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Los semidioses y los demonios son igualmente expertos en las actividades relacionadas con la energía material, pero, mientras que los semidioses son devotos del Señor, los demonios son todo lo contrario. Semidioses y demonios batieron el océano de leche para obtener néctar, pero los demonios no lograron ningún beneficio, pues no son devotos del Señor. Después de nutrir a los semidioses con el néctar, el Señor Viṣṇu regresó a Su morada montado en Garuḍa; pero los demonios, muy dolidos, volvieron a declarar la guerra contra los semidioses. El general de sus ejércitos era Bali Mahārāja, el hijo de Virocana. Al comienzo de la batalla, los semidioses estaban preparados para derrotar a los demonios. Indra, el rey del cielo, luchó con Bali, y otros semidioses, como Vāyu, Agni y Varuṇa, lucharon contra otros líderes de los demonios. En esa batalla estaban siendo vencidos los demonios, quienes, para salvarse de la muerte, manifestaron infinidad de ilusiones mediante técnicas materiales, matando a muchos soldados del bando de los semidioses. Los semidioses no tuvieron otro remedio que entregarse de nuevo a la Suprema Personalidad de Dios, Viṣṇu, quien apareció y disipó todas las ilusiones creadas por la magia de los demonios. Algunos héroes demoníacos, como Kālanemi, Mālī, Sumālī y Mālyavān, lucharon contra la Suprema Personalidad de Dios y fueron matados por el Señor. De ese modo, los semidioses fueron liberados de todo peligro.

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