Texts 14-15
māyā yaiche dui aṁśa — ‘nimitta’, ‘upādāna’
māyā — ‘nimitta’-hetu, upādāna — ‘pradhāna’
puruṣa īśvara aiche dvi-mūrti ha-iyā
viśva-sṛṣṭi kare ‘nimitta’ ‘upādāna’ lañā
māyā—la energía externa; yaiche—como; dui aṁśa—dos partes; nimitta—la causa; upādāna—los ingredientes; māyā—la energía material; nimitta-hetu—causa original; upādāna—ingredientes; pradhāna—causa inmediata; puruṣa—la personal Señor Viṣṇu; īśvara—la Suprema Personalidad de Dios; aiche—de ese modo; dvi-mūrti ha-iyā—tomando dos formas; viśva-sṛṣṭi kare—crea este mundo material; nimitta—la causa original; upādāna—la causa material; lañā—con.
Así como la energía externa está constituida por dos partes, la causa eficiente [nimitta] y la causa material [upādāna], siendo māyā la causa eficiente y pradhāna la causa material, el Señor Viṣṇu, la Suprema Personalidad de Dios, adopta dos formas para crear el mundo material con la causa eficiente y la material.
SIGNIFICADO: Hay dos tipos de investigación para encontrar la causa original de la creación. Una conclusión es que la Suprema Personalidad de Dios, la forma omnisciente, eterna y plena de bienaventuranza, es, indirectamente, la causa de esta manifestación cósmica y, directamente, la causa del mundo espiritual, en el que hay innumerables planetas espirituales conocidos como los Vaikuṇṭhas, y en el que también está Su morada personal, conocida como Goloka Vṛndāvana. En otras palabras, hay dos manifestaciones, el cosmos material y el mundo espiritual. Del mismo modo que en el mundo material hay innumerables planetas y universos, en el mundo espiritual hay también innumerables planetas y universos espirituales, que incluyen los Vaikuṇṭhas y Goloka. El Señor Supremo es la causa de los dos mundos, el material y el espiritual. Por supuesto, la otra conclusión es que esta manifestación cósmica ha sido originada por un vacío no manifiesto e inexplicable. Este argumento no tiene sentido.
La primera conclusión es aceptada por los filósofos vedāntas, y la segunda es sostenida por el sistema filosófico ateo del smṛti sāṅkhya que se opone directamente a la conclusión filosófica vedānta. Los científicos materialistas no pueden ver ninguna sustancia espiritual cognoscitiva que pudo ser la causa de la creación. Estos filósofos ateos sāṅkhya creen que los síntomas del conocimiento y de la fuerza vital observable en las innumerables criaturas vivientes son originados por las tres cualidades de la manifestación cósmica. Por tanto, los seguidores de la filosofía sāṅkhya están en contra de la conclusión del vedānta sobre la causa original de la creación.
En realidad, el Alma Espiritual Absoluta Suprema es la causa de todas las clases de manifestaciones, y siempre está completa, lo mismo como energía que como fuente de energía. La manifestación cósmica es originada por la energía de la Suprema Persona Absoluta, en quien se conservan depositadas todas las energías. Los filósofos que se ocupan subjetivamente de la manifestación cósmica sólo pueden percibir las maravillosas cualidades de la materia. Estos filósofos aceptan el concepto de Dios sólo como un producto de la energía material. Según sus conclusiones, la fuente de la energía es también un producto de la energía. Estos filósofos observan erróneamente que las criaturas vivientes de la manifestación cósmica son originadas por la energía material, y creen que el supremo ser consciente absoluto debe ser igualmente un producto de la energía material.
