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Text 4

puṁsāṁ ślāghyatamaṁ manye
daṇḍam arhattamārpitam
yaṁ na mātā pitā bhrātā
suhṛdaś cādiśanti hi


puṁsām—de hombres; ślāghya-tamam—el más glorioso; manye—yo considero; daṇḍam—castigo; arhattama-arpitam—dado por Ti, el supremo Señor adorable; yam—el cual; na—ni; mātā—madre; pitā—padre; bhrātā—hermano; suhṛdaḥ—amigos; ca—también; ādiśanti—ofrecen; hi—en verdad.


Puesto que Tú eres el Señor más adorable, el castigo que me has impuesto me parece glorioso. Un padre, una madre, un hermano o un amigo, a veces pueden castigarnos por nuestro propio bien, pero nunca sabrían impartir un castigo como este.


SIGNIFICADO: Para el devoto, el castigo que la Suprema Personalidad de Dios le impone es la mayor muestra de Su misericordia.

tat te ’nukampāṁ susamīkṣamāṇo
bhuñjāna evātma-kṛtaṁ vipākam
hṛd-vāg-vapurbhir vidadhan namas te
jīveta yo mukti-pade sa dāya-bhāk


«Aquel que, buscando Tu compasión, tolera todo tipo de circunstancias adversas debidas al karma de sus actos pasados, y se ocupa siempre en Tu servicio devocional con la mente, el cuerpo y las palabras, ofreciéndote continuas reverencias, es, ciertamente, un candidato genuino para la liberación» (Bhāg. 10.14.8). El devoto sabe que los supuestos castigos de la Suprema Personalidad de Dios no son otra cosa que una muestra de Su favor, y que están destinados a corregirle y a llevarle por el buen camino. Por lo tanto, el castigo de la Suprema Personalidad de Dios no puede compararse ni siquiera con el mayor de los beneficios que se pueda recibir de un padre, una madre, un hermano o un amigo materiales.

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