Text 51
jano janasyādiśate ’satīṁ gatiṁ
yayā prapadyeta duratyayaṁ tamaḥ
tvaṁ tv avyayaṁ jñānam amogham añjasā
prapadyate yena jano nijaṁ padam
janaḥ—la persona que no es un guru genuino (una persona corriente); janasya—de una persona común que no conoce el objetivo de la vida; ādiśate—instruye; asatīm—no permanente, material; gatim—el objetivo de la vida; yayā—con ese conocimiento; prapadyeta—se entrega; duratyayam—insuperable; tamaḥ—a la ignorancia; tvam—Tu Señoría; tu—pero;avyayam—indestructible; jñānam—conocimiento; amogham—sin contaminación material; añjasā—muy pronto;prapadyate—obtiene; yena—con ese conocimiento; janaḥ—una persona; nijam—su propia; padam—posición original.
El materialista que hace el papel de guru instruye a sus discípulos materialistas acerca del crecimiento económico y la complacencia de los sentidos, y, con esas instrucciones, los necios discípulos permanecen bajo la influencia de la ignorancia en la existencia material. Sin embargo, el conocimiento que viene de Tu Señoría es eterno, y la persona inteligente que recibe ese conocimiento se sitúa muy pronto en su posición constitucional original.
SIGNIFICADO: Los falsos gurus instruyen a sus discípulos en la senda de los beneficios materiales. Un guru aconseja una determinada meditación para aumentar la inteligencia y mantener el cuerpo en plenitud de facultades para el disfrute de los sentidos. Otro guru presenta la vida sexual como objetivo supremo de la vida, y nos enseña a dedicarnos al disfrute sexual con todas nuestras capacidades. Así son las instrucciones de los gurus necios. En otras palabras, las instrucciones de unguru necio perpetúan la existencia material, con sus sufrimientos y dificultades. Sin embargo, quien es lo bastante inteligente como para aceptar las instrucciones de la Suprema Personalidad de Dios, que se exponen en el Bhagavad-gītā o en la filosofía sāṅkhya de Kapiladeva, puede alcanzar muy pronto la liberación y situarse en su posición original de vida espiritual. Son significativas las palabras nijaṁ padam. La entidad viviente, como parte integral de la Suprema Personalidad de Dios tiene, por nacimiento, el derecho a una posición en Vaikuṇṭhaloka, el mundo espiritual, donde no hay ansiedad. Por lo tanto, debemos seguir las instrucciones de la Suprema Personalidad de Dios. Así, como se afirma en el Bhagavad-gītā: tyaktvā dehaṁ punar janma naiti mām eti so 'rjuna: Después de abandonar el cuerpo, iremos de regreso al hogar, de vuelta a Dios. El Señor vive en el mundo espiritual, donde manifiesta Su personalidad original, y el devoto que sigue Sus instrucciones llega hasta Él (mām eti). En calidad de persona espiritual, ese devoto regresa a la Personalidad de Dios para jugar y danzar con Él. Ese es el objetivo supremo de la vida.