Puesto que los filósofos y científicos materialistas están demasiado ocupados con sus sentidos imperfectos, concluyen naturalmente que la fuerza vital es el producto de una combinación material. Pero el hecho real es exactamente lo opuesto. La materia es un producto del espíritu. Según la Bhagavad-gītā, el espíritu supremo, la Personalidad de Dios, es la fuente de todas las energías. Cuando se avanza en la investigación estudiando una sustancia encerrada entre los límites del espacio y el tiempo, las diversas manifestaciones cósmicas maravillosas son sorprendentes, y naturalmente, se continúa aceptando hipnóticamente la senda de la investigación o método inductivo. Sin embargo, por medio del sistema deductivo de comprensión, se acepta a la Suprema Persona Absoluta, la Personalidad de Dios, como la causa de toda causa, que está colmada de diversas energías y que ni es impersonal ni vacía. La manifestación impersonal de la Persona Suprema es otra manifestación de Su energía. Por tanto, la conclusión de que la materia es la causa original de la creación es algo completamente distinto de la verdadera realidad. La manifestación material se origina por la mirada de la Suprema Personalidad de Dios, que es inconcebiblemente potente. La naturaleza material es electrificada por la autoridad suprema, y el alma condicionada está atrapada dentro de los límites del tiempo y el espacio por el asombro ante la manifestación material. En otras palabras, en la visión del filósofo y el científico materialistas, la Suprema Personalidad de Dios puede llegar a comprenderse verdaderamente mediante las manifestaciones de Su energía material. Para el que no comprende el poder de la Suprema Personalidad de Dios ni Sus diversas energías, porque ignora la relación entre la fuente de las energías y las energías mismas, hay siempre una posibilidad de error, que se conoce como vivarta. Mientras los científicos y filósofos materialistas no lleguen a la conclusión correcta, sin duda seguirán dando vueltas dentro de la esfera de lo material, desprovistos de la comprensión apropiada de la Verdad Absoluta.
El gran filósofo vaiṣṇava Śrīla Baladeva Vidyābhūṣaṇa ha explicado muy bien la conclusión materialista en su Govinda-bhāṣya, un comentario sobre el Vedānta-sūtra. Dice lo siguiente:
«Kapila, el filósofo sāṅkhya, ha conectado las diversas verdades elementales según su parecer. La naturaleza material, según él, consiste en el equilibrio de las tres cualidades materiales, bondad, pasión e ignorancia. La naturaleza material produjo la energía material, que se conoce como mahat, y el mahat produjo el ego falso. El ego produjo los cinco objetos de la percepción de los sentidos, que produjeron los diez sentidos (cinco para adquirir conocimiento y cinco para actuar), la mente y los cinco elementos densos. Contando al puruṣa, el disfrutador, con estos veinticuatro elementos, hay veinticinco verdades diferentes. La etapa no manifiesta de estas veinticinco verdades elementales se llama prakṛti, la naturaleza material. Las cualidades de la naturaleza material pueden asociarse en tres fases diferentes; a saber: la causa de la felicidad, la causa de la desdicha, y la causa de la ilusión. La cualidad de la bondad es la causa de la felicidad material, la cualidad de la pasión es la causa de la desdicha material, y la cualidad de la ignorancia es la causa de la ilusión. Nuestra experiencia material reside entre los límites de estas tres manifestaciones de felicidad, desdicha e ilusión. Por ejemplo, una mujer bella es, sin duda, causa de felicidad material para el que la posee como su esposa, pero la misma mujer bella es causa de desdicha para un hombre al que ella rechaza o que es causa de su enfado, y si esta mujer deja a un hombre, se convierte en la causa de la ilusión.
«Las dos clases de sentidos son los diez sentidos externos, y un sentido interno, la mente. De manera que hay once sentidos. Según Kapila, la naturaleza material es eterna y todopoderosa. Originalmente no hay espíritu, y la materia no tiene causa. La materia misma es la causa principal de todo. Es la causa de toda causa. La filosofía sāṅkhya considera la energía total (mahat-tattva), el ego falso y los cinco objetos de la percepción de los sentidos como las siete manifestaciones diversas de la naturaleza material, que tiene dos aspectos, conocidos como la causa material y la causa eficiente. El puruṣa o disfrutador es inmutable, mientras que la naturaleza material está siempre sujeta a la transformación. Pero aunque la naturaleza material sea inerte, es la causa de disfrute y salvación para muchas criaturas vivientes. Sus actividades están más allá de la concepción de la percepción de los sentidos, pero aun así, se pueden hacer conjeturas respecto a ellas mediante una inteligencia superior. La naturaleza material es una, pero a causa de la interacción de las tres cualidades, puede producir la energía total y la maravillosa manifestación cósmica. Estas transformaciones dividen la naturaleza material en dos aspectos, la causa eficiente y la material. El puruṣa, el disfrutador, es inactivo y no tiene cualidades materiales, aunque, al mismo tiempo, es el amo y Señor, que existe separadamente en todos y cada uno de los cuerpos como emblema del conocimiento. Al comprender la causa material, se puede suponer que el puruṣa, el disfrutador, al permanecer inactivo, está aparte de toda clase de disfrute o superintendencia. La filosofía sāṅkhya, tras describir la naturaleza de prakṛti (la naturaleza material) y del puruṣa (disfrutador), afirma que la creación es sólo el producto de su unificación o mutua aproximación. Con esta unificación se hacen visibles los signos de vida en la naturaleza material, pero se puede suponer que en la persona del disfrutador, el puruṣa, hay poderes de control y disfrute. Cuando el puruṣa está bajo la ilusión debido a la falta de conocimiento suficiente, Se siente el disfrutador, y cuando tiene pleno conocimiento, está liberado. En la filosofía sāṅkhya, el puruṣa se describe siempre diferente a las actividades de prakṛti.
