Text 177
bilvamaṅgala kaila yaiche daśā āpanāra
ihāṅ dekhi’ sei daśā ha-ila āmāra
bilvamaṅgala—Bilvamaṅgala; kaila—hizo; yaiche—como; daśā—condición; āpanāra—su propia; ihā—aquí; dekhi’—yo veo; sei daśā—esa condición; ha-ila—se ha vuelto; āmāra—mía.
«Bilvamaṅgala Ṭhākura cambió su comprensión impersonal por la comprensión de la Personalidad de Dios. Ahora veo que mi situación es parecida a la suya, pues ya ha cambiado.»
SIGNIFICADO: En sus primeros años, Bilvamaṅgala Ṭhākura había sido un monista impersonalista, y solía meditar en la refulgencia del Brahman impersonal. Más tarde, se volvió devoto del Señor Kṛṣṇa; él mismo explica su cambio en un verso (ver Verso 178) que se cita en el Bhakti-rasāmṛta-sindhu. A veces, un devoto llega, paso a paso, al nivel de la comprensión de Bhagavān, la comprensión de la Persona Suprema, después de haber pasado por las etapas inferiores de iluminación (la comprensión del Brahman impersonal y la comprensión del Paramātmā localizado). En el Caitanya-candrāmṛta (5), de Prabhodhānanda Sarasvatī, se explica la situación de ese devoto:
kaivalyaṁ narakāyate tridaśa-pūr ākāśa-puṣpāyate
durdāntendriya-kāla-sarpa-paṭalī protkhāta-daṁṣṭrāyate
viśvaṁ pūrṇa-sukhāyate vidhi-mahendrādiś ca kīṭāyate
yat-kāruṇya-kaṭākṣa-vaibhava-vatāṁ taṁ gauram eva stumaḥ
El devoto considera infernal la unidad con la refulgencia del Brahman, kaivalya. Los planetas celestiales, las moradas de los semidioses, le parecen una fantasmagoría. Los yogīs meditan para controlar los sentidos, pero, para el devoto, los sentidos son como serpientes con los colmillos rotos. El devoto no tiene que controlar los sentidos, porque están ya ocupados en el servicio del Señor. Por consiguiente, no hay posibilidad de que los sentidos actúen como serpientes. En el mundo material, los sentidos son tan fuertes como serpientes venenosas, pero, si se ocupan en el servicio del Señor, son como serpientes venenosas a las que se han arrancado los colmillos, y dejan de ser peligrosos. El devoto no sufre de ansiedad, y, por ello, para él todo este mundo es una replica de Vaikuṇṭha. Él ve que todo pertenece a Kṛṣṇa, y no desea disfrutar de nada para sí mismo. Ni siquiera aspira a la posición del Señor Brahmā o de Indra. Su único deseo es ocuparlo todo en el servicio del Señor; por lo tanto, no tiene ningún problema. Está en su posición constitucional original. Todo ello es posible cuando se recibe la misericordiosa mirada de Śrī Caitanya Mahāprabhu.
En el Caitanya-candrāmṛta (6, 19, 60) hay muchos más versos que ilustran este mismo principio:
dhik kurvanti ca brahma-yoga-viduṣas taṁ gauracandraṁ numaḥ
(Caitanya-candrāmṛta 6)
tāvad brahma-kathā vimukta-padavī tāvan na tiktī-bhavet
tāvac cāpi viśṛṅkhalatvam ayate no loka-veda-sthitiḥ
tāvac chāstra-vidāṁ mithaḥ kala-kalo nānā-bahir-vartmasu
śrī-caitanya-padāmbuja-priya-jano yāvan na dig-gocaraḥ
(Caitanya-candrāmṛta 19)
gauraś cauraḥ sakalam aharat ko ’pi me tīvra-vīryaḥ
(Caitanya-candrāmṛta 60)
El devoto no encuentra gusto en hablar acerca del Brahman impersonal. Las supuestas regulaciones de los śāstras también le parecen nulas y vacías. Hay mucha gente que sostiene debates basados en los śāstras, pero, para el devoto, esas discusiones no son más que ruido y barullo. Por la influencia de Śrī Caitanya Mahāprabhu, todos esos problemas desaparecen.