Text 25
yadā kadācij jīvātmā
saṁsaran nija-karmabhiḥ
nānā-yoniṣv anīśo ’yaṁ
pauruṣīṁ gatim āvrajet
yadā—cuando; kadācit—a veces; jīva-ātmā—la entidad viviente; saṁsaran—que rueda en el ciclo de nacimientos y muertes; nija-karmabhiḥ—debido a sus propias actividades fruitivas; nānā-yoniṣu—en diversas especies de vida; anīśaḥ—que no es independiente (completamente supeditada al control de la naturaleza material); ayam—esa entidad viviente;pauruṣīm gatim—la situación del ser humano; āvrajet—desea obtener.
La entidad viviente es un ser subordinado. Puede ocurrir que, mientras rueda una y otra vez en el ciclo de nacimientos y muertes, pasando por diversas especies de vida, tenga la buena fortuna de obtener la forma humana. Ese nacimiento como ser humano, muy rara vez se logra.
SIGNIFICADO: La Suprema Personalidad de Dios goza de plena independencia. Por lo tanto, el hecho de que una entidad viviente pierda su opulencia no siempre es signo de la misericordia del Señor Supremo para con ella. El Señor puede actuar como desee. Puede quitarnos la opulencia, o no quitárnosla. Hay diversidad de especies de vida, y el Señor, conforme a las circunstancias, decide por Sí mismo qué trato darles. En general, debe entenderse que la forma humana de vida exige una gran responsabilidad.
puruṣaḥ prakṛti-stho hi
bhuṅkte prakṛtijān guṇān
kāraṇaṁ guṇa-saṅgo ’sya
sad-asad-yoni-janmasu
«La entidad viviente que se encuentra en la naturaleza material sigue así los caminos de la vida, disfrutando de las tres modalidades de la naturaleza. Ello se debe a su contacto con esa naturaleza material. De ese modo, se encuentra con el bien y el mal entre las diversas especies» (Bg. 13.22). Después de rodar en el ciclo de nacimientos y muertes en muchísimas formas de vida, la entidad viviente recibe una oportunidad y alcanza la forma humana. Por consiguiente, todo ser humano, y en especial los que pertenecen a naciones o culturas civilizadas, deben ser muy responsables en todas sus actividades. No deben correr el riesgo de degradarse en la siguiente vida. Teniendo en cuenta que tendremos que cambiar de cuerpo (tathā dehāntara-prāptir), debemos obrar con extrema cautela. El objetivo del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa es velar por la correcta utilización de la vida. La entidad viviente, en su necedad, se declara libre de toda forma de control, pero lo cierto es que no lo es; la naturaleza material la tiene completamente sometida a su control. Por consiguiente, debe obrar con suma prudencia y ser muy responsable en la vida.