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Text 59

kṣity-ādīnām ihārthānāṁ
chāyā na katamāpi hi
na saṅghāto vikāro ’pi
na pṛthaṅ nānvito mṛṣā


kṣiti-ādīnām—de los cinco elementos, comenzando con la tierra; iha—en este mundo; arthānām—de esos cinco elementos; chāyā—sombra; na—ni; katamā—cuáles de ellos; api—en verdad; hi—ciertamente; na—ni;saṅghātaḥ—combinación; vikāraḥ—transformación; api—aunque; na pṛthak—no separados; na anvitaḥ—no inherentes a; mṛṣā—todas esas teorías carecen de fundamento.


En este mundo hay cinco elementos —tierra, agua, fuego, aire y éter—, pero el cuerpo no es ni un reflejo, ni una combinación o transformación de esos elementos. Como el cuerpo y sus integrantes no están ni separados ni amalgamados, todas esas teorías carecen de fundamento.


SIGNIFICADO: Un bosque, que duda cabe, es una transformación de la tierra, pero los árboles no dependen los unos de los otros; cuando cortamos un árbol, no estamos cortando el bosque entero. Por lo tanto, el bosque no es ni una combinación ni una transformación de los árboles. La mejor explicación es la que ofrece el propio Kṛṣṇa:

mayā tatam idaṁ sarvaṁ
jagad avyakta-mūrtinā
mat-sthāni sarva-bhūtāni
na cāhaṁ teṣv avasthitaḥ


«Yo, en Mi forma no manifestada, estoy presente en todo el universo. Todos los seres están en Mí, pero Yo no estoy en ellos» (Bg. 9.4). Todo lo que existe es expansión de la energía de Kṛṣṇa. Está escrito: parāsya śaktir vividhaiva śrūyate: El Señor tiene muchas energías, que se expresan de distintas maneras. Esas energías existen, y, al mismo tiempo que ellas, también existe la Suprema Personalidad de Dios; como todo es energía Suya, Él es uno con todo y, al mismo tiempo, diferente de todo. Por lo tanto, nuestras teorías especulativas, que sostienen que el ātmā, la fuerza viviente, es una combinación de materia, que la materia es una transformación del alma, o que el cuerpo es parte del alma, carecen de fundamento.


Como todas las energías del Señor existen simultáneamente, debemos comprender a la Suprema Personalidad de Dios. Él, aunque lo es todo, no está presente en todo. Al Señor hay que adorarle en Su forma original, Su forma de Kṛṣṇa. Él también puede presentarse en cualquiera de Sus diversas energías expandidas. Cuando adoramos a la Deidad del Señor en el templo, la Deidad parece piedra o madera. El cuerpo del Señor Supremo no es material, de modo que Él no es piedra ni madera, aunque la piedra y la madera no son diferentes de Él. Por lo tanto, cuando adoramos piedra o madera, no obtenemos el menor resultado, pero cuando esa piedra o esa madera se representan en la forma original del Señor, si adoramos a la Deidad, obtenemos el resultado deseado. Esto queda corroborado en la filosofía acintya-bhedābheda de Śrī Caitanya Mahāprabhu, que explica que el Señor puede presentarse en todas partes en una forma hecha de Su energía para recibir el servicio de Su devoto.

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