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Más Allá del Nacimiento y la Muerte

kecid āhur ajaṁ jātaṁ
puṇya-ślokasya kīrtaye
yadoḥ priyasyānvavāye
malayasyeva candanam


Algunos dicen que el Innaciente nace en aras de la glorificación de los reyes piadosos, y otros dicen que ha nacido para complacer al rey Yadu, uno de Tus devotos más queridos. Tú apareces en su familia  como el sándalo aparece en las colinas de Malaya.


Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.32


Como el advenimiento del Señor al mundo material es desconcertante, hay diferentes opiniones acerca del nacimiento del Innaciente. En el Bhagavad-gītā, el Señor dice que Él nace en el mundo material, aunque Él es el Señor de todas las creaciones y es innaciente. De modo que no puede negarse en absoluto el nacimiento del Innaciente, debido a que Él mismo establece esa verdad. Pero aun así hay diferentes opiniones acerca de por qué nace Él. Eso también se declara en el Bhagavad-gītā. Él aparece por medio de Su propia potencia interna, para restablecer los principios religiosos, proteger a los seres piadosos y aniquilar a los impíos. Ésa es la misión del advenimiento del Innaciente. No obstante, se dice que el Señor viene para glorificar al piadoso rey Yudiṣṭhira. El Señor Śrī Kṛṣṇa quería ciertamente establecer el reino de los Pāṇḍavas por el bien de todos los seres del mundo. Cuando un rey piadoso gobierna el mundo, la gente es feliz. Cuando el gobernante es impío, la gente es infeliz. En la era de Kali, los gobernantes son impíos en la mayoría de los casos, por tanto, los ciudadanos también están infelices continuamente. Pero en el caso de la democracia, los mismos ciudadanos impíos eligen a su representante para que los gobierne y, en consecuencia, no pueden culpar a nadie de su infelicidad. Mahārāja Nala también fue célebre como gran rey piadoso, pero él no tenía ninguna relación con el Señor Kṛṣṇa. Por consiguiente, a Mahārāja Yudiṣṭhira se le destina aquí a ser glorificado por el Señor Kṛṣṇa, quien también había glorificado al rey Yadu al nacer en su familia. Al Señor se le conoce como Yādava, Yaduvīra, Yadunandana, etc., aunque Él siempre es independiente de dicha obligación. Él es como el sándalo que crece en las colinas de Malaya. Los árboles pueden crecer en cualquier parte, pero como los árboles de sándalo crecen principalmente en el área de las colinas de Malaya, el nombre del sándalo y las colinas de Malaya están estrechamente vinculados. Por lo tanto, se concluye que el Señor es por siempre innaciente como el Sol y, sin embargo, Él aparece del mismo modo en que el Sol sale por el horizonte oriental. Así como el Sol nunca es el Sol del horizonte oriental, así mismo el Señor no es el hijo de nadie, sino más bien el padre de todo lo que existe.


En el Bhagavad-gītā (4.6), el Señor dice:

ajo ’pi sann avyayātmā
bhūtānām īśvaro ’pi san
prakṛtiṁ svām adhiṣṭhāya
sambhavāmy ātma-māyayā


«Aunque soy innaciente y Mi cuerpo trascendental nunca se deteriora, y aunque soy el Señor de todas las entidades vivientes, Yo aparezco en cada milenio en Mi forma trascendental original».


Kṛṣṇa es innaciente, y también nosotros somos innacientes, pero, a diferencia del Señor, nosotros hemos quedado atrapados en un cuerpo material. Por consiguiente, no podemos mantener nuestra posición de innacientes, sino que tenemos que nacer y transmigrar de un cuerpo a otro, sin ninguna garantía de qué clase de cuerpo recibiremos a continuación. Incluso en esta vida, estamos obligados a aceptar un cuerpo tras otro. El bebé deja su cuerpo de la infancia y acepta el cuerpo de niño, y el niño deja su cuerpo de la niñez y acepta el cuerpo de joven, que luego deja por un cuerpo de anciano. Así pues, es natural concluir que, cuando dejemos nuestro cuerpo viejo, tendremos que aceptar otro cuerpo; aceptaremos de nuevo el cuerpo de bebé.


Ése es un ciclo natural del mundo material. Es similar a los cambios de estación. Después de la primavera viene el verano, y después del verano viene el otoño, y luego el invierno, y luego de nuevo la primavera. De igual modo, después del día viene la noche y después de la noche viene el día. Y así como estos cambios cíclicos ocurren uno tras otro, así mismo nosotros pasamos de un cuerpo a otro, y es natural concluir que, después de abandonar el cuerpo actual, habremos de recibir otro cuerpo (bhūtvā bhūtvā pralīyate).


