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Text 9

kim ātmanānena jahāti yo ’ntataḥ
kiṁ riktha-hāraiḥ svajanākhya-dasyubhiḥ
kiṁ jāyayā saṁsṛti-hetu-bhūtayā
martyasya gehaiḥ kim ihāyuṣo vyayaḥ


kim—de qué sirve; ātmanā anena—el cuerpo; jahāti—abandona; yaḥ—el cual (cuerpo); antataḥ—al final de la vida; kim—de qué sirven; riktha-hāraiḥ—los saqueadores de riquezas; svajana-ākhya-dasyubhiḥ—quienes en realidad son bandidos pero se hacen pasar por familiares; kim—de qué sirve; jāyayā—una esposa; saṁsṛti-hetu-bhūtayā—que es causa de que aumenten las necesidades materiales; martyasya—de una persona con la muerte asegurada; gehaiḥ—las casas, la familia y la comunidad; kim—de qué sirven; iha—en la cual casa; āyuṣaḥ—de la duración de la vida; vyayaḥ—que simplemente desperdicia.


¿De qué sirve el cuerpo material, que abandona a su propietario tan pronto como llega el fin de la vida? ¿Qué valor tienen los miembros de la familia, verdaderos bandidos que nos roban el dinero con el que podríamos servir al Señor llenos de opulencia espiritual? ¿De qué sirve la esposa?; lo único que hace es aumentar las necesidades materiales. Y, ¿de qué sirven la familia, el hogar, el país y la comunidad?; quien se apega a ellos, desperdicia inútilmente la valiosa energía de su vida.


SIGNIFICADO: La Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, aconseja: sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja: «Abandona toda clase de religión y sencillamente entrégate a Mí». El hombre corriente no sabe apreciar esta declaración de la Suprema Personalidad de Dios, pues piensa que la familia, la sociedad, el país, el cuerpo y los familiares lo son todo en la vida. ¿Por qué abandonarlos para refugiarse en la Suprema Personalidad de Dios? Sin embargo, el comportamiento de grandes personalidades como Prahlāda Mahārāja y Bali Mahārāja nos enseña que lo mejor que puede hacer una persona inteligente es entregarse al Señor. Prahlāda Mahārāja se refugió en Viṣṇu en contra de la voluntad de su padre. Del mismo modo, Bali Mahārāja se refugió en Vāmanadeva en contra de la voluntad de su maestro espiritual, Śukrācārya, y de todos los jefes de los demonios. La gente podría sorprenderse de que devotos como Prahlāda Mahārāja y Bali Mahārāja buscasen refugio en el bando enemigo, abandonando sus lazos de afecto natural por la familia, los seres queridos y el hogar. En relación con esto, Bali Mahārāja explica que el cuerpo, que es el centro de todas las actividades materiales, también es un elemento ajeno a nosotros. Aunque queremos mantenerlo sano, para que nos sea de ayuda en todas nuestras actividades, el cuerpo no perdura eternamente. Aunque yo soy el alma, que es eterna, las leyes de la naturaleza me forzarán a recibir otro cuerpo (tathā dehāntara-prāptiḥ) después de un tiempo de utilizar este, a no ser que con él ofrezca algún servicio para avanzar en la senda devocional. El cuerpo no debe utilizarse con ningún otro fin. Debemos saber que cualquier otra forma de utilizar el cuerpo no es más que una pérdida de tiempo, pues el alma abandonará el cuerpo tan pronto como le llegue el momento.


Tenemos muchísimo interés en la sociedad, la amistad y el amor, pero ¿qué son en realidad? Los que se hacen pasar por amigos y familiares, simplemente despojan a las confundidas almas del dinero que tanto les cuesta ganar. Todo el mundo siente cariño por su esposa y está apegado a ella, pero ¿qué es en realidad una esposa? En sánscrito se la llama strī, que significa «la que aumenta el condicionamiento material». Las necesidades materiales de una persona soltera son mínimas, pero, tan pronto como se casa, sus necesidades aumentan.

puṁsaḥ striyā mithunī-bhāvam etaṁ
tayor mitho hṛdaya-granthim āhuḥ
ato gṛha-kṣetra-sutāpta-vittair
janasya moho ’yam ahaṁ mameti


«La atracción entre macho y hembra es el principio básico de la existencia material. A partir de ese concepto erróneo, que liga estrechamente los corazones del hombre y la mujer, se origina la atracción por el cuerpo, el hogar, las propiedades, los hijos, los parientes y las riquezas. De esta forma aumentan las ilusiones de la vida, y se ven las cosas desde el punto de vista de "yo y mío"» (Bhāg. 5.5.8). La vida humana es para la autorrealización, y no para acumular cosas indeseables. Nuestra vida, nuestro hogar y todo lo que tenemos, si no se emplean como es debido en el servicio del Señor, se convierten en fuentes de condicionamiento material y de sufrimiento perpetuo bajo la influencia de las tres miserias (adhyātmika, adhibhautika yadhidaivika). Por desdicha, en la sociedad humana no hay ninguna institución que eduque a los hombres acerca del objetivo de la vida. Se mantiene a la gente en la oscuridad, y, de ese modo, la lucha por la existencia nunca cesa. Hablamos de la «supervivencia del más fuerte», pero nadie sobrevive, pues nadie es libre bajo la influencia del condicionamiento material.

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