Text 26
tatrāpi dam-patīnāṁ ca
sukhāyānyāpanuttaye
karmāṇi kurvatāṁ dṛṣṭvā
nivṛtto ’smi viparyayam
tatra—ahí; api—también; dam-patīnām—de hombres y mujeres unidos en matrimonio; ca—y; sukhāya—en busca de placer, especialmente el placer de la vida sexual; anya-apanuttaye—para evitar el sufrimiento;karmāṇi—actividades fruitivas; kurvatām—siempre ocupados en; dṛṣṭvā—al observar; nivṛttaḥ asmi—ahora he dejado (esas actividades); viparyayam—lo contrario.
En la forma humana de vida, hombres y mujeres se unen para disfrutar del placer sensual del sexo, pero en la experiencia práctica hemos observado que ninguno de ellos es feliz. Por lo tanto, al ver que se obtiene el resultado contrario, he dejado de tomar parte en actividades materialistas.
SIGNIFICADO: Prahlāda Mahārāja dice: yan maithunādi-gṛhamedhi-sukhaṁ hi tuccham. Hombre y mujer buscan el disfrute sexual, y, cuando se unen mediante la ceremonia ritual del matrimonio, son felices durante algún tiempo; pero finalmente surgen diferencias, y por eso hay tantas separaciones y divorcios. Aunque todos, hombres y mujeres, están verdaderamente deseosos de disfrutar de la vida por medio de la unión sexual, el resultado es desunión y sufrimiento. El matrimonio es una concesión que se hace a hombres y mujeres para que disfruten de una vida sexual de forma restringida; así lo recomienda también la Suprema Personalidad de Dios en el Bhagavad-gītā: dharmāviruddho bhūteṣu kāmo 'smi: La vida sexual que no va en contra de los principios de la religión es Kṛṣṇa. Toda entidad viviente está siempre deseosa de disfrutar de la vida sexual, ya que la vida materialista consiste en comer, dormir, tener relaciones sexuales y sentir temor. En la vida animal, estos principios no pueden regularse, pero, en la sociedad humana, esas actividades de comer, dormir, disfrutar de la vida sexual y sentir temor, que los hombres tienen en común con los animales, tienen que estar sujetas a regulaciones. Para regular la comida, por ejemplo, los Vedas recomiendan comer yajña-śiṣṭa, es decir,prasāda, alimentos ofrecidos a Kṛṣṇa. Yajña-śiṣṭāśinaḥ santo mucyante sarva-kilbiṣaiḥ: «Los devotos del Señor se liberan de toda clase de pecados porque toman alimentos que se han ofrecido de antemano como sacrificio» (Bg. 3.13). En la vida material cometemos actividades pecaminosas, especialmente al comer; debido a esas actividades pecaminosas, las leyes de la naturaleza nos condenan a recibir como castigo otro cuerpo. Comer y tener relaciones sexuales son necesidades esenciales; por esa razón, la sociedad humana sigue las restricciones de los mandamientos védicos, que le permiten comer, dormir, disfrutar de la vida sexual y vivir protegida del temor, y, al mismo tiempo, elevarse progresivamente hasta liberarse del castigo de la existencia material. De este modo, los mandamientos de los Vedas acerca del matrimonio son una concesión hecha a la sociedad humana; el ideal es que el hombre y la mujer se unan en una ceremonia ritual de matrimonio para ayudarse el uno al otro a avanzar en la vida espiritual. Por desgracia, y especialmente en la era actual, hombres y mujeres se unen para disfrutar sin restricciones de la vida sexual. Así, caen en la trampa, y se ven obligados a nacer de nuevo en formas animales para satisfacer sus propensiones animales. Por esa razón, los mandamientos védicos nos advierten: nāyaṁ deho deha-bhājāṁ nṛloke kaṣṭān kāmān arhate viḍ-bhujāṁ ye. No hay que ser como los cerdos, que disfrutan de la vida sexual sin restricciones y comen cualquier cosa, incluso excremento. El ser humano debe tomar prasāda ofrecido a la Deidad, y debe disfrutar de la vida sexual conforme a los mandamientos védicos. Debe ocuparse en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, debe protegerse de la temible condición de la existencia material, y solo debe dormir lo necesario para recobrarse de la fatiga debida a un intenso trabajo.
El brāhmaṇa erudito dijo que se había retirado por completo del ámbito de las actividades fruitivas porque los que se ocupan en esas actividades no aciertan en el modo correcto de actuar.