Text 1
śrī-śuka uvāca
bhagavān ātmanātmānaṁ
rāma uttama-kalpakaiḥ
sarva-devamayaṁ devam
īje ’thācāryavān makhaiḥ
śrī-śukaḥ uvāca—Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; bhagavān—la Suprema Personalidad de Dios; ātmanā—por Él mismo; ātmānam—a Sí mismo; rāmaḥ—el Señor Rāmacandra; uttama-kalpakaiḥ—con artículos muy opulentos; sarva-deva-mayam—el corazón mismo de todos los semidioses; devam—el Señor Supremo mismo; īje—adoró; atha—así; ācāryavān—bajo la guía de un ācārya; makhaiḥ—con la celebración de sacrificios.
Śukadeva Gosvāmī dijo: A continuación, la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Rāmacandra, celebró opulentos sacrificios [yajñas] bajo la guía de un ācārya. De ese modo, Se adoró a Sí mismo, pues Él es el Señor Supremo de todos los semidioses.
SIGNIFICADO: Sarvārhaṇam acyutejyā: La adoración de Acyuta, la Suprema Personalidad de Dios, lleva implícita la de todos los demás seres. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (4.31.14):
yathā taror mūla-niṣecanena
tṛpyanti tat-skandha-bhujopaśākhāḥ
prāṇopahārāc ca yathendriyāṇāṁ
tathaiva sarvārhaṇam acyutejyā
«Del mismo modo que cuando se riega la raíz de un árbol se nutren su tronco, sus ramas y sus hojas, y del mismo modo que cuando el estómago recibe alimentos se fortalecen todos los sentidos y miembros del cuerpo, la adoración que se ofrece a la Suprema Personalidad de Dios satisface a los semidioses, que son partes de esa Personalidad Suprema». La celebración de yajñas implica la adoración del Señor Supremo. Por eso en este verso se dice: bhagavān ātmanātmānam īje: El Señor Se adoró a Sí mismo. Esto, por supuesto, no justifica la filosofía māyāvāda, que nos hace pensar que somos la Suprema Personalidad de Dios. La jīva, la entidad viviente, siempre es diferente del Señor Supremo. Las entidades vivientes (vibhinnāṁśa) nunca se vuelven uno con el Señor, aunque los māyāvādīs a veces imiten la adoración que el Señor hace de Sí mismo. En Su vida de gṛhastha, el Señor Kṛṣṇa meditaba en Sí mismo cada mañana; del mismo modo, el Señor Rāmacandra celebró yajñas para satisfacerse a Sí mismo, lo cual no significa que un ser vivo corriente deba imitar al Señor mediante el proceso de ahaṅgraha-upāsanā. Esa adoración desautorizada no se recomienda en este verso.