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Desde que los semidioses habían desaparecido del reino celestial, su madre, Aditi, les echaba mucho de menos y estaba muy afligida. Un día, el gran sabio Kaśyapa regresó a su āśrama después de haber estado meditando en trance durante muchísimos años, pero se encontró con que el āśrama había perdido toda su belleza y que su esposa se consumía de tristeza. Al ver por todas partes signos de lamentación, el gran sabio preguntó a su esposa por la situación del āśrama y por la razón de su triste aspecto. Aditi dio cuenta a Kaśyapa Muni del estado del āśrama y le explicó que su lamentación se debía a la ausencia de sus hijos. Entonces le pidió que le dijese la manera de traer de vuelta a sus hijos y de devolverles a sus puestos. Deseaba la mejor fortuna para sus hijos. Ante el ruego de Aditi, Kaśyapa Muni le explicó la filosofía de la autorrealización, la diferencia entre la materia y el espíritu, y la forma de no verse afectado por las pérdidas materiales. Sin embargo, cuando vio que Aditi no se daba por satisfecha con aquellas instrucciones, le aconsejó que adorase a Vāsudeva, Janārdana, asegurándole que solamente el Señor Vāsudeva podría satisfacerla y cumplir todos sus deseos. Cuando Aditi expresó su deseo de adorar al Señor Vāsudeva, Prajāpati Kaśyapa le habló de un proceso de adoración denominado payo-vrata, que se completa en doce días. El Señor Brahmā se lo había explicado a él como método para satisfacer al Señor Kṛṣṇa, y ahora él aconsejó a su esposa que observase los principios regulativos de aquel voto.
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