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Capítulo 58

Kṛṣṇa se casa con cinco reinas


Había un rumor de que los cinco hermanos Pāṇḍava, juntamente con su madre Kuntī, habían muerto de acuerdo con un plan de Dhṛtarāṣṭra, en el incendio de la casa de laca en que vivían. Pero luego se advirtió la presencia de los cinco hermanos en la ceremonia de matrimonio de Draupadī; así que a su vez se corrió otro rumor, que decía que los Pāṇḍavas y su madre no estaban muertos. Era un rumor, pero era cierto; ellos regresaron a su ciudad capital, Hastināpura, y la gente los vio cara a cara. Cuando esta noticia les fue dada a Kṛṣṇa y a Balarāma, Kṛṣṇa quiso verlos personalmente, y por lo tanto, Kṛṣṇa decidió ir a Hastināpura.


Esta vez, Kṛṣṇa visitó a Hastināpura con majestuosidad y pompa, como un príncipe real, acompañado por Su comandante en jefe, Yuyudhāna, y por muchos otros soldados. En realidad, Él no había sido invitado a visitar la ciudad, pero aun así fue a ver a los Pāṇḍavas debido al afecto que sentía por Sus grandes devotos. Visitó a los Pāṇḍavas sin previo aviso, y todos ellos se levantaron de sus asientos respectivos tan pronto como lo vieron. A Kṛṣṇa se le llama Mukunda debido a que tan pronto como uno se pone en constante contacto con Kṛṣṇa o lo ve con plena conciencia de Kṛṣṇa, uno se libera de inmediato de toda ansiedad material. No solo eso; además uno es de inmediato bendecido con el logro de toda la dicha espiritual.


Al recibir a Kṛṣṇa, los Pāṇḍavas se animaron mucho, tal como si se hubieran despertado de la inconciencia o hubieran recobrado la vida. Cuando un hombre yace inconsciente, sus sentidos y las diferentes partes de su cuerpo no están activas, pero cuando recupera su conciencia, los sentidos de inmediato se vuelven activos. De forma similar, los Pāṇḍavas recibieron a Kṛṣṇa tal como si acabaran de recuperar su conciencia, y así pues, se animaron mucho. El Señor Kṛṣṇa los abrazó a todos y cada uno de ellos, y al ser tocados por la Suprema Personalidad de Dios, los Pāṇḍavas de inmediato se liberaron de toda reacción de la contaminación material, y por lo tanto, sonreían por la dicha espiritual que sentían. Por ver la cara del Señor Kṛṣṇa, todo el mundo estaba satisfecho en sentido trascendental. El Señor Kṛṣṇa, a pesar de ser la Suprema Personalidad de Dios, estaba desempeñando el papel de un ser humano ordinario, y por ello, de inmediato tocó los pies de Yudhiṣṭira y de Bhīma debido a que ellos eran Sus dos primos mayores. Arjuna abrazó a Kṛṣṇa como un amigo de la misma edad, mientras que los dos hermanos menores, Nakula y Sahadeva, tocaron los pies de loto de Kṛṣṇa para ofrecerle respetos. Después de intercambiar saludos de acuerdo con la etiqueta social propia de la posición de los Pāṇḍavas y del Señor Kṛṣṇa, se le ofreció un asiento de honor a Kṛṣṇa. Cuando el Señor Kṛṣṇa se encontraba ya cómodamente sentado, la recién casada Draupadī, joven y muy hermosa con su gracia femenina natural, se presentó ante Él para ofrecerle sus saludos respetuosos. Los Yādavas que acompañaron a Kṛṣṇa hasta Hastināpura, también fueron recibidos muy respetuosamente; en especial, a Satyāki, o Yuyudhāna, también se le ofreció un buen asiento. Así pues, cuando todas las demás personas se encontraban apropiadamente sentadas, los cinco hermanos se sentaron cerca del Señor Kṛṣṇa.


Después de reunirse con los cinco hermanos, el Señor Kṛṣṇa fue personalmente a visitar a Śrīmatī Kuntīdevī, la madre de los Pāṇḍavas, que a la vez era tía paterna de Kṛṣṇa. Al ofrecerle Sus respetos a Su tía, Kṛṣṇa también tocó sus pies. Los ojos de Kuntīdevī se humedecieron y, con gran amor, abrazó al Señor Kṛṣṇa con mucho sentimiento. Luego, ella le preguntó acerca del bienestar de los miembros de su familia paterna: su hermano Vasudeva, la esposa de este, y otros miembros de la familia. De forma similar, Kṛṣṇa también le preguntó a Su tía acerca del bienestar de la familia Pāṇḍava. A pesar de que Kuntīdevī estaba relacionada con Kṛṣṇa por nexos familiares, después de encontrarse con Él, ella supo de inmediato que Él era la Suprema Personalidad de Dios. Ella recordó las pasadas calamidades de su vida y cómo, por la gracia de Kṛṣṇa, los Pāṇḍavas y su madre se habían salvado. Ella sabía perfectamente bien que si ellos no hubieran tenido la gracia de Kṛṣṇa, nadie hubiera podido salvarlos del incendio ingeniado por Dhṛtarāṣṭra y sus hijos. Con voz ahogada, ella comenzó a narrar ante Kṛṣṇa la pasada historia de su vida.


