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Atravesando las Corrientes de la Ilusión

śṛṇvanti gāyanti gṛṇanty abhīkṣṇaśaḥ
smaranti nandanti tavehitaṁ janāḥ
ta eva paśyanty acireṇa tāvakaṁ
bhava-pravāhoparamaṁ padāmbujam


¡Oh, Kṛṣṇa!, aquellos que continuamente oyen, cantan y repiten las narraciones de Tus actividades trascendentales, o se complacen cuando otros lo hacen, ven ciertamente Tus pies de loto, que son lo único que puede detener la repetición de nacimientos y muertes.


Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.36


Con nuestros presentes ojos condicionados no podemos ver al Supremo Señor Śrī Kṛṣṇa. Para verlo, tenemos que cambiar nuestra visión actual mediante el desarrollo de una condición de vida diferente, colmada de amor espontáneo por Dios. Cuando Śrī Kṛṣṇa estaba presente personalmente en la Tierra, no todo el mundo pudo verlo como Suprema Personalidad de Dios. Materialistas como Rāvaṇa, Hiraṇyakaśipu, Kaṁsa, Jarāsandha y Śiśupāla, eran personalidades altamente capacitadas en virtud de la adquisición de bienes materiales, pero fueron incapaces de percibir la presencia del Señor. Por consiguiente, pese a que el Señor Se halle presente ante nuestros ojos, no nos es posible verlo, a menos que tengamos la visión que se requiere para ello. Este requisito necesario se desarrolla únicamente por medio del proceso del servicio devocional, comenzando con oír a las fuentes correctas hablar del Señor. El Bhagavad-gītā es una de las obras literarias populares cuyo contenido la generalidad de la gente comúnmente oye, canta, repite, etc., pero a pesar de dicho oír, etc., a veces se experimenta que el ejecutor de dicho servicio devocional no ve al Señor cara a cara. La razón es que lo primero, śravaṇa, es muy importante. Si se oye a las fuentes correctas, el oír actúa muy rápidamente. Por lo general, la gente oye a personas desautorizadas. Esas personas desautorizadas puede que sean muy eruditas desde el punto de vista de las aptitudes académicas, pero como no siguen los principios del servicio devocional, oírlas se vuelve una total pérdida de tiempo. Algunas veces dichas personas interpretan los textos a su manera, para que se adapten a sus propios fines. Por lo tanto, primero debemos seleccionar a un orador competente y genuino, y luego oírlo. Cuando el proceso de oír se hace de un modo perfecto y completo, los demás procesos automáticamente se vuelven perfectos por sí mismos.


Existen diferentes actividades trascendentales del Señor, y todas y cada una de ellas son capaces de proporcionar el resultado deseado, siempre y cuando el proceso de oír sea perfecto. En el Bhāgavatam, las actividades del Señor comienzan con Sus tratos con los Pāṇḍavas. Existen muchos otros pasatiempos del Señor respecto a Sus tratos con los asuras y otros. Y en el Décimo Canto se mencionan los sublimes tratos con Sus asociadas conyugales, las gopīs, así como con Sus esposas en Dvārakā. Puesto que el Señor es absoluto, no hay diferencia en la naturaleza trascendental de todos y cada uno de los tratos del Señor. Pero a veces, la gente, a través de un proceso de oír desautorizado, se interesa más en oír hablar de Sus tratos con las gopīs. Semejante inclinación pone de manifiesto los lujuriosos sentimientos del oyente, por lo cual un orador genuino de los tratos del Señor nunca condesciende con esa clase de audiciones. Se debe oír hablar del Señor desde el mismo comienzo, tal como se presenta el Śrīmad-Bhāgavatam o en cualquier otra Escritura, y eso ayudará al oyente a alcanzar la perfección mediante el desarrollo progresivo. No se debe considerar, por consiguiente, que los tratos del Señor con los Pāṇḍavas son menos importantes que Sus tratos con las gopīs. En todo momento debemos recordar que el Señor siempre es trascendental a todo apego mundano. En todos los tratos del Señor anteriormente mencionados, Él es el héroe en todas las circunstancias, y oír hablar de Él o de Sus devotos o combatientes es favorable para la vida espiritual. Se dice que los Vedas y Purāṇas, etc., se hicieron todos para revivir nuestra perdida relación con Él. Oír la exposición de todas esas Escrituras es esencial.


