Text 61
syāt sādṛśya-bhramas tāvad
vikalpe sati vastunaḥ
jāgrat-svāpau yathā svapne
tathā vidhi-niṣedhatā
syāt—se vuelve así; sādṛśya—semejanza; bhramaḥ—error; tāvat—mientras tanto; vikalpe—en separación;sati—la parte; vastunaḥ—de la sustancia; jāgrat—despertar; svāpau—dormir; yathā—como; svapne—en un sueño; tathā—de manera similar; vidhi-niṣedhatā—los principios regulativos, compuestos de mandamientos y prohibiciones.
Cuando una sustancia está separada de sus partes, el aceptar la semejanza entre ambas se denomina ilusión. Cuando soñamos, creamos una separación entre las existencias denominadas vigilia y sueño. Los principios regulativos de las Escrituras, compuestos de mandamientos y prohibiciones, se recomiendan para cuando nos encontramos en ese estado de mente.
SIGNIFICADO: En la existencia material hay muchas formalidades y principios regulativos. Que la existencia material sea temporal o falsa no significa que el mundo espiritual, por ser parecido, sea también falso. Que nuestro cuerpo material sea falso o temporal no significa que el cuerpo del Señor Supremo también sea falso o temporal. El mundo espiritual es real, y el mundo material es parecido a él. Por ejemplo, en el desierto a veces vemos un espejismo; el agua del espejismo es falsa, pero eso no significa que no exista agua en la realidad; el agua existe, pero no está en el desierto. Del mismo modo, en el mundo material nada es real; la realidad está en el mundo espiritual. La forma del Señor y Su morada, Goloka Vṛndāvana en los planetas Vaikuṇṭhas, son realidades eternas.
El Bhagavad-gītā nos permite comprender la existencia de otra prakṛti, otra naturaleza, que es real. Esto lo explica el Señor personalmente en el capítulo octavo del Bhagavad-gītā (8.19-21):
bhūta-grāmaḥ sa evāyaṁ
bhūtvā bhūtvā pralīyate
rātry-āgame ’vaśaḥ pārtha
prabhavaty ahar-āgame
paras tasmāt tu bhāvo ’nyo
’vyakto ’vyaktāt sanātanaḥ
yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu
naśyatsu na vinaśyati
avyakto ’kṣara ity uktas
tam āhuḥ paramāṁ gatim
yaṁ prāpya na nivartante
tad dhāma paramaṁ mama
«Una y otra vez, cuando llega el día de Brahmā, todas las entidades vivientes entran en la existencia, y, con la llegada de la noche, son aniquiladas irremediablemente. Sin embargo, existe otra naturaleza no manifiesta, que es eterna y trascendental a esta materia manifestada y no manifestada. Es suprema y nunca es aniquilada. Cuando todo en este mundo es aniquilado, esa parte permanece tal como es. Aquello que los vedantistas califican de no manifiesto e infalible, aquello que se conoce como el destino supremo, ese lugar del que, una vez alcanzado, nunca se regresa, esa es Mi morada suprema». El mundo material es un reflejo del mundo espiritual. El mundo material es temporal o falso, pero el mundo espiritual es una realidad eterna.