Text 28
kṛtaiṣā vidhavā laṅkā
vayaṁ ca kula-nandana
dehaḥ kṛto ’nnaṁ gṛdhrāṇām
ātmā naraka-hetave
kṛtā—hecho por ti; eṣā—todo esto; vidhavā—sin protector; laṅkā—el estado de Laṅkā; vayam ca—y nosotras; kula-nandana—¡oh, placer de los rākṣasas!; dehaḥ—el cuerpo; kṛtaḥ—hecho por ti; annam—comida; gṛdhrāṇām—de los buitres; ātmā—y tu alma; naraka-hetave—para ir al infierno.
¡Oh, placer de la dinastía rākṣasa!, por tu culpa, el estado de Laṅkā, y también nosotras mismas, nos hemos quedado sin protector. Con tus actos has logrado que tu cuerpo sea pasto de los buitres, y que tu alma merezca el infierno.
SIGNIFICADO: Quien sigue la senda de Rāvaṇa se condena de dos formas: su cuerpo queda para los perros y los buitres, y su alma va al infierno. Como el Señor mismo afirma en el Bhagavad-gītā (16.19):
tān ahaṁ dviṣataḥ krūrān
saṁsāreṣu narādhamān
kṣipāmy ajasram aśubhān
āsurīṣv eva yoniṣu
«A los envidiosos y malvados, que son lo más bajo entre los hombres, Yo los arrojo perpetuamente al océano de la existencia material, en diversas especies de vida demoníaca». Por lo tanto, el destino de los ateos como Rāvaṇa, Hiraṇyakaśipu, Kaṁsa y Dantavakra es una condición de vida infernal. Mandodarī, la esposa de Rāvaṇa, podía entender todo esto porque era una mujer casta. A pesar de que se lamentaba por la muerte de su esposo, sabía cuál iba a ser el destino de su cuerpo y de su alma, pues, aunque eso son cosas que no pueden verse con los ojos materiales, con los ojos del conocimiento (paśyanti jñāna-cakṣuṣaḥ), sí puede verse. La historia védica nos ofrece muchos ejemplos de personas ateas que son condenadas por las leyes de la naturaleza.