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Tras la muerte de Viśvarūpa, su padre, Tvaṣṭā, celebró un sacrificio para matar al rey Indra. Sin embargo, si hay irregularidades en el canto de los mantras el resultado es contrario al que se desea. Así ocurrió en la ejecución de yajña de Tvaṣṭā. En su sacrificio para matar a Indra, Tvaṣṭā cantó un mantra para aumentar los enemigos de Indra; sin embargo, no pronunció bien el mantra, y del sacrificio se generó un asura llamado Vṛtrāsura, cuyo enemigo era Indra. Cuando Vṛtrāsura surgió del sacrificio, su feroz aspecto aterrorizó al mundo entero; su refulgencia personal reducía el poder de los semidioses. Sin hallar otro medio de protección, los semidioses comenzaron a adorar a la Suprema Personalidad de Dios, que es el disfrutador del resultado de todos los sacrificios y es supremo en todo el universo. Los semidioses Lo adoraron porque, en última instancia, nadie más que Él puede proteger a la entidad viviente del miedo y el peligro. El hecho de tratar de refugiarse en un semidiós, en lugar de adorar a la Suprema Personalidad de Dios, se compara a tratar de cruzar el océano agarrándose de la cola de un perro. Los perros saben nadar, pero eso no significa que podamos atravesar el océano agarrándonos de la cola de un perro.
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