«El filósofo sāṅkhya acepta tres clases de evidencias; a saber: percepción directa, hipótesis y autoridad tradicional. Cuando esta evidencia es completa, todo es perfecto. El proceso de comprobación es parte de esta perfección. Más allá de esta evidencia no hay prueba alguna. No hay mucha controversia sobre la evidencia por percepción directa y la evidencia tradicional autorizada. El sistema de filosofía sāṅkhya identifica tres clases de procedimientos como causas de la manifestación cósmica: pariṇāmāt o transformación, samanvayāt o adaptación, y śaktitaḥ o ejercicio de energías.»
Śrīla Baladeva Vidyābhūṣaṇa, en su comentario sobre el Vedānta-sūtra, ha intentado anular esta conclusión, porque opina que al desacreditar estas supuestas causas de la manifestación cósmica aniquilará toda la filosofía sāṅkhya. Los filósofos materialistas aceptan la materia como causa eficiente y material de la creación; para ellos, la materia es la causa de todo tipo de manifestación. Normalmente, ponen el ejemplo de un cántaro de agua y el barro. El barro es la causa del cántaro de agua, pero el barro se puede considerar como causa y efecto. El cántaro de agua es el efecto y el barro mismo es la causa, pero el barro está visible en ambos casos. Un árbol es materia, pero el árbol produce frutos. El agua es materia, pero el agua fluye. De esta manera, dicen los filósofos sāṅkhyas, la materia es la causa del movimiento y de la producción. Como tal, la materia puede considerarse la causa eficiente y material de todo en la manifestación cósmica. Śrīla Baladeva Vidyābhūṣaṇa ha enunciado la naturaleza del pradhāna como sigue:
«La naturaleza material es inerte, y como tal, no puede ser la causa de la materia, ni como la causa material ni como la eficiente. La observación de las maravillosas disposiciones y organización de la manifestación cósmica sugiere que un cerebro vivo está detrás de todo ello, porque, sin un cerebro vivo, esta disposición no podría existir. No debe imaginarse que semejante disposición pueda existir sin una dirección consciente. En nuestra experiencia práctica nunca vemos que los ladrillos inertes puedan construir un gran edificio por sí mismos.
«El ejemplo del cántaro de agua no puede aceptarse, porque un cántaro de agua no tiene percepción alguna de felicidad ni desdicha. Esta percepción está en el interior. Por tanto, el cuerpo envolvente, o el cántaro de agua, no puede sincronizarse con ella.
«A veces, el científico materialista sugiere que los árboles crecen de la tierra automáticamente, sin la ayuda de un jardinero, porque esa es la tendencia de la materia. También consideran que la intuición que las criaturas vivientes tienen desde el nacimiento es material. Pero estas tendencias materiales, como la intuición corporal, no se pueden aceptar como independientes, porque sugieren la existencia de un alma espiritual dentro del cuerpo. En realidad, ni el árbol ni cualquier cuerpo de una criatura viviente tienen tendencia alguna ni intuición; tendencia e intuición existen porque el alma está presente en el cuerpo. A este respecto, puede ser muy provechoso el ejemplo del coche y el conductor. El coche tiene la tendencia a girar a la derecha y a la izquierda, pero no puede decirse que el coche, por sí mismo, en tanto que materia, gira a la derecha y a la izquierda sin la dirección del conductor. Un coche material no tiene tendencias ni intuiciones independientes de las intenciones del conductor que hay dentro del coche. El mismo principio se aplica al crecimiento automático de los árboles en el bosque. El crecimiento ocurre a causa de la presencia del alma dentro del árbol.