Esa conclusión es muy lógica, la respalda el śāstra, las Escrituras védicas, y lo afirma también la más grande de todas las autoridades, el propio Kṛṣṇa. Por lo tanto, ¿por qué no habríamos de aceptarlo? Si no aceptamos esto —si creemos que no hay vida después de la muerte—, somos unos tontos.


Sí hay vida después de la muerte, y también hay la oportunidad de liberarse del ciclo de los sucesivos nacimientos y muertes y lograr una vida de inmortalidad. Pero, debido a que hemos estado acostumbrados a aceptar un cuerpo tras otro desde tiempos inmemoriales, nos resulta difícil pensar en una vida que sea eterna. Y la vida de la existencia material es tan problemática que podríamos pensar que, si hay una vida eterna, también ha de ser problemática. Por ejemplo, un hombre enfermo que está tomando una medicina muy amarga y que está en cama, teniendo que comer, defecar y orinar allí, sin poder moverse, puede que considere su vida tan intolerable que piense: «Voy a suicidarme». De forma similar, la vida materialista es tan desoladora que, por la desesperación, a veces se adopta una filosofía nihilista o impersonalista para tratar de negar la propia existencia y volver todo un cero. De hecho, sin embargo, volverse cero no es posible, ni tampoco es necesario. En nuestra condición material nos hallamos en dificultades, pero cuando salimos de nuestra condición material, podemos encontrar verdadera vida, vida eterna.


Como somos partes integrales de Kṛṣṇa, que es aja, es decir, que está más allá del nacimiento y la muerte, nosotros también somos aja. ¿Cómo no habríamos de serlo? Si mi padre es feliz y yo soy el hijo de mi padre, ¿por qué habría yo de ser infeliz? Puedo concluir, naturalmente, que habré de disfrutar de las pertenencias de mi padre tal como él disfruta de ellas. De igual manera, Dios, Kṛṣṇa, es todopoderoso, supremamente hermoso, supremamente conocedor y completo en todo, y aunque puede que yo no sea completo, soy parte integral de Dios, por tanto, tengo todas las cualidades de Dios en una cierta medida.


Dios no muere, así que yo tampoco habré de morir. Ésa es mi posición. Eso se explica en el Bhagavad-gītā (2.20): na jāyate mriyate vā kadācit. Al describir el alma, Kṛṣṇa dice que nunca nace (na jāyate), y si no nace, ¿cómo es posible que muera? No hay ninguna posibilidad de muerte (mriyate vā). La muerte es para aquel que ha nacido, y si no se ha nacido, tampoco se tiene que morir.


Desgraciadamente, sin embargo, no sabemos eso. Estamos llevando a cabo investigaciones científicas, pero no sabemos que la entidad viviente es un alma espiritual, sin nacimiento ni muerte. He ahí nuestra ignorancia. El alma es eterna, perpetua y primordial (nityaḥ śāśvato ’yaṁ purāṇo). El alma no muere con la aniquilación del cuerpo (na hanyate hanyamāne śarīre). Pero, aunque el alma no muere, recibe otro cuerpo, y eso se denomina bhava-roga, la enfermedad material.


Puesto que Kṛṣṇa es la entidad viviente suprema (nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām), nosotros somos exactamente iguales a Kṛṣṇa, diferenciándonos de Él por el hecho de que Kṛṣṇa es vibhu, ilimitado, mientras que nosotros somos aṇu, limitados. En términos cualitativos, somos prácticamente iguales a Kṛṣṇa. De manera que, cualquier propension que Kṛṣṇa tenga, nosotros también las tenemos. Por ejemplo, Kṛṣṇa tiene la propensión a amar a alguien del sexo opuesto y, en consecuencia, nosotros tenemos esa misma propensión. El origen del amor se halla presente en el amor eterno entre Rādhā y Kṛṣṇa. Nosotros también estamos buscando amor eterno, pero, debido a que estamos condicionados por las leyes materiales, nuestro amor se interrumpe. Mas, si podemos trascender esa interrupción, podremos participar en intercambios amorosos similares a los de Kṛṣṇa y Rādhārāṇī. Así que nuestro objetivo debe ser ir de regreso al hogar, de vuelta a Kṛṣṇa, pues, como Kṛṣṇa es eterno, nosotros recibiremos allí un cuerpo eterno.


Kuntī dice: kecid āhur ajaṁ jātam: El eterno supremo, el innaciente supremo, ahora ha nacido. Pero, aunque Kṛṣṇa nace, Su nacimiento no es como el nuestro. Eso hemos de saberlo. El Señor dice en el Bhagavad-gītā (4.9):

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna


«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna!».


