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El mejor proceso para avanzar en el servicio devocional es seguir las órdenes del maestro espiritual, pues solamente bajo su dirección se pueden dominar los sentidos. Mientras no se alcance el nivel de conciencia de Kṛṣṇa plena, siempre hay posibilidad de caer. Por supuesto, la senda de las ceremonias rituales y las actividades fruitivas también está plagada de peligros. Las actividades fruitivas se han dividido en doce grupos. La práctica de las actividades fruitivas, que constituyen la senda del dharma, lleva a permanecer en el ciclo del nacimiento y la muerte; sin embargo, quien sigue la senda de mokṣa, la liberación, que en el Bhagavad-gītāse define como arcanā-mārga, puede llegar a liberarse del ciclo del nacimiento y la muerte. Los Vedas dan a esas dos sendas los nombres de pitṛ-yāna y deva-yāna. Aquellos que siguen las sendas de pitṛ-yāna y deva-yāna nunca se confunden, ni siquiera mientras permanecen en el cuerpo material. El filósofo monista que, poco a poco, llega a dominar los sentidos, entiende que todos los āśramas, o etapas de la vida, tienen por objeto la salvación. Se debe vivir y actuar conforme a los śāstras.
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