Text 68
sādhavo hṛdayaṁ mahyaṁ
sādhūnāṁ hṛdayaṁ tv aham
mad-anyat te na jānanti
nāhaṁ tebhyo manāg api
sādhavaḥ—los devotos puros; hṛdayam—en lo más profundo del corazón; mahyam—de Mí; sādhūnām—de los devotos puros también; hṛdayam—en lo más hondo del corazón; tu—en verdad; aham—Yo estoy; mat-anyat—nada que no sea Yo; te—ellos; na—no; jānanti—conocen; na—no; aham—Yo; tebhyaḥ—que ellos; manāg api—incluso con una pequeña fracción.
El devoto puro siempre está en lo más profundo de Mi corazón, y Yo estoy siempre en el corazón del devoto puro. Mis devotos no conocen nada aparte de Mí, y Yo no conozco a nadie más que a ellos.
SIGNIFICADO: Durvāsā Muni quiso castigar a Mahārāja Ambarīṣa; de esto se desprende que quería causar dolor en el corazón de la Suprema Personalidad de Dios, pues el Señor dice: sādhavo hṛdayaṁ mahyam: «El devoto puro está siempre en lo más hondo de Mi corazón». Los sentimientos del Señor son como los de un padre, que siente dolor cuando el niño sufre. Por lo tanto, las ofensas a los pies de loto de un devoto son graves. Caitanya Mahāprabhu ha insistido mucho en que no se deben cometer ofensas a los pies de loto de un devoto. Esas ofensas se comparan a un elefante enloquecido que, cuando entra en un jardín, lo destruye todo. Así pues, debemos cuidarnos mucho de las ofensas a los pies de loto de los devotos puros. Mahārāja Ambarīṣa, en realidad, no había hecho nada malo. Durvāsā Muni fue injusto con él, pues no tenía verdadero motivo para castigarle. Mahārāja Ambarīṣa había querido completar el ekādaśī-pāraṇa como parte de su servicio devocional para complacer a la Suprema Personalidad de Dios, de modo que bebió un poquito de agua. Pero Durvāsā Muni, a pesar de ser un gran brāhmaṇa místico, no conocía las cosas como son. Esa es la diferencia entre un devoto puro y un supuesto sabio erudito en el conocimiento védico. El Señor lleva siempre a los devotos en lo más hondo de Su corazón, de modo que estos, sin la menor duda, reciben Sus instrucciones directamente. Esto lo confirma el propio Señor en el Bhagavad-gītā (10.11):
teṣām evānukampārtham
aham ajñānajaṁ tamaḥ
nāśayāmy ātma-bhāvastho
jñāna-dīpena bhāsvatā
«Para otorgarles una misericordia especial, Yo, morando en sus corazones, destruyo con la deslumbrante lámpara del conocimiento la oscuridad que nace de la ignorancia». El devoto no hace nada que no cuente con la aprobación de la Suprema Personalidad de Dios. Vaiṣṇavera kriyā mudrā vijñeha nā bujhaya: Ni siquiera la persona más culta y experimentada puede entender las actividades del vaiṣṇava, del devoto puro. Por lo tanto, nadie debe criticar a un vaiṣṇava puro. El vaiṣṇava sabe lo que hace; sus actos son acertados y correctos, pues siempre actúa bajo la guía de la Suprema Personalidad de Dios.