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Este capítulo detalla los deberes asignados al manu por la Suprema Personalidad de Dios. Todos los manus, así como sus hijos, los sabios, los semidioses y losindras, actúan siguiendo las órdenes de una serie de encarnaciones de la Suprema Personalidad de Dios. Al final de cada catur-yuga —Satya-yuga, Dvāpara-yuga, Tretā-yuga y Kali-yuga—, los sabios distribuyen el conocimiento védico conforme a las órdenes de la Suprema Personalidad de Dios, para de esa forma establecer de nuevo los principios religiosos eternos. El manu tiene el deber de restablecer el sistema de la religión. Los hijos del manu cumplen sus órdenes, y, de esa forma, el manu y sus descendientes mantienen el universo entero. Los indras son los sucesivos gobernantes de los planetas celestiales, quienes, con la ayuda de los semidioses, rigen los tres mundos. La Suprema Personalidad de Dios también aparece en diversas encarnaciones a lo largo de los yugas. Él aparece en la forma de Sanaka, Sanātana, Yājñavalkya, Dattātreya y otros, y de ese modo imparte instrucciones acerca del conocimiento espiritual, los deberes prescritos, los principios delyoga místico, etc. En la forma de Marīci y otros prajāpatis, crea descendencia; en la forma del rey, castiga a los malvados; y, en la forma del tiempo, aniquila toda la creación. Alguien podría plantear la siguiente duda: «Si la Suprema Personalidad de Dios es todopoderoso y puede hacerlo todo por Su sola voluntad, ¿por qué Se vale de tantos administradores particulares?». El cómo y el por qué de Su modo de actuar no pueden comprenderlos quienes se hallan bajo las garras de māyā.
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