En los versos anteriores, Kuntīdevī ha explicado que aquellos que han venido al mundo material están trabajando muy arduamente —tanto como los asnos— y que tienen una carga tan pesada que no pueden tolerarla. Como sus deseos lujuriosos han creado un trabajo pesado que siempre los pone en dificultades, Kṛṣṇa viene a introducir el sistema mediante el cual se puedan liberar de esa vida continuamente problemática.


La religión consiste en las leyes de Dios. La gente que no sabe esto piensa que religión significa fe. Pero aunque usted tenga fe en algo y yo tenga fe en alguna otra cosa, aunque yo crea en usted, y usted crea o no en mí, eso no es religión. Incluso existe una misión supuestamente religiosa que dice: «Usted puede idear su propio camino». Yathā mata tathā pathā: «Todo lo que usted considere correcto, es correcto». Ésa es su filosofía. Pero eso no es ciencia. Supónganse que yo soy un demente. ¿Acaso todo lo que yo piense será correcto? ¿Cómo podría serlo? «Dos más dos son cuatro» es ciencia. Si yo creo que dos más dos son cinco, o tres, ¿se vuelve por ello cierto? No. De modo que existen leyes de Dios, y cuando hay dharmasya glāniḥ, cuando nos alejamos de esas leyes, sufrimos. Así como puede que suframos por violar las leyes del Estado, en cuanto violamos las leyes de Dios quedamos sometidos a muchísimas tribulaciones.


Ahora bien, ¿cómo hemos de liberarnos de esas tribulaciones? Kṛṣṇa viene a liberarnos de ellas dándonos el bhakti-yoga. Kṛṣṇa recomienda: «Haz esto», y si lo hacemos nos aliviaremos. Prahlāda Mahārāja señala que este bhakti-yoga comprende nueve aspectos:

śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ
smaraṇaṁ pāda-sevanam
arcanaṁ vandanaṁ dāsyaṁ
sakhyam ātma-nivedanam

iti puṁsārpitā viṣṇau
bhaktiś cen nava-lakṣaṇā
kriyeta bhagavaty addhā
tan manye ’dhītam uttamam


«Escuchar, glorificar y recordar el santo nombre, la forma, los pasatiempos, cualidades y séquito del Señor Viṣṇu, servir los pies de loto del Señor, ofrecer al Señor una adoración respetuosa, ofrecerle oraciones, volverse Su sirviente, considerar al Señor el mejor amigo, y entregarle todo (en otras palabras, servirlo con el cuerpo, la mente y las palabras), estos nueve procesos se aceptan como servicio devocional puro. A aquel que ha dedicado su vida al servicio de Kṛṣṇa a través de esos nueve métodos se le debe considerar la persona más erudita de todas, pues ha adquirido conocimiento completo» (Bhāg. 7.5.23–24).


«Oír» significa oír hablar de las actividades de alguien, su forma, cualidades, séquito, etc. Si yo quiero oír hablar de alguien, ese alguien debe tener algunas actividades. Oímos hablar de la historia, y ¿qué es esa historia? No es más que el registro de las actividades de diferentes personas en diferentes épocas. En cuanto se presenta la cuestión de oír, debemos preguntar qué tema debemos oír. Śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ: Debemos oír hablar de las actividades del Señor Viṣṇu, o del Señor Kṛṣṇa, y no de las noticias del periódico. Brahma-jijñāsā: debemos hacer preguntas y oír hablar acerca de Brahman, el Supremo. Ésas son las afirmaciones de los Vedas. En nuestro movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa también oímos y cantamos, pero ¿cuál es el tema? El tema es Kṛṣṇa. No estamos oyendo hablar de informes del mercado, del precio de esta acción o de aquella. No. Estamos oyendo hablar de Kṛṣṇa.


