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La esposa de Jamadagni, Reṇukā, fue al Ganges a buscar agua, y allí vio al rey de los gandharvas, que disfrutaba en compañía de las apsarās. Al verle, quedó cautivada y sintió deseos de relacionarse con él. Debido a ese deseo pecaminoso, su marido la castigó. Paraśurāma mató a su madre y a sus hermanos, pero más tarde, gracias a las austeridades de Jamadagni, volvieron a la vida. Los hijos de Kārtavīryārjuna, que seguían recordando la muerte de su padre y querían vengarse del Señor Paraśurāma, aprovechando en cierta ocasión su ausencia, entraron en el āśrama y mataron a Jamadagni, que estaba meditando en la Suprema Personalidad de Dios. Cuando regresó al āśrama y vio a su padre muerto, Paraśurāma se sintió muy triste; después de pedir a sus hermanos que cuidasen del cadáver, salió decidido a matar a todos los kṣatriyas que hubiera en el mundo. Armado con su hacha, fue a Māhiṣmatī-pura, la capital de Kārtavīryārjuna, y mató a todos los hijos de Kārtavīryārjuna, cuya sangre formó un gran río. Paraśurāma, sin embargo, no quedó satisfecho con matar solamente a los hijos de Kārtavīryārjuna; más tarde, debido a que los kṣatriyas estaban ocasionando de nuevo trastornos, los mató veintiuna veces, para que no hubiese más kṣatriyas sobre la superficie de la Tierra. A continuación, Paraśurāma unió la cabeza de su padre con el resto de su cuerpo y celebró una serie de sacrificios para complacer al Señor Supremo. De esa forma, Jamadagni volvió a la vida en su propio cuerpo, y, más tarde, se elevó al sistema planetario superior conocido con el nombre de Saptarṣi-maṇḍala. Paraśurāma, el hijo de Jamadagni, vive todavía en Mahendra-parvata. En el próximo manvantara será un predicador del conocimiento védico.

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