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Text 11

bhūḥ kṣetraṁ jīva-saṁjñaṁ yad
anādi nija-bandhanam
adṛṣṭvā tasya nirvāṇaṁ
kim asat-karmabhir bhavet


bhūḥ—la Tierra; kṣetram—el campo de actividades; jīva-saṁjñam—la falsa identificación del ser vivo espiritual atado por los resultados de sus actividades; yat—que; anādi—que existe desde tiempo inmemorial; nija-bandhanam—que causa su propio cautiverio; adṛṣṭvā—sin ver; tasya—de este; nirvāṇam—el final; kim—qué beneficio; asat-karmabhiḥ—con actividades fruitivas, que son temporales; bhavet—puede haber.


[Los Haryaśvas entendieron que el significado de las palabras de Nārada era el siguiente:] La palabra «bhūḥ» [«la Tierra»] se refiere al campo de actividades. El cuerpo material, que es resultado de las acciones del ser vivo, es su campo de actividades y la fuente de sus falsas identificaciones. Desde tiempo inmemorial, el ser vivo ha recibido distintos tipos de cuerpos materiales, que son las raíces del cautiverio en el mundo material. ¿Qué beneficio puede obtener de sus actividades un necio que se ocupa en actividades fruitivas temporales, sin aspirar al fin del cautiverio?


SIGNIFICADO: Nārada Muni habló a los Haryaśvas, los hijos de Prajāpati Dakṣa, de diez temas alegóricos: el rey, el reino, el río, la casa, los elementos físicos, etc. Tras reflexionar acerca de ellos, los Haryaśvas pudieron entender que la entidad viviente enjaulada en el cuerpo busca la felicidad, pero no tiene interés en hallar la manera de liberarse de ese enjaulamiento. Este verso es muy importante, pues todas las entidades vivientes del mundo material, que han obtenido cuerpos en diversas especies, son muy activas. El hombre trabaja sin cesar día y noche en busca del placer de los sentidos, y lo mismo hacen los cerdos, los perros y los demás animales. Las aves, los mamíferos, y todas las demás entidades vivientes condicionadas, se ocupan en sus actividades sin conocimiento acerca del alma enjaulada en el cuerpo. Nuestro deber, sobre todo en el cuerpo de forma humana, es actuar de tal manera que podamos liberarnos de ese enjaulamiento; sin embargo, sin las instrucciones de Nārada o de su representante en la línea de sucesión discipular, la gente se ocupa ciegamente en actividades corporales para disfrutar de māyā-sukha, una felicidad fluctuante y temporal. No saben cómo liberarse del cautiverio material. Ṛṣabhadeva, por esa razón, había dicho que esas actividades no son buenas en absoluto, pues debido a ellas el alma condicionada se ve enjaulada una y otra vez en cuerpos sometidos a las tres miserias del condicionamiento material.


Los Haryaśvas, los hijos de Prajāpati Dakṣa, comprendieron inmediatamente el significado de las instrucciones de Nārada. Esa iluminación es el propósito específico de nuestro movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. Estamos tratando de iluminar a la humanidad, de manera que la gente puede llegar a comprender que deben esforzarse intensamente en la ejecución detapasya, para así alcanzar la autorrealización y liberarse del cautiverio del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades, que continúa cuerpo tras cuerpo. Māya, sin embargo, es muy fuerte, y es experta en poner obstáculos en la senda que lleva a esa comprensión. Por esa razón, hay personas que vienen al movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa pero vuelven a caer en las garras de māyā, sin comprender la importancia de este movimiento.

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