Text 11
śrī-prahrāda uvāca
paraḥ svaś cety asad-grāhaḥ
puṁsāṁ yan-māyayā kṛtaḥ
vimohita-dhiyāṁ dṛṣṭas
tasmai bhagavate namaḥ
śrī-prahrādaḥ uvāca—Prahlāda Mahārāja contestó; paraḥ—un enemigo; svaḥ—un pariente o amigo; ca—también; iti—así; asat-grāhaḥ—concepto material de la vida; puṁsām—de personas; yat—de quienes; māyayā—por la energía externa; kṛtaḥ—creados; vimohita—confundida; dhiyām—de aquellos cuya inteligencia; dṛṣṭaḥ—percibido en la práctica; tasmai—a Él; bhagavate—la Suprema Personalidad de Dios; namaḥ—respetuosas reverencias.
Prahlāda Mahārāja contestó: Ofrezco respetuosas reverencias a la Suprema Personalidad de Dios, cuya energía externa, confundiendo la inteligencia de los hombres, ha creado las distinciones entre «mi amigo» y «mi enemigo». En verdad, es ahora cuando puedo comprobarlo, aunque antes ya lo había oído de fuentes autorizadas.
SIGNIFICADO: Como se afirma en el Bhagavad-gītā (5.18):
vidyā-vinaya-sampanne
brāhmaṇe gavi hastini
śuni caiva śvapāke ca
paṇḍitāḥ sama-darśinaḥ
«Los sabios humildes, en virtud del conocimiento verdadero, ven con la misma visión a un manso y erudito brāhmaṇa, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un comeperros [paria]». Los paṇḍitāḥ, los verdaderos eruditos, es decir, los devotos equilibrados y avanzados que tienen conocimiento pleno de todo, no consideran amiga ni enemiga a ninguna entidad viviente, sino que, con una visión más amplia, ven que todas ellas son partes de Kṛṣṇa, como confirma Śrī Caitanya Mahāprabhu (jīvera ‘svarūpa’ haya—kṛṣṇera ‘nitya-dāsa’). Toda entidad viviente, como parte integral del Señor Supremo, está hecha para servir al Señor, del mismo modo que cada parte del cuerpo tiene la función de servir al cuerpo entero.
Como sirvientes del Señor Supremo, todas las entidades vivientes son iguales, pero el vaiṣṇava, debido a su humildad natural, se dirige a todas las demás entidades vivientes con la palabra prabhu. El vaiṣṇava considera que los demás sirvientes son muy avanzados, y piensa que tiene mucho que aprender de ellos. Para él, todos los demás devotos del Señor son prabhus, maestros. Aunque todo el mundo es sirviente del Señor, el sirviente vaiṣṇava es muy humilde y considera a los demás sirvientes maestros suyos. Para comprender al maestro se comienza por comprender al maestro espiritual:
yasya prasādād bhagavat-prasādo
yasyāprasādān na gatiḥ kuto ’pi
«Por la misericordia del maestro espiritual, recibimos la bendición de Kṛṣṇa. Sin la gracia del maestro espiritual, no podemos hacer el menor avance».
sākṣād-dharitvena samasta-śāstrair
uktas tathā bhāvyata eva sadbhiḥ
kintu prabhor yaḥ priya eva tasya
vande guroḥ śrī-caraṇāravindam
«Al maestro espiritual se le deben ofrecer los mismos honores que al Señor Supremo, pues es el sirviente más íntimo del Señor. Esto se reconoce en todas las Escrituras reveladas, y lo siguen todas las autoridades. Por lo tanto, ofrezco respetuosas reverencias a los pies de loto del maestro espiritual, que es un representante genuino de Śrī Hari [Kṛṣṇa]». El servicio que ofrece al Señor el maestro espiritual, el sirviente de Dios, tiene el carácter más íntimo, y consiste en liberar a las almas condicionadas de las garras de māyā, bajo cuya influencia pensamos: «Esta persona es mi enemiga, y esa otra es mi amiga». En realidad, la Suprema Personalidad de Dios es el amigo de todas las entidades vivientes, y todas las entidades vivientes son sirvientes eternos del Señor Supremo. La unidad solo es posible si se basa en este concepto; cuando se basa en la idea artificial de que todos somos Dios o que somos iguales a Dios, se hace imposible. La idea correcta es que Dios es el amo Supremo, y que todos nosotros somos sirvientes del Señor Supremo y estamos en un mismo nivel. Prahlāda Mahārāja había aprendido esto de labios de Nārada, su maestro espiritual, pero no dejó de sorprenderse al comprobar que el alma confundida considera enemiga a una persona y amiga a otra.
Debe entenderse que cualquiera que siga la filosofía de la dualidad y considere amiga a una persona y enemiga a otra, se encuentra en las garras de māyā. El filósofo māyāvādī que piensa que todas las entidades vivientes son Dios, y que por lo tanto son una, también está equivocado. Nadie es igual a Dios. El sirviente no puede ser igual al amo. Según la filosofía vaiṣṇava, el amo es uno, y los sirvientes también son uno; sin embargo, la diferencia entre el amo y el sirviente tiene que continuar incluso en la etapa liberada. En la etapa condicionada, pensamos que algunos seres son nuestros amigos, mientras que otros son enemigos, y de ese modo permanecemos en el plano de la dualidad. Sin embargo, la etapa liberada se basa en el concepto de que Dios es el amo y todas las entidades vivientes, que son sirvientes de Dios, son uno.