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Text 34

yaḥ prākṛtair jñāna-pathair janānāṁ
yathāśayaṁ deha-gato vibhāti
yathānilaḥ pārthivam āśrito guṇaṁ
sa īśvaro me kurutāṁ manoratham


yaḥ—quien; prākṛtaiḥ—de inferior calidad; jñāna-pathaiḥ—con las sendas de adoración; janānām—de todas las entidades vivientes; yathā-āśayam—conforme al deseo; deha-gataḥ—situado en lo más hondo del corazón; vibhāti—manifiesta;yathā—tal y como; anilaḥ—el aire; pārthivam—terrestre; āśritaḥ—recibiendo; guṇam—la cualidad (como el aroma y el color); saḥ—Él; īśvaraḥ—la Suprema Personalidad de Dios; me—mi; kurutām—que Él satisfaga; manoratham—deseo (de servicio devocional).


Del mismo modo que el aire lleva distintas características de los elementos físicos, como el aroma de una flor o el color de cierto polvo en suspensión, el Señor Se manifiesta a través de sistemas inferiores de adoración conforme a los deseos del adorador, aunque no lo hace en Su forma original, sino con las formas de los semidioses. Pero, ¿de qué sirven todas esas otras formas? Ruego a la Suprema Personalidad de Dios original que satisfaga mis deseos.


SIGNIFICADO: Los impersonalistas imaginan que los semidioses son formas del Señor. Los māyāvādīs, por ejemplo, adoran a cinco semidioses (pañcopāsanā). En realidad no creen en la forma del Señor, pero imaginan que determinada forma es Dios, a fin de practicar adoración. Por lo general, imaginan una forma de Viṣṇu, una forma de Śiva y las formas de Gaṇeśa, el dios del Sol y Durgā. Esto se denomina pañcopāsanā. Dakṣa, sin embargo, no quería adorar una forma imaginaria, sino la forma suprema del Señor Kṛṣṇa.


Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, en relación con esto, explica la diferencia entre la Suprema Personalidad de Dios y un ser vivo común y corriente. Como se indicó en un verso anterior: sarvaṁ pumān veda guṇāṁś ca taj-jño na veda sarva-jñam anantam īḍe: El Señor Supremo, que es omnipotente, lo conoce todo, pero el ser vivo no conoce realmente a la Suprema Personalidad de Dios. Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā: «Yo lo conozco todo, pero a Mí, nadie Me conoce». Esa es la diferencia entre el Señor Supremo y un ser vivo común. En una oración del Śrīmad-Bhāgavatam, la reina Kuntī dice: «Mi querido Señor, Tú existes dentro y fuera, pero nadie puede verte».


El alma condicionada no puede entender a la Suprema Personalidad de Dios mediante el conocimiento especulativo o la imaginación. Por lo tanto, para conocer a la Suprema Personalidad de Dios, es necesaria la gracia de la Suprema Personalidad de Dios. Él Se revela a Sí mismo, pero no puede ser comprendido mediante la especulación. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (10.14.29):

athāpi te deva padāmbuja-dvaya-
prasāda-leśānugṛhīta eva hi
jānāti tattvaṁ bhagavan-mahimno
na cānya eko ’pi ciraṁ vicinvan


«Mi Señor, aquel que es favorecido por un ligero vestigio de la misericordia de Tus pies de loto, puede entender la grandeza de Tu personalidad. Pero aquellos que especulan para comprender a la Suprema Personalidad de Dios no pueden conocerte, aunque continúen estudiando los Vedas durante muchos años».


Este es el veredicto del śāstra. Un hombre corriente puede ser un gran filósofo y especular acerca de la Verdad Absoluta, Su forma y el lugar donde existe, pero nunca logrará entender esas verdades. Sevonmukhe hi jihvādau svayam eva sphuraty adaḥ: Solo mediante el servicio devocional se puede entender a la Suprema Personalidad de Dios. Esto lo explica Él mismo en el Bhagavad-gītā (18.55): bhaktyā mām abhijānāti yāvān yaś cāsmi tattvataḥ: «Solo mediante el servicio devocional se puede entender a la Suprema Personalidad de Dios tal y como es». Las personas de poca inteligencia quieren imaginar o inventar una forma de la Suprema Personalidad de Dios, pero el deseo de los devotos es adorar a la Personalidad de Dios tal y como es. Por esa razón, Dakṣa ora: «Es posible pensar en Ti considerándote personal, impersonal o imaginario, pero mi deseo al orarte es que Tu Señoría satisfaga mis deseos de verte tal y como eres en realidad».


Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura comenta que este verso va especialmente dirigido a los impersonalistas, que creen que, como no hay diferencia entre el ser vivo y Dios, ellos mismos son el Supremo. Los filósofos māyāvādīs piensan que solo hay una Verdad Suprema, y que ellos también son esa Verdad Suprema. En realidad, eso no es conocimiento, sino necedad, y este verso va dirigido especialmente a esos necios, a quienes la ilusión les ha robado el conocimiento (māyayāpahṛta-jñānāḥ). Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura dice que esas personas, jñāni-māninaḥ, se consideran muy avanzadas, pero en realidad no tienen inteligencia.


Con respecto a este verso, Śrīla Madhvācārya dice:

svadeha-sthaṁ hariṁ prāhur
adhamā jīvam eva tu
madhyamāś cāpy anirṇītaṁ
jīvād bhinnaṁ janārdanam


Hay tres clases de hombres: los más bajos (adhama), los que se encuentran en una posición intermedia (madhyama), y los mejores (uttama). Los más bajos (adhama) piensan que la única diferencia entre Dios y la entidad viviente es que la entidad viviente está sujeta a designaciones, mientras que la Verdad Absoluta está libre de toda designación. En su opinión, tan pronto como se disuelvan las designaciones del cuerpo material, la jīva, la entidad viviente, se mezclará con el Supremo. Su argumento es ghaṭākāśa-paṭākāśa: El cuerpo es como un cántaro con cielo por dentro y por fuera. Cuando el cántaro se rompe, el cielo de dentro y el cielo de fuera se vuelven uno; del mismo modo, dicen los impersonalistas, el ser vivo se vuelve uno con el Supremo. Esa es su teoría. Śrīla Madhvācārya, sin embargo, dice que quienes presentan semejante argumento pertenecen a la clase más baja. En el siguiente nivel se encuentran quienes no saben determinar verdaderamente cuál es la forma del Supremo, pero que sí aceptan la existencia de un Supremo que controla las actividades del ser vivo común. A estos filósofos se les considera mediocres. Los mejores, sin embargo, son aquellos que conocen al Señor Supremo (sac-cid-ānanda-vigraha). Pūrṇānandādi-guṇakaṁ sarva-jīva-vilakṣaṇam: Su forma es completamente espiritual, está llena de bienaventuranza y es completamente distinta a la del alma condicionada o entidad viviente de cualquier especie. Uttamās tu hariṁ prāhus tārata-myeṇa teṣu ca: Esos filósofos son los mejores, pues saben que la Suprema Personalidad de Dios Se revela de distintas formas, en función de las modalidades de la naturaleza material que predominan en Sus adoradores. Ellos saben que, si hay treinta y tres millones de semidioses, es solamente para que el alma condicionada se convenza de que existe un poder supremo, y para inducirla a adorar a uno de esos semidioses, de manera que, por relacionarse con devotos, pueda entender que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītāmattaḥ parataraṁ nānyat kiñcid asti dhanañjaya: «No hay verdad superior a Mí». Aham ādir hi devānām: «Yo soy el origen de todos los semidioses». Ahaṁ sarvasya prabhavaḥ: «Yo soy superior a todos, incluso al Señor Brahmā, el Señor Śiva y los demás semidioses». Esas son las conclusiones del śāstra, y aquel que acepte esas conclusiones debe ser considerado un filósofo de primera categoría. Ese filósofo sabe que la Suprema Personalidad de Dios es el Señor de los semidioses (deva-deveśvaraṁ sūtram ānandaṁ prāṇa-vedinaḥ).

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