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Text 5

yāvad-artham upāsīno
dehe gehe ca paṇḍitaḥ
virakto raktavat tatra
nṛ-loke naratāṁ nyaset


yāvat-artham—el esfuerzo imprescindible para ganarse el sustento; upāsīnaḥ—ganar; dehe—en el cuerpo;gehe—en asuntos familiares; ca—también; paṇḍitaḥ—la persona erudita; viraktaḥ—sin el menor apego;rakta-vat—como si estuviese muy apegada; tatra—en esta; nṛ-loke—sociedad humana; naratām—la forma humana de vida; nyaset—debe representar.


La persona verdaderamente erudita, al mismo tiempo que trabaja lo imprescindible para ganarse el sustento y mantener juntos el cuerpo y el alma, debe vivir en la sociedad humana sin apegarse a los asuntos familiares, aunque externamente parezca muy apegado.


SIGNIFICADO: Esta es la imagen de la vida familiar ideal. Cuando Śrī Caitanya Mahāprabhu preguntó a Rāmānanda Rāya acerca del objetivo de la vida, Rāmānanda Rāya Se lo explicó de distintas maneras, conforme a las indicaciones de las Escrituras reveladas; por último, Śrī Rāmānanda Rāya explicó que todo el mundo puede permanecer en su propia posición de brāhmaṇaśūdrasannyāsī, etc., pero, al mismo tiempo, debe tratar de indagar acerca del objetivo de la vida (athāto brahma-jijñāsā). Esa es la manera correcta de emplear la forma de vida humana. Cuando desperdiciamos el don de la forma humana, cayendo en las inútiles propensiones animales de comer, dormir, aparearse y defenderse, sin tratar de liberarnos de las garras demāyā, que nos ata a la repetición del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades, somos castigados nuevamente y obligados a descender a las especies inferiores para someternos al proceso evolutivo conforme a las leyes de la naturaleza. Prakṛteḥ kriyamāṇāni guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ. La entidad viviente, completamente encadenada a la naturaleza material, debe evolucionar desde las especies inferiores a las superiores hasta que, finalmente, regresa a la vida humana y recibe la oportunidad de liberarse de las garras de la materia. La persona santa, sin embargo, aprende de los śāstras y del guru que nosotros, las entidades vivientes, somos eternos, aunque, debido al contacto con las modalidades bajo las leyes de la naturaleza material, tenemos que sufrir. Por esa razón, su conclusión es que en la forma humana de vida no hay que esforzarse por cosas innecesarias, sino que se debe llevar una vida muy simple, limitándose a mantener el cuerpo y el alma juntos. Es indudable que necesitamos medios de subsistencia; esos medios se establecen en los śāstras conforme al varṇa y al āśrama. Con eso debemos tener suficiente. Por consiguiente, en lugar de anhelar más y más dinero, el devoto sincero del Señor trata de encontrar maneras de ganarse el sustento, y, cuando lo hace, Kṛṣṇa le ayuda. Por lo tanto, ganarse el sustento no es problema. El verdadero problema es cómo liberarse del cautiverio del nacimiento, la muerte y la vejez. Alcanzar esa liberación, y no inventarse necesidades fuera de lugar, es el principio básico de la civilización védica. Debemos estar satisfechos con los recursos de que podamos disponer de forma natural. La civilización materialista contemporánea es el polo opuesto de la civilización ideal. Los supuestos líderes de la sociedad actual inventan cada día una cosa nueva para crear un modo de vida complicado que enreda a la gente cada vez más en el ciclo del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades.

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