Y oír tiene que ir acompañado de hablar o cantar. Así que hablamos y cantamos acerca de Kṛṣṇa (śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ). En cuanto uno se vuelve experto en oír y cantar, la siguiente etapa es smaraṇam, pensar o meditar. Todo lo que hablemos u oigamos, más tarde lo contemplaremos o meditaremos en ello. Primero,  debemos comenzar con śravaṇam, oír, pues si no, ¿cómo puede haber meditación? Si no conocemos el tema de la meditación, ¿qué posibilidad hay de meditar? Por consiguiente, debe haber audición y canto acerca del Señor Viṣṇu (śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ).


En el yoga, la verdadera meditación tiene por objeto ver la mūrti de Viṣṇu de cuatro brazos, que es la forma del Señor que Se halla en el corazón. Eso es verdadera meditación. Ahora, los sinvergüenzas han inventado otros métodos que llaman meditación, pero eso no es verdadera meditación. Los sentidos son muy inquietos, y van con la mente de un lado a otro, pero mediante el sistema de aṣṭāṅga-yoga, que regula la manera de sentarse, la respiración, etc., se pueden controlar los sentidos y concentrar la mente en la forma de Viṣṇu. Esa concentración se denomina samādhi, y es el verdadero objetivo del yoga. Así pues, el sistema de aṣṭāṅga-yoga tiene por objeto llegar al punto de smaraṇam, o recordar al Señor Supremo.


El siguiente proceso del servicio devocional es arcanam, la adoración de la Deidad, la forma de Kṛṣṇa que Se encuentra en el templo.

śrī-vigrahārādhana-nitya-nānā-
śṛṅgāra-tan-mandira-mārjanādau


(Śrī Gurv-aṣṭaka 3)


No hay que creer que se debe adorar a Kṛṣṇa una vez por semana o una vez al mes. Más bien, se debe adorar a Kṛṣṇa las veinticuatro horas del día (nitya). La Deidad debe tener un vestido diferente cada día, o dos o cuatro veces al día, tantas veces como sea posible. Eso se denomina śṛṅgāra. Kṛṣṇa es el disfrutador más opulento de todos, y nosotros debemos suministrarle cosas con las cuales Él pueda disfrutar. Por ejemplo, si alguien me da ropa nueva, yo digo: «¡Oh!, esta ropa es muy bonita», y eso constituye un placer para mí. De igual manera, cada día debemos tratar de satisfacer a Kṛṣṇa con una ropa espléndida. El vestido de la Deidad debe ser de primera, la comida que se Le ofrece debe ser de primera, y el lugar del templo en el que Él se encuentre debe ser de primera, o incluso más que de primera. Además, el templo siempre debe estar tan limpio como el cristal. Todo el mundo señala que los templos del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa son muy limpios; y deben ser muy limpios. Cuanto más limpiamos el templo, más se limpia nuestro corazón. Ése es el proceso del servicio devocional. Cuanto más vestimos a Kṛṣṇa, más satisfechos nos sentimos. Actualmente estamos acostumbrados a ver y apreciar nuestra propia ropa. Yo pienso: «Qué ropa tan costosa tengo», y de ese modo me siento satisfecho. Pero cuando vistamos a Kṛṣṇa, sentiremos satisfacción espiritual.

yuktasya bhaktāṁś ca niyuñjato ’pi
vande guroḥ śrī-caraṇāravindam

(Śrī Gurv-aṣṭaka 3)


Es deber del maestro espiritual ocupar siempre a sus discípulos en adorar a la Deidad de esa manera, y es a semejante guru, o maestro espiritual, a quien ofrecemos nuestras reverencias.


Con la palabra śṛṇvanti, Kuntīdevī indica que nuestra primera preocupación debería ser oír hablar de Kṛṣṇa. Debemos estar ansiosos de oír. ¿Por qué pagamos una mensualidad para ir a la universidad? Para oír. Por el hecho de sentarnos y oír al erudito profesor, obtenemos conocimiento. En consecuencia, el devoto siempre se dedica a oír hablar de Kṛṣṇa. Para aquellos que están cultivando conciencia de Kṛṣṇa, lo primero es oír.


