Text 44
śrī-śuka uvāca
pratijagrāha tad bāḍhaṁ
nāradaḥ sādhu-sammataḥ
etāvān sādhu-vādo hi
titikṣeteśvaraḥ svayam
śrī-śukaḥ uvāca—Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; pratijagrāha—aceptó; tat—eso; bāḍham—que así sea; nāradaḥ—Nārada Muni; sādhu-sammataḥ—que es un sādhu reconocido; etāvān—en esta medida; sādhu-vādaḥ—apropiada para una persona santa; hi—en verdad; titikṣeta—tolera; īśvaraḥ—aunque capaz de maldecir a Prajāpati Dakṣa; svayam—él mismo.
Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: Mi querido rey, Nārada Muni es una persona de reconocida santidad; por eso, cuando fue maldecido por Prajāpati Dakṣa, contestó: tad bāḍham: «Sí, lo que has dicho está bien. Acepto la maldición». Podría haber respondido con otra maldición, pero, como sādhu tolerante y misericordioso, no hizo nada en contra de Prajāpati Dakṣa.
SIGNIFICADO: Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (3.25.21):
titikṣavaḥ kāruṇikāḥ
suhṛdaḥ sarva-dehinām
ajāta-śatravaḥ śāntāḥ
sādhavaḥ sādhu-bhūṣaṇāḥ
«El sādhu es tolerante, misericordioso y amigable con todas las entidades vivientes. No tiene enemigos, es pacífico, se guía por las Escrituras y todas sus características son sublimes». Nārada Muni es el más elevado de los sādhus, o devotos, de modo que toleró la maldición en silencio, a fin de liberar a Prajāpati Dakṣa. Śrī Caitanya Mahāprabhu ha enseñado ese mismo principio a todos los devotos:
tṛṇād api sunīcena
taror api sahiṣṇunā
amāninā mānadena
kīrtanīyaḥ sadā hariḥ
«Para cantar el santo nombre del Señor, se debe tener una mentalidad humilde y considerarse más bajo que una brizna de hierba de la calle. Se debe ser más tolerante que un árbol, sin el menor asomo de prestigio falso, y estar dispuesto a ofrecer pleno respeto a los demás. Con esa mentalidad, se puede cantar constantemente el santo nombre del Señor». Siguiendo las órdenes de Śrī Caitanya Mahāprabhu, aquel que predique las glorias del Señor por todo el mundo o por todo el universo, debe ser más humilde que la hierba y más tolerante que un árbol, pues un predicador no puede permitirse una vida fácil. En efecto, el predicador tiene que hacer frente a muchísimos obstáculos. No solo recibirá maldiciones, sino que será agredido físicamente. Por ejemplo, cuando Nityānanda Prabhu fue a predicar el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa a los dos hermanos Jagāi y Mādhāi, que eran unos canallas, ellos Le propinaron un golpe en la cabeza y Le hicieron sangrar. Sin embargo, Él Se mostró tolerante y liberó a los dos canallas, que se convirtieron en perfectos vaiṣṇavas. Ese es el deber del predicador. El Señor Jesucristo toleró incluso que le crucificasen. Por lo tanto, a Nārada no le sorprendió que le maldijesen, y lo toleró.
Sin embargo, se podría preguntar cuál fue la razón que llevó a Nārada Muni a permanecer ante Prajāpati Dakṣa y a tolerar todas sus acusaciones y maldiciones. ¿Lo hizo para liberar a Dakṣa? Así es. Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura dice que, después de ser insultado por Prajāpati Dakṣa, Nārada Muni debería haberse ido inmediatamente, pero prefirió quedarse allí y escuchar todos los insultos de Dakṣa, de modo que este descargase su ira. Prajāpati Dakṣa no era un hombre común; tenía acumulados los resultados de muchas actividades piadosas. Por esa razón, Nārada Muni esperaba que Dakṣa, satisfecho y libre de ira tras pronunciar su maldición, se arrepentiría de su mala conducta y tendría oportunidad de volverse un vaiṣṇava y liberarse. Cuando Jagāi y Mādhāi ofendieron al Señor Nityānanda, Él Se mostró tolerante; entonces, los dos hermanos se arrepintieron y se postraron a Sus pies de loto. Por ello, más tarde llegaron a ser vaiṣṇavas perfectos.
Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo quinto del Canto Sexto del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado «Prajāpati Dakṣa maldice a Nārada Muni».