdad; tat tat—eso; saḥ—esa Suprema Personalidad de Dios; vai—en verdad; guṇa-apāya—la causa de la aniquilación de todo lo que está hecho de las modalidades materiales de la naturaleza; visarga—y la creación; lakṣaṇaḥ—que aparece como.


Todo lo que se expresa mediante vibraciones materiales, todo lo que se discierne mediante la inteligencia material, y todo lo que se experimenta mediante los sentidos materiales, o se inventa en la mente material, no es más que un efecto de las modalidades de la naturaleza material, de modo que no tiene nada que ver con la verdadera naturaleza de la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Supremo está más allá de la creación del mundo material, pues Él es la fuente de las cualidades materiales y de la creación. Como causa de todas las causas, Él existe antes y después de la creación. A Él deseo ofrecerle mis respetuosas reverencias.


SIGNIFICADO: Aquel que se inventa nombres, formas cualidades y objetos en relación con la Suprema Personalidad de Dios, no puede comprenderle, pues Él está más allá de la creación. El Señor Supremo es el creador de todo, lo cual significa que Él ya existía antes de la creación. En otras palabras, Su nombre, Su forma y Sus cualidades no son entidades de creación material, sino que siempre son trascendentales. Por lo tanto, mediante nuestras invenciones, vibraciones y pensamientos materiales no podemos acertar a conocer al Señor Supremo. Esto se explica en el verso ataḥ śrī-kṛṣṇa-nāmādi na bhaved grāhyam indriyaiḥ.


Prācetasa, Dakṣa, no ofrece esta oración a alguien que pertenece a la creación material, sino que la dirige a la Realidad Trascendental. Solo los necios y sinvergüenzas creen que Dios es una creación material. Esto lo confirma el Señor personalmente en el Bhagavad-gītā (9.11):

avajānanti māṁ mūḍhā
mānuṣīṁ tanum āśritam
paraṁ bhāvam ajānanto
mama bhūta-maheśvaram


«Los necios se burlan de Mí cuando desciendo con forma humana. No conocen Mi naturaleza trascendental como Señor Supremo de todo cuanto existe». Por lo tanto, el conocimiento debe recibirse de una persona a quien el Señor Se haya revelado personalmente; de nada sirve atribuir al Señor un nombre o una forma imaginarios. Śrīpāda Śaṅkārācarya, a pesar de ser impersonalista, afirmó: nārāyāṇaḥ paro 'vyaktāt: Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios, no es una persona del mundo material. No podemos atribuir a Nārāyaṇa designaciones materiales, como tratan de hacer ciertos necios al hablar deldaridra-nārāyaṇa (Nārāyaṇa pobre). Nārāyaṇa siempre es trascendental, está más allá de la creación material. ¿Cómo podría volverse daridra-nārāyaṇa? La pobreza existe en el mundo material, pero en el mundo espiritual no existe semejante cosa. Por lo tanto, esa idea de daridra-nārāyaṇa es una simple invención.


Dakṣa señala claramente que las designaciones materiales no pueden ser nombres del Señor adorable: yad yan niruktaṁ vacasā nirūpitamNirukta se refiere al diccionario védico. Para obtener una comprensión correcta de la Suprema Personalidad de Dios, no basta con recoger expresiones de un diccionario. En sus oraciones, Dakṣa no desea que su adoración tenga por objeto nombres y formas materiales; su deseo es adorar al Señor, que existía antes de la creación de los diccionarios y nombres materiales. Como se confirma en los Vedasyato vāco nivartante/ aprāpya manasā saha: El nombre, la forma, los atributos y los enseres del Señor no se pueden definir con un diccionario material. Sin embargo, quien alcanza el plano trascendental de comprensión de la Suprema Personalidad de Dios, conoce perfectamente todo lo material y lo espiritual. Esto se confirma en otro mantra védico: tam eva viditvātimṛtyum eti: Aquel que, por la gracia del Señor, llega a comprender la posición trascendental del Señor, alcanza la eternidad. Esto lo confirma el Señor personalmente en elBhagavad-gītā (4.9):

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna


«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna». Por el simple hecho de comprender al Señor Supremo, se supera el ciclo del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. Por esa razón, Śrīla Śukadeva Gosvāmī aconseja a Mahārāja Parīkṣit en el Śrīmad-Bhāgavatam (2.1.5):

tasmād bhārata sarvātmā
bhagavān īśvaro hariḥ
śrotavyaḥ kīrtitavyaś ca
smartavyaś cecchatābhayam


«¡Oh, descendiente del rey Bharata!, aquel que desee verse libre de todos los sufrimientos, debe escuchar, glorificar y recordar a la Suprema Personalidad de Dios, pues Él es la Superalma, el controlador y el que redime de todas las miserias».

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