Si alguien verdaderamente ha oído hablar de Kṛṣṇa, su siguiente ocupación en el bhakti-yoga será cantar (gāyanti). Los predicadores del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa van de pueblo en pueblo, de aldea en aldea. ¿Por qué? ¿Con qué finalidad? Para predicar, para cantar, de manera que la gente pueda recibir la oportunidad de oír esta filosofía y tomarla en serio (gṛṇanti). La palabra abhīkṣṇaśaḥ indica que estas ocupaciones deben realizarse continuamente, las veinticuatro horas del día, sin interrupción. Caitanya Mahāprabhu recomienda pues: kīrtanīyaḥ sadā hariḥ: Hay que dedicarse a cantar las veinticuatro horas del día. Ésa es la ocupación de los devotos conscientes de Kṛṣṇa.


Se pueden poner en práctica todos los métodos del servicio devocional o se puede adoptar sólo uno de ellos. Tan sólo oír es suficiente. Parīkṣit Mahārāja no hizo más que sentarse ante Śukadeva Gosvāmī y oír durante los últimos siete días de su vida. Si alguien simplemente oye, sin hacer nada más, si uno simplemente se sienta en el templo y siempre que haya una charla del Bhagavad-gītā se queda a oír, eso será suficiente. Incluso si no entiende, por favor oiga. La vibración, el mantra, lo ayudará. La comprensión académica o gramatical no es muy importante. Puede que alguien no sepa gramática sánscrita, pero el bhakti es apratihatā, nada lo puede estorbar. Nada puede impedir el progreso del bhakti. En consecuencia, simplemente se debe adoptar este proceso de oír, tal como lo recomendó Caitanya Mahāprabhu.


Después de que Caitanya Mahāprabhu entró en la orden de vida de renuncia, fue criticado por Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, quien había sido un compañero de escuela de Nīlāmbara Cakravartī, el suegro de Jagannātha Miśra, el padre de Caitanya Mahāprabhu. Debido a esa relación, Sārvabhauma Bhaṭṭācārya estaba al nivel del abuelo de Caitanya Mahāprabhu. Así pues, Le dijo: «Tú eres un muchacho de sólo veinticuatro años, y ahora has entrado en la orden de sannyāsa. La orden de sannyāsa es muy difícil de mantener, porque para un hombre joven el mundo tiene muchísimas atracciones. Así que debes oír el Vedānta-sūtra». Sārvabhauma Bhaṭṭācārya pertenecía a la escuela māyāvāda, y esto indica que oír es importante incluso entre los māyāvādīs, quienes hacen énfasis en la importancia de oír el Vedānta-sūtra. Los vaiṣṇavas, los devotos de Kṛṣṇa, también oyen el Vedānta-sūtra, pero no de labios de los māyāvādīs, que lo interpretan falsamente y arruinan el proceso de oír. Los vaiṣṇavas verdaderamente oyen el Vedānta-sūtra, porque no lo interpretan. Cuando Kṛṣṇa dice: «Yo soy el Supremo», los vaiṣṇavas lo aceptan, y ésa es la manera correcta de oír. Si alguien interpreta el Vedānta-sūtra o el Bhagavad-gītā de una manera especulada, diciendo «la palabra kṛṣṇa significa esto, y kurukṣetra significa aquello», simplemente está perdiendo su tiempo. Se debe oír la exposición de esa obra literaria tal como es.


Así pues, aunque Caitanya Mahāprabhu accedió a oír el Vedānta de labios de Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, simplemente Se quedó oyéndolo durante muchos días, pero no hizo ninguna pregunta. Finalmente, Sārvabhauma Bhaṭṭācārya Le dijo: «Mi querido muchacho, estás oyendo pero no haces ninguna pregunta. ¿Por qué? ¿Será que no entiendes? ¿Cuál es la razón de que estés callado?». Caitanya Mahāprabhu respondió: «Yo sí entiendo. Pero estoy callado porque usted está explicando el Vedānta-sūtra de una manera especulada. En consecuencia, simplemente estoy escuchando los versos del Vedānta-sūtra, pero en realidad no lo estoy escuchando a usted». De modo que Él dijo indirectamente: «Usted está explicando el significado de una manera necia». Más adelante, Él dijo: «Los versos del Vedānta-sūtra son como la luz del Sol, pero sus explicaciones son como nubes que los cubren».


