Text 270
āyuḥ śriyaṁ yaśo dharmaṁ
lokān āśiṣa eva ca
hanti śreyāṁsi sarvāṇi
puṁso mahad-atikramaḥ
āyuḥ—la longevidad; śriyam—la opulencia; yaśaḥ—la buena reputación; dharmam—la religión; lokān—las posesiones; āśiṣaḥ—las bendiciones; eva—ciertamente; ca—y; hanti—destruye; śreyāṁsi—la buena fortuna; sarvāṇi—toda; puṁsaḥ—de una persona; mahat—de las grandes almas; atikramaḥ—violación.
«“La persona que maltrata a las grandes almas pierde por completo la longevidad, la opulencia, la buena reputación, la religión, las posesiones y la buena fortuna.”
SIGNIFICADO: Estas palabras (Śrīmad-Bhāgavatam 10.4.46) son de Śukadeva Gosvāmī a Mahārāja Parīkṣit. La cita se refiere al intento de matar a la hermana de Kṛṣṇa (Yogamāyā), que nació como hija de madre Yaśodā antes del advenimiento de Kṛṣṇa. Yogamāyā y Kṛṣṇa nacieron al mismo tiempo; Vasudeva dejó a Kṛṣṇa en lugar de ella y se la llevó. Una vez en Mathurā, Kaṁsa trató de matarla, pero Yogamāyā se le escurrió de las manos. Kaṁsa no pudo matarla, y ella le informó del nacimiento de su enemigo, Kṛṣṇa. Así frustrado en sus propósitos, Kaṁsa consultó con su corte de demonios. En el contexto de esa gran conspiración fue cuando Śukadeva Gosvāmī pronunció este verso, donde señala que los demonios, debido a sus nefastas actividades, pueden perderlo todo.
La palabra mahad-atikramaḥ, que significa «envidia del Señor Viṣṇu y de Sus devotos», es importante en este verso. La palabra mahat se refiere a una gran personalidad, un devoto o a la propia Suprema Personalidad de Dios mismo. Los devotos, que están siempre ocupados en el servicio del Señor, son, ellos mismos, tan grandes como la Suprema Personalidad de Dios. La palabra mahat la explica también el Señor Kṛṣṇa en la Bhagavad-gītā (9.13):
mahātmānas tu māṁ pārtha daivīṁ prakṛtim āśritāḥ
bhajanty ananya-manaso jñātvā bhūtādim avyayam
«¡Oh, hijo de Pṛthā!, aquellos que no están bajo la ilusión, las grandes almas, se hallan bajo la protección de la naturaleza divina. Están plenamente ocupados en el servicio devocional, porque saben que Yo soy la Suprema Personalidad de Dios, original e inagotable».
Sentir envidia del Señor y de Sus devotos no es nada auspicioso para los demonios. Por esa envidia, el demonio pierde todo lo que se considera beneficioso.