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Text 31

tvaṁ vā idaṁ sadasad īśa bhavāṁs tato ’nyo
māyā yad ātma-para-buddhir iyaṁ hy apārthā
yad yasya janma nidhanaṁ sthitir īkṣaṇaṁ ca
tad vaitad eva vasukālavad aṣṭi-tarvoḥ


tvam—Tú; vā—o bien; idam—el universo entero; sat-asat—que consiste en causa y efecto (Tú eres la causa, y Tu energía es el efecto); īśa—¡oh, mi Señor, controlador supremo!; bhavān—Tú mismo; tataḥ—del universo;anyaḥ—en una situación aparte (la creación es obra del Señor, pero Él permanece aparte de la creación);māyā—la energía, que aparece como creación separada; yat—del cual; ātma-para-buddhiḥ—el concepto de lo propio y lo ajeno; iyam—este; hi—en verdad; apārthā—no tiene sentido (todo es Tu Señoría, y, por lo tanto, los conceptos de «mío» y «tuyo» no son posibles); yat—la sustancia de que; yasya—de lo que; janma—creación; nidhanam—aniquilación; sthitiḥ—mantenimiento; īkṣaṇam—manifestación; ca—y; tat—eso; vā—o; etat—esto; eva—ciertamente; vasukāla-vat—como la cualidad de ser tierra, y, más allá de esto, el elemento sutil de la tierra (el olor); aṣṭi-tarvoḥ—la semilla (la causa) y el árbol (el efecto de la causa).


Mi querido Señor, ¡oh, Suprema Personalidad de Dios!, Tú eres la causa de toda la creación cósmica, y la manifestación cósmica es un efecto de Tu energía. En realidad, aunque el cosmos eres simplemente Tú, Tú Te mantienes aparte de él. El concepto de «mío» y «tuyo» es ciertamente un tipo de ilusión [māyā], ya que todo es una emanación de Ti, y, por lo tanto, no es diferente de Ti. En verdad, la manifestación cósmica no es diferente de Ti, y Tú eres también la causa de la aniquilación. Esa relación entre Tu Señoría y el cosmos se ilustra con el ejemplo de la semilla y el árbol, o la causa sutil y la manifestación densa.


SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā (7.10), el Señor dice:

bījaṁ māṁ sarva-bhūtānāṁ
viddhi pārtha sanātanam


«¡Oh, hijo de Pṛthā!, debes saber que Yo soy la semilla original de todo cuanto existe». En las Escrituras védicas se dice: īśāvāsyam idaṁ sarvam, yato vā imāni bhūtāni jāyante y sarvaṁ khalv idaṁ brahma. Toda esta información védica indica que solamente hay un Dios y que no existe nada aparte de Él. Los filósofosmāyāvādīs presentan su propia explicación al respecto, pero la Suprema Personalidad de Dios establece la verdad afirmando que Él lo es todo, y que, al mismo tiempo, Él está aparte de todo. Esta es la filosofía de Śrī Caitanya Mahāprabhu, que recibe el nombre de acintya-bhedābheda-tattva. Todo es uno, el Señor Supremo, pero, al mismo tiempo, todo está aparte del Señor. Así es como debe entenderse el concepto de unidad y diferencia.


En relación con esto, se da un ejemplo muy fácil de entender: vasukālavad aṣṭi-tarvoḥ. Aunque todo existe en el tiempo, en el factor tiempo hay distintas fases: presente, pasado y futuro. El presente, el pasado y el futuro son una sola cosa. Cada día tenemos la experiencia del factor tiempo en forma de mañana, tarde y noche; la mañana es diferente de la tarde, y esta, a su vez, distinta de la noche, pero, tomados los tres aspectos en conjunto, son una sola cosa. El factor tiempo es la energía de la Suprema Personalidad de Dios, pero el Señor permanece aparte del factor tiempo. El tiempo crea, mantiene y aniquila todo lo que existe, pero el Señor Supremo, la Suprema Personalidad de Dios, no tiene ni principio ni final. Él es nityaḥ śāśvataḥ, eterno y permanente. Todo pasa por las fases temporales de presente, pasado y futuro, pero el Señor siempre es el mismo. Así pues, aunque hay una diferencia innegable entre el Señor y la manifestación cósmica, en realidad no son diferentes. Considerarlos diferentes recibe el nombre de avidyā, ignorancia.


La verdadera unidad, sin embargo, no es la unidad que propugnan los māyāvādīs. La comprensión correcta es que las diferencias las manifiesta la energía de la Suprema Personalidad de Dios. La semilla se manifiesta en forma de árbol, y este, a su vez, manifiesta diversidades en el tronco, las ramas, las hojas, las flores y los frutos. Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice, por lo tanto, en una canción: keśava tuyā jagata vicitra: «Mi querido Señor, Tu creación está llena de diversidades». Esas diversidades son una sola cosa y, al mismo tiempo, diferentes. Esa es la filosofía de acintya-bhedābheda-tattva. La conclusión que se da en la Brahma-saṁhitā es la siguiente:

īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ
sac-cid-ānanda-vigrahaḥ
anādir ādir govindaḥ
sarva-kāraṇa-kāraṇam


«Kṛṣṇa, a quien se conoce como Govinda, es el controlador supremo. Él tiene un cuerpo espiritual bienaventurado y eterno. Él es el origen de todo. Él no tiene ningún otro origen, pues es la causa original de todas las causas». El Señor es la causa suprema, y, por esa razón, todo es uno con Él; sin embargo, si atendemos a las diversidades, vemos que las cosas son distintas unas de otras.


Por lo tanto, podemos establecer la conclusión de que las cosas no se diferencian entre sí, pero que donde hay diversidad hay diferencia. En relación con esto, Madhvācārya da el ejemplo del árbol y el árbol ardiendo. Los dos árboles son el mismo, pero, debido al factor tiempo, parecen distintos. El factor tiempo está bajo el control del Señor Supremo; por lo tanto, el Señor Supremo es diferente del tiempo. En consecuencia, el devoto avanzado no ve diferencia entre la felicidad y la aflicción. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (10.14.8):

tat te ’nukampāṁ susamīkṣamāṇo
bhuñjāna evātma-kṛtaṁ vipākam


El devoto, cuando se encuentra en una situación de supuesta aflicción, la considera un don o bendición de la Suprema Personalidad de Dios. Al devoto que permanece en ese estado de conciencia de Kṛṣṇa en todas las circunstancias de la vida se le considera mukti-pade sa dāya-bhāk, un candidato perfecto para regresar al hogar, de vuelta a Dios. La palabra dāya-bhāk significa «herencia». El hijo hereda la propiedad del padre. Del mismo modo, el devoto que goza de plena conciencia de Kṛṣṇa, libre de la perturbación de las dualidades, tiene asegurado el regreso al hogar, de vuelta a Dios, como un hijo que hereda la propiedad de su padre.

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