En el Śrīmad-Bhāgavatam se explica que cuando Kṛṣṇa apareció por primera vez, no nació del vientre de Devakī, sino que apareció primero en la majestuosa forma de Viṣṇu de cuatro brazos, y luego Se volvió un bebé y Se puso en el regazo de Devakī. Por consiguiente, el nacimiento de Kṛṣṇa es trascendental, mientras que nuestro nacimiento tiene lugar a la fuerza, por las leyes de la naturaleza. Kṛṣṇa no Se encuentra bajo el control de las leyes de la naturaleza; las leyes de la naturaleza actúan bajo Su control (mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sa-carācaram). Prakṛti, la naturaleza, actúa bajo las órdenes de Kṛṣṇa, y nosotros actuamos bajo las órdenes de la naturaleza. Kṛṣṇa es el amo de la naturaleza, y nosotros somos sirvientes de la naturaleza. Así pues, Kuntīdevī dice: kecid āhuḥ: «Puede que alguien diga que el innaciente ha nacido». Pudiera parecer que Él ha nacido como nosotros, pero en verdad no lo ha hecho. Kuntīdevī dice claramente: kecid āhuḥ: «Puede que algunas personas necias digan que Él ha nacido». El propio Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (9.11): avajānanti māṁ mūḍha mānuṣīm tanum āśritam: «Como Yo he aparecido exactamente igual que un ser humano, los sinvergüenzas creen que también soy exactamente igual que un ser humano común». Paraṁ bhāvam ajānantaḥ: «Ellos no conocen el misterio que hay tras el nacimiento de Dios como ser humano».


Kṛṣṇa está en todas partes. El Señor Se encuentra situado en el corazón de todo el mundo (īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati). Y como Él Se halla dentro de nosotros y es todopoderoso, ¿por qué habría de ser difícil para Él aparecer ante nosotros? Cuando el gran devoto Dhruva Mahārāja estaba meditando en la forma de Viṣṇu de cuatro brazos, repentinamente su meditación se interrumpió, y de inmediato vio ante él la misma forma en la que había estado meditando. ¿Fue acaso muy difícil para Kṛṣṇa aparecer de esa manera? Claro que no. De modo similar, no fue difícil para Él aparecer ante Devakī en la misma forma de cuatro brazos. Así que, Kṛṣṇa dice: janma karma ca me divyam: «Hay que entender Mi nacimiento y actividades trascendentales». Y Kuntīdevī los entiende. Ella sabe que, aunque a algunos tontos les parece que Kṛṣṇa nace, de hecho Él es innaciente.


Pero, ¿por qué Kṛṣṇa habría de realizar el pasatiempo de nacer? Kuntīdevī responde: puṇya-ślokasya kīrtaye: Para glorificar a aquellos que son muy piadosos y que están muy adelantados en la comprensión espiritual. Kṛṣṇa viene como hijo de Devakī, para glorificar a Su devota Devakī. Kṛṣṇa viene como hijo de Yaśodā, para glorificar a Yaśodā. De igual manera, Kṛṣṇa aparece en la dinastía de Mahārāja Yadu, Su gran devoto, únicamente para glorificar a Mahārāja Yadu. Por eso a Kṛṣṇa aún se Le conoce como Yādava, el descendiente de Mahārāja Yadu. Kṛṣṇa no tiene ninguna obligación de nacer en una familia o país en particular, mas Él lo hace para glorificar a una cierta persona o a una cierta familia en virtud de su devoción. En consecuencia, se dice que Su nacimiento es divyam, trascendental.


El Señor no está obligado a nacer, pero nosotros sí lo estamos. Ésa es la diferencia que hay entre nuestro nacimiento y el de Kṛṣṇa. Si por nuestro karma, o actividades, somos aptos para nacer en una buena familia de la sociedad humana o de la sociedad de los semidioses, así será, pero si nuestras actividades son tan bajas como las de los animales, habremos de nacer en una familia de animales. Ésa es la fuerza del karma. Karmaṇā daiva-netreṇa jantur dehopapattaye (Śrīmad-Bhāgavatam 3.31.1). Nosotros desarrollamos un cierto tipo de cuerpo conforme a nuestro karma.


La forma humana de vida tiene por objeto que se entienda al Supremo, la Verdad Absoluta (athāto brahma-jijñāsā). Pero si no nos esforzamos por lograr eso, si desperdiciamos esta oportunidad y simplemente permanecemos como animales, habremos de regresar a una forma de vida animal. Por lo tanto, el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa está tratando de salvar a la gente de tener que descender a la vida animal.


