Texts 9-12
yatra vidruma-sopānā
mahā-mārakatā bhuvaḥ
yatra sphāṭika-kuḍyāni
vaidūrya-stambha-paṅktayaḥ
yatra citra-vitānāni
padmarāgāsanāni ca
payaḥ-phena-nibhāḥ śayyā
muktādāma-paricchadāḥ
kūjadbhir nūpurair devyaḥ
śabda-yantya itas tataḥ
ratna-sthalīṣu paśyanti
sudatīḥ sundaraṁ mukham
tasmin mahendra-bhavane mahā-balo
mahā-manā nirjita-loka eka-rāṭ
reme ’bhivandyāṅghri-yugaḥ surādibhiḥ
pratāpitair ūrjita-caṇḍa-śāsanaḥ
yatra—donde (el palacio del rey Indra); vidruma-sopānāḥ—escaleras hechas de coral; mahā-mārakatāḥ—esmeralda; bhuvaḥ—suelos; yatra—donde; sphāṭika—cristal; kuḍyāni—paredes; vaidūrya—de piedra vaidūrya; stambha—de pilares; paṅktayaḥ—hileras; yatra—donde; citra—maravillosos; vitānāni—doseles;padmarāga—tachonados de rubíes; āsanāni—asientos; ca—también; payaḥ—de leche; phena—la espuma; nibhāḥ—como; śayyāḥ—camas; muktādāma—de perlas; paricchadāḥ—con flecos; kūjadbhiḥ—tintineantes; nūpuraiḥ—con campanitas tobilleras; devyaḥ—damas celestiales; śabda-yantyaḥ—produciendo dulces sonidos; itaḥ tataḥ—aquí y allá; ratna-sthalīṣu—en lugares decorados con joyas y gemas; paśyanti—ven; su-datīḥ—de hermosos dientes; sundaram—muy hermosos; mukham—rostros; tasmin—en ese; mahendra-bhavane—el palacio del rey celestial; mahā-balaḥ—el muy poderoso; mahā-manāḥ—muy reflexivo; nirjita-lokaḥ—que tenía a todo el mundo bajo control; eka-rāṭ—el poderoso dictador; reme—disfrutaba; abhivandya—adorados; aṅghri-yugaḥ—cuyos dos pies; sura-ādibhiḥ—por los semidioses; pratāpitaiḥ—perturbados; ūrjita—más de lo que se esperaría; caṇḍa—riguroso; śāsanaḥ—cuyo gobierno.
En el palacio del Señor Indra, las escaleras estaban hechas de coral, y el suelo, adornado con esmeraldas de incalculable valor; las paredes eran de cristal, y las columnas, de piedra vaidūrya. Había doseles maravillosos, decorados con un gusto exquisito; los asientos estaban tachonados de rubíes, y las sedas de las camas, tan blancas como la espuma, llevaban bordados de perlas. Las damas del palacio, bendecidas con dientes hermosos y con los rostros más bellos y maravillosos, se paseaban por el palacio acompañadas del melodioso tintineo de sus campanitas tobilleras, y se paraban a contemplar su propia belleza reflejada en las gemas. Los oprimidos semidioses, sin embargo, tenían que postrarse y ofrecer reverencias a los pies de Hiraṇyakaśipu, quien les reprendía con gran severidad sin el menor motivo. De este modo, Hiraṇyakaśipu vivía en el palacio y gobernaba a todos con gran rigor.
SIGNIFICADO: Hiraṇyakaśipu tenía tanto poder en los planetas celestiales que todos los semidioses, con excepción del Señor Brahmā, el Señor Śiva y el Señor Viṣṇu, se vieron obligados a ocuparse en su servicio. En verdad, temían los severos castigos que imponía a quienes le desobedecían. Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura ha comparado a Hiraṇyakaśipu con Mahārāja Vena, que también era ateo y también despreciaba las ceremonias rituales que se mencionan en los Vedas. Mahārāja Vena, sin embargo, sentía temor de algunos de los grandes sabios, como Bhṛgu, mientras que Hiraṇyakaśipu gobernaba de tal manera que todo el mundo, salvo el Señor Viṣṇu, el Señor Brahmā y el Señor Śiva, le temían. Hiraṇyakaśipu estaba tan atento al peligro de que grandes sabios como Bhṛgu pudieran reducirle a cenizas con su ira, que realizó austeridades hasta que les superó en poder y llegó incluso a tenerles como subordinados. Vemos entonces que también en los sistemas planetarios superiores, a los que se elevan las personas que realizan actividades piadosas, asuras como Hiraṇyakaśipu crean perturbaciones. No hay nadie en los tres mundos que pueda llevar una vida próspera y en paz, libre de perturbación.