«A veces, puesto que los escorpiones nacen en los montones de arroz, gente necia piensa que el arroz produce los escorpiones. El hecho real es que la madre escorpión pone huevos entre el arroz, y por la propia fermentación del arroz, los huevos producen varias crías de escorpión, que salen a su debido tiempo. Esto no significa que los escorpiones nazcan del arroz. Igualmente, a veces, en las camas sucias aparecen parásitos. Esto no significa que los insectos nacen de las camas. El alma viviente aparece aprovechando la suciedad de la cama. Hay diferentes clases de criaturas vivientes. Algunas vienen de embriones, algunas de huevos y algunas de la fermentación del sudor. Las diferentes criaturas vivientes aparecen de diferentes formas, pero no hay que concluir de ello que es la materia lo que las produce.
«El ejemplo citado por los materialistas de que los árboles nacen de la tierra automáticamente sigue el mismo principio. Aprovechando ciertas condiciones, una entidad viviente sale de la tierra. Según el Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad, cada ser viviente está obligado por la autoridad divina a tomar un determinado tipo de cuerpo, según sus acciones pasadas. Hay muchas variedades de cuerpos, y por una disposición divina, una entidad viviente toma cuerpos de diferentes formas.
«Cuando alguien piensa: “Yo estoy haciendo esto”, el “yo” no se refiere al cuerpo. Se refiere a algo diferente del cuerpo, en el interior del cuerpo. El cuerpo, tal como es, no tiene intuición ni tendencias; intuición y tendencias pertenecen al alma que hay dentro del cuerpo. Los científicos materialistas sugieren, a veces, que las tendencias de los cuerpos macho y hembra causan su unión, y que ésta es la causa del nacimiento del hijo. Pero puesto que el puruṣa, según la filosofía sāṅkhya, permanece siempre inalterable, ¿de dónde viene la tendencia a producir vida?
«A veces, los científicos materialistas ponen el ejemplo de la leche que se vuelve yogur espontáneamente, y que el agua destilada que cae de las nubes sobre la tierra produce diferentes clases de árboles, y penetra en distintas clases de flores y frutos con aromas y sabores distintos. Por tanto, dicen, la materia produce gran variedad de cosas materiales por sí misma. En respuesta a este razonamiento, se repite la misma proposición del Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad, de que diferentes clases de criaturas vivientes entran en diferentes clases de cuerpos siguiendo la organización de un poder superior. Bajo una dirección superior, diversas almas, según sus actividades pasadas, tienen oportunidad de tomar un determinado tipo de cuerpo, como el de un árbol, animal, pájaro o bestia, y así se desarrollan sus diferentes tendencias, bajo estas circunstancias. La Bhagavad-gītā (13.22) afirma también:
puruṣaḥ prakṛti-stho hi bhuṅkte prakṛti-jān guṇān
kāraṇaṁ guṇa-saṅgo ’sya sad-asad-yoni-janmasu
«La entidad viviente que se encuentra en la naturaleza material, por lo tanto, sigue los caminos de la vida, disfrutando de las tres modalidades de la naturaleza. Esto se debe a su contacto con la naturaleza material. De ese modo, se encuentra con el bien y el mal en diversas especies. El alma recibe diferentes tipos de cuerpos. Por ejemplo, si no se diese a las almas una variedad de cuerpos de árbol, no se producirían las diferentes variedades de frutos y flores. Cada clase de árbol produce una determinada clase de flor y de fruto; no es que no haya distinción entre las diferentes clases. Un árbol en particular no produce flores de colores diferentes, ni frutos de sabores diferentes. Hay clases determinadas, como las que hay entre los seres humanos, animales, aves y otras especies. Hay innumerables entidades vivientes, y sus acciones, ejecutadas en el mundo material según las diferentes cualidades de las modalidades de la naturaleza material, les dan la posibilidad de tener diferentes clases de vida.
«De manera que hay que comprender que el pradhāna, la materia, no puede actuar si no está animado por una criatura viviente. Por tanto, no puede aceptarse la teoría materialista de que la materia actúa de un modo independiente. La materia se llama prakṛti, refiriéndose a energía femenina. Una mujer es prakṛti, hembra. Una hembra no puede tener un hijo sin relacionarse con un puruṣa, un hombre. El puruṣa origina el nacimiento de un hijo, porque el hombre aporta el alma, que se refugia en el semen, y la inyecta en el seno de la mujer. La mujer, como causa material, aporta el cuerpo del alma, y como causa eficiente, da a luz al hijo. Pero aunque la mujer parece ser la causa material y la causa eficiente del nacimiento del niño, en el origen, la causa del hijo es el puruṣa, el varón. Igualmente, este mundo material origina variedades de manifestaciones debido a la entrada de Garbhodakaśāyī Viṣṇu en el universo. Él está presente no sólo dentro del universo, sino también dentro de los cuerpos de todas las criaturas vivientes, así como dentro del átomo. De la Brahma-saṁhitā, entendemos que la Superalma está presente en el interior del universo, en el interior del átomo y en el interior del corazón de cada criatura viviente. Por tanto, la teoría de que la materia es la causa de toda la manifestación cósmica no la puede aceptar ningún hombre con suficiente conocimiento de la materia y el espíritu.