Se dice que el advenimiento del Señor Kṛṣṇa se asemeja al crecimiento de árboles de sándalo en las colinas de Malaya (malayasyeva candanam). Existen dos Malayas: las colinas de Malaya, y la parte del mundo conocida como Malasia. El árbol de candana, el árbol de sándalo, puede crecer en cualquier parte —no hay ninguna regla por la que tenga que crecer en Malasia o en las colinas de Malaya—, pero debido a que ese sándalo crece abundantemente en esas partes del mundo, es conocido como malaya-candana. En los países occidentales hay un agua perfumada que se conoce como agua de colonia. La misma se puede producir en cualquier parte, pero debido a que se elaboró originalmente en la ciudad de Colonia, se conoce como agua de colonia. De manera similar, el sándalo puede crecer en cualquier parte, pero debido a que originalmente era muy abundante en Malasia y en las colinas de Malaya, es conocido como sándalo malayo. Kuntī ofreció esta oración hace cinco mil años, y eso indica que hace cinco mil años se cultivaba sándalo en Malasia. Malasia no es un nombre nuevo; hace miles y miles de años los seguidores de la cultura védica lo conocían. Desde luego que hoy en día Malasia está cultivando árboles de caucho, debido a que hay mucha demanda de caucho, pero antiguamente Malasia cultivaba sándalo en gran escala, pues había una gran demanda de sándalo, especialmente en la India.


Como la India es un país tropical y el sándalo es muy refrescante, la gente de allí usa la pasta de sándalo como cosmético. Incluso hoy en día, durante los muy calurosos días de la estación de verano, aquellos que pueden pagarlo se aplican pasta de sándalo por todo el cuerpo y se sienten frescos todo el día. En la India era usual que después de bañarse y santificar el cuerpo mediante la aplicación de marcas de tilaka, se ofrecía reverencias a la Deidad, se tomaba un poco de candana-prasāda del cuarto de la Deidad, y se aplicaba por el cuerpo como cosmético. Eso se llamaba prasādhanam. Pero se dice que en Kali-yuga, la era actual, snānam eva prasādhanam (Śrīmad-Bhāgavatam 12.2.5): Si tan siquiera uno puede bañarse bien, eso es prasādhanam. En la India, hasta el más pobre de los hombres se baña todos los días temprano por la mañana, pero cuando fui a Norteamérica, vi que hasta el baño diario resulta una cuestión difícil y no es lo que usualmente se acostumbra. En la India estamos acostumbrados a ver que la gente se baña tres veces al día, pero en Nueva York he visto que a veces uno tiene que ir a la casa de un amigo a bañarse, pues puede que no se tenga en casa las facilidades de hacerlo. Ésos son signos de Kali-yuga. Snānam eva prasādhanam. En Kali-yuga, incluso bañarse será algo muy difícil.


Otro signo de Kali-yuga es dākṣyaṁ kuṭumba-bharaṇam (Śrīmad-Bhāgavatam 12.2.7): Será famoso por sus actividades piadosas quien simplemente pueda mantener a su familia. La palabra dākṣyaṁ, que significa «famoso por actividades piadosas», proviene de dakṣa, que significa «experto». En Kali-yuga se considerará experto, a quien pueda mantener a una familia constituida por uno mismo, su esposa y uno o dos hijos. En la India, por supuesto, la familia tradicional es la familia conjunta, constituida por un hombre y su esposa, sus padres e hijos, su familia política, etc. Pero en Kali-yuga será difícil mantener a una simple familia constituida por uno, su esposa y unos cuantos hijos. Cuando yo estaba viviendo en Nueva York, entre la gente que venía a nuestras clases había una señora mayor que tenía un hijo ya grande. Yo le pregunté: «¿Por qué su hijo no se casa?». Ella respondió: «Él podrá casarse cuando pueda mantener a una familia». Yo no sabía que mantener a una familia era allí una cosa tan difícil. Pero eso se describe en el Bhāgavatam: si un hombre puede mantener a una familia, se le considerará muy glorioso, y si una muchacha tiene esposo, se considerará que es muy afortunada.

No estamos interesados en criticar, pero los signos de Kali-yuga son muy fuertes, y se volverán más fuertes aún. La duración de Kali-yuga es de 432 000 años, y aunque sólo han pasado cinco mil, ya observamos muchísimas dificultades; y cuanto más avancemos en este Kali-yuga, más difíciles serán los tiempos. El mejor camino, en consecuencia, consiste en completar nuestro cultivo de conciencia de Kṛṣṇa y regresar al hogar, de vuelta a Dios. Eso nos salvará. De lo contrario, si regresamos de nuevo a tener otra vida en Kali-yuga, habremos de encontrar días difíciles en el futuro, y tendremos que sufrir cada vez más.

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