Nadie necesita de una lámpara para ver el Sol. Todo el mundo puede verlo. Pero si una nube lo cubre, es muy difícil verlo. De la misma manera, el Vedānta-sūtra es como el Sol, pero las interpretaciones māyāvādas cubren su verdadero significado. Los māyāvādīs nunca aceptan el significado directo. Hasta grandes líderes políticos que están influenciados por la filosofía māyāvāda cubren el significado de las Escrituras védicas especulando que «Kurukṣetra significa esto, y dharmakṣetra significa esto otro». Por lo tanto, nuestra norma debe ser oír el original, tal como es. Así será eficaz. Śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ: A Viṣṇu debe oírsele tal como Él es. Entonces podremos meditar en Viṣṇu y recordarlo (smaranti). De ese modo, nos llenaremos de júbilo (nandanti). La palabra nandana significa «placentero», y de esa manera nos ponemos en contacto con el embalse del placer.


Por consiguiente, aquellos que están cultivando conciencia de Kṛṣṇa tienen que oír hablar de Kṛṣṇa, tienen que hablar de Kṛṣṇa, y tienen que ocuparse sólo en cosas relacionadas con Kṛṣṇa. «Mediante ese proceso —Kuntīdevī dice al Señor—, algún día llegaré a verte». Y cuando uno ve a Dios, Kṛṣṇa, ¿cuál es el efecto? Bhava-pravāhoparamom. La palabra pravāha significa «corriente». Cuando en el río hay corrientes muy violentas y algún animal cae en ellas, el animal es arrastrado. De igual modo, a nosotros nos están arrastrando las corrientes de la naturaleza material, que vienen una tras otra, como grandes olas en el océano Pacífico. Puesto que nos hallamos bajo las garras de las tres modalidades de la naturaleza material (prakṛteḥ kriyamāṇāni guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ), estamos siendo arrastrados. En consecuencia, Bhaktivinoda Ṭhākura dice: māyāra vaśe yaccha bhese: «A ti te están llevando, arrastrando, las corrientes de la naturaleza material». Éstas son las corrientes del hambre y la sed, del nacimiento, la muerte y la vejez, las corrientes de la ilusión. Nosotros somos almas espirituales, pero debido a que se nos ha puesto en el océano material, las corrientes nos están llevando. Sin embargo, si nos dedicamos las veinticuatro horas del día a oír, a cantar y a servir a Kṛṣṇa con sinceridad, la corriente se detendrá.


¿Dónde se detendrá la corriente? Kuntīdevī dice al Señor: padāmbujam: «Se detendrá en Tus pies de loto». Tenemos que aprender a ver los pies de loto de Kṛṣṇa y ofrecer un poquito de tulasī y pasta de sándalo a los pies de loto del Señor, y entonces esa corriente de la vida material se detendrá.

Puede que en el océano haya corrientes, pero si conseguimos un buen bote, las podemos atravesar muy bien. Como se menciona en otro verso del Śrīmad-Bhāgavatam (10.14.58): samāśritā ye pada-pallava-plavam. Un pétalo de loto es algo así como un pequeño bote y, por lo tanto, este verso dice que si nos refugiamos en el bote-pétalo de los pies de loto de Kṛṣṇa, el gran océano del nacimiento y la muerte se vuelve tan insignificante como el agua que cabe en la huella de un ternero. En la India, durante la estación lluviosa, las carreteras se ponen fangosas, y cuando las vacas y terneros caminan por ellas, hacen hoyos que se llenan de agua. Pero, desde luego, en cualquier momento se puede saltar fácilmente por sobre una docena de esos charcos. Así mismo, aunque para los demás el mundo del nacimiento y la muerte es como un gran océano, para el devoto es como uno de esos charcos (bhavām-budhir vatsa-padam), y él puede saltarlo muy fácilmente. De ese modo, el devoto alcanza el paraṁ padam, la morada suprema. Entonces, ¿qué puede decirse del mundo material? Padaṁ padaṁ yad vipadām: que no es un lugar para devotos, sino para gente que sufre. Por consiguiente, Kuntīdevī sugiere que: «Este cultivo de conciencia de Kṛṣṇa es la medicina para los sufrimientos. Tómalo y sé feliz».

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