«Los materialistas a veces presentan el razonamiento de que del mismo modo que la paja que come la vaca produce leche automáticamente, la naturaleza material, en diferentes circunstancias, produce variedad de manifestaciones. Así pues, en el origen, la materia es la causa. Para rebatir este argumento, podemos decir que un animal de la misma especie de la vaca, el toro, también come paja como la vaca, pero no produce leche. En estas circunstancias, no se puede decir que la paja, en contacto con una especie determinada, produzca leche. La conclusión debe ser que hay una administración superior, como lo confirma la Bhagavad-gītā (9.10), donde el Señor dice: mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sa carācaram: “Esta naturaleza material actúa bajo Mi dirección, ¡oh hijo de Kunti!, y produce todos los seres móviles e inmóviles”. El Señor Supremo dice: mayādhyakṣeṇa (“bajo Mi superintendencia”). Cuando Él desea que la vaca produzca leche comiendo paja, hay leche, y cuando Él no lo desea, la mezcla de esta paja no puede producir leche. Si el sistema de la naturaleza material hubiera sido que la paja produjera leche, un montón de paja también podría producir leche. Pero esto no es posible. Y la misma paja, si la come una hembra humana, tampoco puede producir leche. Éste es el significado de la afirmación de la Bhagavad-gītā, que dice que todo ocurre sólo bajo órdenes superiores. La materia no tiene poder para producir nada por su cuenta. La conclusión, por tanto, es que esta materia, que no tiene conocimiento de sí misma, no puede ser la causa de la creación material. El creador original es la Suprema Personalidad de Dios.
«Si se aceptase que la materia es la causa original de la creación, todas las Escrituras autorizadas del mundo serían inútiles, porque en cada una de ellas, especialmente las Escrituras védicas, como el Manu-smṛti, se dice que la Suprema Personalidad de Dios es el creador original. El Manu-smṛti está considerado la guía más elevada para la humanidad. Manu es quien dio la ley al género humano, y en el Manu-smṛti se afirma claramente que antes de la creación todo el espacio universal eran tinieblas, sin información y sin variedad, y que se encontraba en un estado de completa suspensión, como en un sueño. Todo eran tinieblas. La Suprema Personalidad de Dios entró entonces en el espacio universal, y aunque es invisible, creó la manifestación cósmica visible. En el mundo material, la Suprema Personalidad de Dios no Se manifiesta mediante Su presencia personal, pero la presencia de la manifestación cósmica en diferentes variedades es la prueba de que todo se ha creado bajo Su dirección. Él entró en el universo con todas las potencias creativas, y así, retiró las tinieblas del espacio ilimitado.
«La forma de la Suprema Personalidad de Dios se describe como trascendental, muy sutil, eterna, que todo lo penetra, inconcebible, y por tanto, no manifiesta a los sentidos materiales de las criaturas vivientes condicionadas. Deseaba expandirse en múltiples entidades vivientes, y con ese deseo, creó ante todo una vasta extensión de agua en el espacio universal, y entonces fecundó aquella agua con entidades vivientes. Debido a este proceso de fecundación apareció un cuerpo enorme, resplandeciente como un millar de soles, y en aquel cuerpo se encontraba el primer principio creativo, Brahmā. El gran Parāśara Ṛṣi lo ha confirmado en el Viṣṇu Purāṇa. Dice que la manifestación cósmica visible para nosotros la produjo el Señor Viṣṇu, y se mantiene bajo Su protección. Él es el principal sustentador y destructor de la forma universal.
«Esta manifestación cósmica es una de las diversas energías de la Suprema Personalidad de Dios. Del mismo modo que una araña segrega saliva y teje una tela con sus propios movimientos, pero al final reabsorbe la tela dentro de su cuerpo, el Señor Viṣṇu produce esta manifestación cósmica a partir de Su cuerpo trascendental, y al final la reabsorbe en Sí mismo. Todos los grandes sabios del conocimiento védico han aceptado que la Suprema Personalidad de Dios es el creador original.
