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Text 2

na hy asyārthaḥ sura-gaṇaiḥ
sākṣān niḥśreyasātmanaḥ
naivāsurebhyo vidveṣo
nodvegaś cāguṇasya hi


na—no; hi—ciertamente; asya—Suyo; ārthaḥ—beneficio, interés; sura-gaṇaiḥ—con los semidioses; sākṣāt—personalmente;niḥśreyasa—de la bienaventuranza más elevada; ātmanaḥ—cuya naturaleza; na—no; eva—ciertamente; asurebhyaḥ—hacia los demonios; vidveṣaḥ—envidia; na—no; udvegaḥ—miedo; ca—y; aguṇasya—que no posee cualidades materiales; hi—ciertamente.



El Señor Viṣṇu, la Suprema Personalidad de Dios, es el manantial de todo placer. Por lo tanto, ¿qué beneficio podría obtener poniéndose de parte de los semidioses? ¿Qué interés satisfaría con ello? Si el Señor es trascendental, ¿qué razón, entonces, podría llevarle a temer a los asuras? ¿Por qué habría de tener envidia de ellos?


SIGNIFICADO: Siempre debemos recordar la diferencia entre lo espiritual y lo material. Lo material se ve afectado por las cualidades materiales, que, sin embargo, no pueden ejercer la menor influencia en lo que es espiritual o trascendental. Kṛṣṇa es absoluto, tanto en el mundo material como en el mundo espiritual. Si vemos parcialidad en Kṛṣṇa, esa visión se debe a Su energía externa. Si no, ¿por qué alcanzaron la salvación los enemigos a los que Él mató? Todo el que entra en contacto con la Suprema Personalidad de Dios va adquiriendo gradualmente las cualidades del Señor; cuanto mayor es el avance en conciencia espiritual, menor es la influencia de la dualidad de las cualidades materiales. Por lo tanto, es indiscutible que el Señor Supremo tiene que estar libre de esas cualidades. Su enemistad y Su amistad son aspectos externos derivados de la energía material. Él siempre es trascendental. Es absoluto, tanto si mata como si concede Su gracia.


La envidia y la amistad surgen en las personas imperfectas. Sentimos temor de nuestros enemigos porque en el mundo material siempre necesitamos ayuda. El Señor, sin embargo, no necesita la ayuda de nadie, pues es ātmārāma. En el Bhagavad-gītā(9.26), el Señor dice:

patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyaṁ
yo me bhaktyā prayacchati
tad ahaṁ bhakty-upahṛtam
aśnāmi prayatātmanaḥ


«Si un devoto Me ofrece con devoción una pequeña hoja, una flor, fruta o agua, Yo lo aceptaré». ¿Por qué dice esto el Señor? ¿Acaso depende de las ofrendas del devoto? No; en realidad, no depende de nada; pero Le gusta depender de Su devoto. Esa es Su misericordia. De manera similar, tampoco siente temor de los asuras. Nunca puede hablarse de parcialidad en la Suprema Personalidad de Dios.

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