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Text 36

tatra ha preta-bandhūnām
āśrutya paridevitam
āha tān bālako bhūtvā
yamaḥ svayam upāgataḥ


tatra—ahí; ha—ciertamente; preta-bandhūnām—de los amigos y parientes del rey muerto; āśrutya—escuchar; paridevitam—los lamentos en voz alta (tan alta que se podían oír desde el planeta de Yamarāja); āha—dijo; tān—a ellas (las reinas que se lamentaban); bālakaḥ—un niño; bhūtvā—volviéndose; yamaḥ—Yama-rāja, el superintendente de la muerte; svayam—en persona; upāgataḥ—después de ir.


El llanto de las reinas que se lamentaban por el cuerpo del rey se oyó incluso en la morada de Yamarāja, quien, adoptando una forma de niño, se acercó personalmente a los familiares del cuerpo muerto y les aconsejó con las siguientes palabras.


SIGNIFICADO: A veces la entidad viviente se ve obligada a abandonar el cuerpo y a entrar en otro conforme a la sentencia de Yamarāja. Sin embargo, al alma condicionada le es difícil entrar en otro cuerpo si antes no se destruye el que tenía mediante la cremación o por cualquier otro medio. El ser vivo está apegado a su cuerpo actual y no desea entrar en otro; debido a ello, mientras no acepta un nuevo cuerpo, permanece en forma de fantasma. Si el ser vivo que ha abandonado el cuerpo ha llevado una vida piadosa, Yamarāja le ayudará proporcionándole otro cuerpo. En este caso, el ser vivo que habitaba en el cuerpo del rey tenía un cierto apego por ese cuerpo, y debido a ello, permanecía en forma de fantasma; Yamarāja, en un gesto de especial consideración, fue a ver personalmente a los parientes que se lamentaban, para instruirles. Para ello adoptó la forma de un niño, pues a los niños no se les cierra el paso y se les deja entrar en todas partes, incluso en el palacio de un rey. Además, el niño hablaba filosofía. La gente siente un gran interés por la filosofía cuando es un niño quien la expone.

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