«A veces se pretende que las especulaciones impersonales de grandes filósofos tienen como propósito el progreso del conocimiento, sin tener en cuenta los principios rituales religiosos. Pero en realidad, los principios rituales religiosos están destinados al progreso del conocimiento espiritual. Con la práctica de rituales religiosos se alcanza finalmente la meta suprema del conocimiento, al comprender que Vāsudeva, la Suprema Personalidad de Dios, es la causa de todo. Se dice claramente en la Bhagavad-gītā que hasta aquellos que preconizan solos el conocimiento, sin proceso religioso ritual alguno, progresan en el conocimiento tras muchas, muchas vidas de especulación, y así, llegan a la conclusión de que Vāsudeva es la causa suprema de todo lo que existe. Como resultado de la consecución de la meta de la vida, este avanzado y docto erudito o filósofo se entrega a la Suprema Personalidad de Dios. Las prácticas rituales religiosas tienen como verdadero propósito limpiar la mente contaminada en el mundo material, y la característica especial de esta era de Kali consiste en poder ejecutar fácilmente la limpieza de la contaminación de la mente cantando los santos nombres de Dios: Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare.
«Hay una enseñanza védica que declara: sarve vedā yat padamāmananti: Todo el conocimiento védico busca a la Suprema Personalidad de Dios. Igualmente, otra enseñanza védica afirma: nārāyaṇa-parā vedāḥ: Los Vedas tienen como propósito la comprensión de Nārāyaṇa, el Señor Supremo. Igualmente, la Bhagavad-gītā confirma también: vedaiś ca sarvair aham eva vedyaḥ: Mediante todos los Vedas, ha de conocerse a Kṛṣṇa. Por tanto, el propósito principal de comprender los Vedas, de ejecutar sacrificios védicos y de especular sobre los Vedānta-sūtras, es comprender a Kṛṣṇa. Aceptar la opinión impersonalista del vacío o la no existencia de la Suprema Personalidad de Dios es negar todo estudio de los Vedas. La especulación impersonalista está dirigida a rebatir la conclusión de los Vedas. Por tanto, cualquier presentación especulativa impersonal debe entenderse como contraria a los principios de los Vedas, las Escrituras que sirven de criterio. Puesto que la especulación de los impersonalistas no sigue los principios de los Vedas, su conclusión debe considerarse contraria a los principios védicos. Todo lo que no esté apoyado por los principios védicos debe considerarse imaginario y falto de prueba según la norma. Por tanto, no puede aceptarse ninguna explicación impersonalista de Escritura védica alguna.
«Si se intentan anular las conclusiones de los Vedas aceptando una escritura no autorizada o supuesta escritura, será muy difícil, para quien lo intente, llegar a la conclusión correcta sobre la Verdad Absoluta. El sistema para decidir entre dos escrituras contradictorias consiste en remitirse a los Vedas, porque las referencias de los Vedas están aceptadas como sentencias decisivas. Cuando nos remitimos a una escritura determinada, debe estar autorizada, y para tener esta autoridad, debe seguir estrictamente las enseñanzas védicas. Si alguien presenta una doctrina alternativa que él mismo ha inventado, esta doctrina se probará inútil a sí misma, porque toda doctrina que trata de probar que la evidencia védica no tiene sentido, prueba automáticamente adolecer de esta falta de sentido. Los seguidores de los Vedas aceptan unánimemente la autoridad de Manu y de Parāśara en la sucesión discipular. Sus afirmaciones no apoyan al ateo Kapila, porque el Kapila que mencionan los Vedas es un Kapila diferente, el hijo de Kardama y Devahūti. El Kapila ateo es un descendiente de la dinastía de Agni, y es una de las almas condicionadas. Pero el Kapila hijo de Kardama Muni está aceptado como una encarnación de Vāsudeva. El Padma-Purāṇa da evidencia de que la Suprema Personalidad de Dios, Vāsudeva, nace como la encarnación de Kapila, y mediante Su propagación de la filosofía sāṅkhya teísta, enseña a todos los semidioses y a un brāhmaṇa llamado Āsuri. En la doctrina del Kapila ateo hay muchas afirmaciones abiertamente opuestas a los principios védicos. El Kapila ateo no acepta a la Suprema Personalidad de Dios. Dice que la entidad viviente es ella misma el Señor Supremo, y que nadie es más grande que ella. Sus concepciones de las supuestas vidas liberada y condicionada son materialistas, y se niega a aceptar la importancia del tiempo inmortal. Todas estas declaraciones son contrarias a los principios del Vedānta-sūtra.»