No edit permissions for Español

Cuando Nahuṣa, que tenía seis hijos, recibió la maldición de convertirse en serpiente pitón, su hijo mayor, Yati, entró en la orden de sannyāsa. Debido a ello, el siguiente hijo, Yayāti, fue coronado rey. Por disposición de la providencia, Yayāti se casó con la hija de Śukrācārya. Śukrācārya era un brāhmaṇa y Yayāti un kṣatriya, pero, aun así, Yayāti se casó con ella. La hija de Śukrācārya, Devayānī, tenía una amiga llamada Śarmiṣṭhā, que era la hija de Vṛṣaparvā. El rey Yayāti se casó también con Śarmiṣṭhā. La historia de ese matrimonio es la siguiente: Cierto día, Śarmiṣṭhā estaba jugando en el agua con miles de amigas suyas, entre las que también estaba Devayānī. Por el lugar pasó el Señor Śiva, sentado sobre su toro y acompañado de Umā. Al verlo, las jovencitas se vistieron inmediatamente, pero Śarmiṣṭhā, por error, se puso las ropas de Devayānī. Devayānī, muy enfadada, riñó a Śarmiṣṭhā; ella también se irritó mucho y respondió a Devayānī con más reproches, y finalmente la hizo caer a un pozo. Quiso el azar que el rey Yayāti fuese a aquel pozo a beber agua; allí encontró a Devayānī y la rescató. De ese modo Devayānī aceptó por esposo a Mahārāja Yayāti. Después de esto, Devayānī fue llorando a ver a su padre y le contó lo que había hecho Śarmiṣṭhā. Al saber lo ocurrido, Śukrācārya se enfadó mucho y quiso castigar a Vṛṣaparvā, el padre de Śarmiṣṭhā. Sin embargo, Vṛṣaparvā satisfizo a Śukrācārya ofreciéndole a Śarmiṣṭhā como sirvienta de Devayānī. Fue así como también Śarmiṣṭhā, en calidad de sirvienta de Devayānī, fue con ella a casa de su esposo. Allí, cuando su amiga Devayānī tuvo un hijo, también ella deseó tener uno. Por consiguiente, en el momento adecuado para la concepción, pidió a Mahārāja Yayāti que se uniera con ella. Después de que Śarmiṣṭhā se quedase embarazada también, Devayānī se llenó de envidia. Muy irritada, se fue inmediatamente a casa de su padre y le contó todo lo ocurrido. Śukrācārya volvió a enfadarse y maldijo a Mahārāja Yayāti a volverse viejo; pero, cuando Yayāti le pidió que fuese misericordioso con él, Śukrācārya le dio una bendición, diciéndole que podría transferir su vejez y su invalidez a algún hombre joven. Yayāti cambió su vejez por la juventud de su hijo menor, Pūru. De ese modo pudo disfrutar con muchachas jóvenes.

« Previous Next »