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Text 31

yac-chaktayo vadatāṁ vādināṁ vai
vivāda-saṁvāda-bhuvo bhavanti
kurvanti caiṣāṁ muhur ātma-mohaṁ
tasmai namo ’nanta-guṇāya bhūmne


yat-śaktayaḥ—cuyas múltiples potencias; vadatām—hablando distintas filosofías; vādinām—de los que hablan; vai—en verdad; vivāda—de discusión; saṁvāda—y coincidencia; bhuvaḥ—las causas; bhavanti—son; kurvanti—crean; ca—y;eṣām—de ellos (los teóricos); muhuḥ—continuamente; ātma-moham—confusión con respecto a la existencia del alma;tasmai—a Él; namaḥ—respetuosas reverencias; ananta—ilimitados; guṇāya—dotado de atributos trascendentales;bhūmne—el Dios omnipresente.


Ofrezco respetuosas reverencias a la Suprema Personalidad de Dios, que es omnipresente y posee ilimitadas cualidades trascendentales. Él actúa desde el fondo del corazón de los filósofos, que defienden distintas teorías, y, mientras coinciden o discrepan en sus opiniones, hace que se olviden de sus propias almas. De este modo, Él crea una situación en el mundo material que no les permite llegar a ninguna conclusión. A Él ofrezco respetuosas reverencias.


SIGNIFICADO: Desde tiempo inmemorial, o desde la creación de la manifestación cósmica, las almas condicionadas han formado distintas escuelas de especulación filosófica, cosa que no ocurre con los devotos. Los no devotos sostienen diferentes ideas acerca de la creación, el mantenimiento y la aniquilación; por esa razón, reciben los nombres de vādīs prativādīs, es decir, los que sostienen una teoría y los que la refutan. El siguiente verso del Mahābhārata nos indica que hay muchosmunis, o especuladores:

tarko ’pratiṣṭhaḥ śrutayo vibhinnā
nāsāv ṛṣir yasya mataṁ na bhinnam


Todos los especuladores tienen que discrepar entre sí; ¿por qué, si no, iban a ser tantas las escuelas interesadas en la definición de la causa suprema, y tan enfrentados sus planteamientos?


Filosofía es la búsqueda de la causa suprema. En el Vedānta-sūtra encontramos una afirmación muy razonable: athāto brahma-jijñāsā: La finalidad de la vida humana es comprender la causa suprema. Los devotos aceptan que esa causa suprema es Kṛṣṇa, porque esa es la conclusión de todas las Escrituras védicas, así como del propio Kṛṣṇa, quien dice: ahaṁ sarvasya prabhavaḥ: «Yo soy la fuente de todo». Para los devotos, entender la causa suprema de todo no supone el menor problema; los no devotos, sin embargo, tienen que enfrentarse con muchos antagonistas, ya que todo filósofo que quiere ser importante se inventa su propia vía. En la India hay muchas escuelas filosóficas: dvaita-vādīsadvaita-vādīsvaiśeṣikas,mīmāṁsakasmāyāvādīs svabhāva-vādīs, cada una de las cuales se opone a las demás. En Occidente también hay muchos filósofos, y cada uno sostiene un punto de vista distinto acerca de la creación, la vida, el mantenimiento y la aniquilación. Así, es un hecho indudable que por todo el mundo hay infinidad de filósofos, y que cada uno de ellos contradice a los demás.


Según esto, la pregunta que podría plantearse es por qué hay tantos filósofos, si el objeto final de la filosofía es uno solo. De esto no cabe duda: la causa suprema es una, el Brahman Supremo. Arjuna dice a Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā (10.12):

paraṁ brahma paraṁ dhāma
pavitraṁ paramaṁ bhavān
puruṣaṁ śāśvataṁ divyam
ādi-devam ajaṁ vibhum


«Tú eres la Suprema Personalidad de Dios, la morada suprema, lo más puro que existe, la Verdad Absoluta. Tú eres la persona original, trascendental y eterna, el innaciente, el más grande». Los especuladores no devotos, sin embargo, no aceptan la existencia de una causa suprema (sarva-kāraṇa-kāraṇam). Como son ignorantes y viven confundidos con respecto al alma y sus actividades, esos especuladores filosóficos pese a las vagas ideas que algunos de ellos puedan tener acerca del alma, siempre están envueltos en controversias y nunca pueden llegar a una conclusión. Todos ellos sienten envidia de la Suprema Personalidad de Dios, y como Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (16.19-20):

tān ahaṁ dviṣataḥ krūrān
saṁsāreṣu narādhamān
kṣipāmy ajasram aśubhān
āsurīṣv eva yoniṣu

āsurīṁ yonim āpannā
mūḍhā janmani janmani
mām aprāpyaiva kaunteya
tato yānty adhamāṁ gatim


«A aquellos que son envidiosos y malvados, que son lo más bajo entre los hombres, Yo los arrojo perpetuamente al océano de la existencia material, en diversas especies de vida demoníaca. Naciendo repetidas veces en las especies de vida demoníaca, esas personas nunca pueden acercarse a Mí. Poco a poco se van hundiendo en las formas de existencia más abominables». Debido a la envidia que sienten contra la Suprema Personalidad de Dios, los no devotos nacen vida tras vida en familias demoníacas. Son grandes ofensores, y, por sus ofensas, el Señor hace que permanezcan siempre confundidos. Kurvanti caiṣāṁ muhur ātma-moham: El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, les mantiene a propósito en la oscuridad (ātma-moham).


La gran autoridad Parāśara, el padre de Vyāsadeva, explica a la Suprema Personalidad de Dios con las siguientes palabras:

jñāna-śakti-balaiśvarya-
vīrya-tejāṁsy aśeṣataḥ
bhagavac-chabda-vācyāni
vinā heyair guṇādibhiḥ


Los especuladores demoníacos no pueden entender las cualidades trascendentales de la Suprema Personalidad de Dios, ni Su forma, Sus pasatiempos, Su fuerza, Su conocimiento y Su opulencia, que están libres de contaminación material (vinā heyair guṇādibhiḥ). Esos especuladores sienten envidia de la existencia del Señor. Jagad āhur anīśvaram: Su conclusión es que la manifestación cósmica no está siendo dirigida por un controlador, sino que funciona de forma natural. De ese modo, permanecen vida tras vida en la oscuridad, y no logran entender la verdadera causa de todas las causas. Esa es la razón de que haya tantas escuelas de especulación filosófica.

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