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Text 25

kutrāśiṣaḥ śruti-sukhā mṛgatṛṣṇi-rūpāḥ
kvedaṁ kalevaram aśeṣa-rujāṁ virohaḥ
nirvidyate na tu jano yad apīti vidvān
kāmānalaṁ madhu-lavaiḥ śamayan durāpaiḥ


kutra—dónde; āśiṣaḥ—bendiciones; śruti-sukhāḥ—que simplemente son agradables para el oído; mṛgatṛṣṇi-rūpāḥ—iguales a un espejismo en el desierto; kva—dónde; idam—este; kalevaram—cuerpo; aśeṣa—ilimitadas; rujām—de enfermedades; virohaḥ—el lugar para generar; nirvidyate—se sacia; na—no; tu—pero; janaḥ—la gente en general;yat api—aunque; iti—así; vidvān—supuestos filósofos eruditos, científicos y políticos; kāma-analam—el ardiente fuego de los deseos de disfrute; madhu-lavaiḥ—con gotas de miel (felicidad); śamayan—controlar; durāpaiḥ—muy difícil de obtener.


En el mundo material, toda entidad viviente aspira a una cierta felicidad, que es como un espejismo en el desierto. ¿Dónde hay agua en el desierto?, o, en otras palabras, ¿dónde hay felicidad en el mundo material? En cuanto al cuerpo, ¿de qué sirve? No es más que una fuente de enfermedades. Los supuestos filósofos, científicos y políticos lo saben muy bien, pero, aun así, aspiran a una felicidad temporal. La felicidad es muy difícil de obtener, pero como no pueden controlar sus sentidos, corren tras esa supuesta felicidad del mundo material y nunca llegan a la conclusión correcta.


SIGNIFICADO: Una canción en lengua bengalí dice: «Construí esta casa para ser feliz, pero por desgracia hubo un incendio, y ahora todo ha quedado reducido a cenizas». Este ejemplo nos sirve para ilustrar la naturaleza de la felicidad material. Todo el mundo lo sabe, pero nadie deja de hacer planes para escuchar o pensar cosas muy agradables. Por desgracia, a su debido tiempo, todos nuestros planes se vienen abajo. Muchos fueron los políticos que hicieron planes para levantar imperios y lograr la supremacía y el control sobre el mundo; sin embargo, a su debido tiempo, todos sus planes y sus imperios, junto con los propios políticos, quedaron en nada. Todo el mundo debe aprender de Prahlāda Mahārāja que, con nuestras actividades corporales destinadas al disfrute de los sentidos, estamos buscando una supuesta felicidad que es temporal. Todos nosotros hacemos planes una y otra vez, y una y otra vez todos nuestros planes acaban frustrados. Por lo tanto debemos dejar de elaborar planes.


Del mismo modo que no se puede apagar un fuego vertiendo ghī constantemente sobre él, tampoco podemos lograr la satisfacción aumentando nuestros planes de disfrute sensorial. El fuego ardiente es bhava-mahā-dāvāgni, el incendio del bosque de la existencia material. Ese incendio forestal brota por sí solo, sin esfuerzo de nadie. Queremos ser felices en el mundo material, pero eso nunca será posible; lo único que haremos será aumentar el ardiente fuego de los deseos. Y esos deseos no se pueden satisfacer con pensamientos y planes ilusorios; mejor es seguir las instrucciones del Señor Kṛṣṇa: sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja. Entonces seremos felices. De lo contrario, en nombre de la felicidad, continuaremos sufriendo esas condiciones miserables.

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