Śrīmatī Kuntī dijo: «Mi querido Kṛṣṇa, recuerdo el día en el que enviaste a mi hermano Akrūra a recabar información acerca de nosotros. Ello significa que Tú siempre nos recuerdas de forma automática. Cuando enviaste a Akrūra, pude comprender que no había posibilidad de que fuéramos puestos en peligro. Toda la buena fortuna de nuestra vida comenzó cuando enviaste a Akrūra donde nosotros. Desde entonces, he estado convencida de que no estamos sin protección. Puede que los miembros de nuestra familia, los Kurus, nos pongan en diversos tipos de situaciones peligrosas, pero tengo confianza en que Tú nos recordarás, y que siempre nos mantendrás sanos y salvos. Los devotos que simplemente piensan en Ti, siempre son inmunes a todo tipo de peligro material, y qué decir de nosotros, a quienes Tú recuerdas personalmente. Así, mi querido Kṛṣṇa, no hay posibilidad alguna de mala suerte; por Tu gracia siempre nos encontramos en una situación auspiciosa. Pero la gente no debe pensar erróneamente que puesto que Tú nos has otorgado una gracia especial, Te parcializas por algunos y no haces caso de otros. Tú no haces esas distinciones. Nadie es Tu favorito ni Tu enemigo. Siendo la Suprema Personalidad de Dios, Tú eres imparcial para con todo el mundo, y todos pueden aprovechar Tu protección especial. Lo cierto es que si bien eres imparcial con todos, Te inclinas en especial por los devotos que siempre piensan en Ti. Los devotos están relacionados contigo por nexos de amor. Por ello no pueden olvidarte ni por un momento. Tú te encuentras presente en el corazón de todos, pero como los devotos siempre Te recuerdan, Tú a la vez correspondes recíprocamente. A pesar de que la madre siente afecto por todos sus hijos, ella se ocupa con especial cuidado de aquel que depende por completo de ella. Yo sé con certeza, mi querido Kṛṣṇa, que como Te encuentras situado en el corazón de todos, siempre creas situaciones auspiciosas para Tus devotos puros».


Luego, el rey Yudhiṣṭira también alabó a Kṛṣṇa como la Suprema Personalidad y el amigo universal de todos, pero debido a que Kṛṣṇa se estaba ocupando de los Pāṇḍavas con un cuidado especial, el rey Yudhiṣṭira dijo: «Mi querido Kṛṣṇa, no sabemos qué tipo de actividades piadosas hemos ejecutado en nuestras vidas pasadas, que Te hayan vuelto tan bondadoso y misericordioso con nosotros. Sabemos muy bien que a los grandes místicos que siempre se encuentran dedicados a la meditación para capturarte, no les resulta fácil obtener esa gracia, ni pueden ellos conseguir ninguna atención personal de Tu parte. No puedo comprender por qué eres tan bondadoso con nosotros. No somos yogīs, sino que por el contrario, estamos apegados a las contaminaciones materiales. Somos hombres de familia dedicados a la política, a los asuntos mundanos. No sé por qué eres tan bondadoso con nosotros».


Kṛṣṇa accedió quedarse en Hastināpura por cuatro meses durante la estación lluviosa, a petición del rey Yudhiṣṭira. Los cuatro meses de la estación lluviosa se llaman cāturmāsya. Durante este período, los predicadores y brāhmaṇas, que por lo regular se encuentran viajando, se detienen en un lugar específico y viven bajo principios regulativos estrictos. Si bien el Señor Kṛṣṇa está por encima de todo principio regulativo, convino en quedarse en Hastināpura debido al afecto que sentía por los Pāṇḍavas. Aprovechando esta oportunidad de la estadía de Kṛṣṇa en Hastināpura, todos los ciudadanos del pueblo tuvieron el privilegio de verlo de vez en cuando, y así, se sumergían en la dicha trascendental simplemente al ver al Señor Kṛṣṇa cara a cara.


Un día, mientras Kṛṣṇa residía con los Pāṇḍavas, Él y Arjuna se prepararon para ir al bosque a cazar. Ambos se sentaron en la cuadriga, que exhibía una bandera con un retrato de Hanumān. La cuadriga especial de Arjuna siempre está marcada con el retrato de Hanumān, y por lo tanto, su nombre también es Kapidhvaja. (Kapi significa Hanumān, y dhvaja significa bandera.) Así pues, Arjuna fue al bosque con su arco y con sus flechas infalibles. Se había vestido con adecuadas ropas protectoras, pues iba a ejercitarse en la matanza de muchos enemigos. Él entró específicamente en aquella parte del bosque donde había muchos tigres, venados y otros animales. Kṛṣṇa no fue con Arjuna para practicar la matanza de animales, ya que Él no tiene que practicar nada pues es autosuficiente. Él acompañó a Arjuna para ver cómo practicaba debido a que en el futuro, este tendría que matar a muchos enemigos. Después de entrar en el bosque, Arjuna mató a muchos tigres, jabalíes, bisontes, gavayas (un tipo de animal salvaje), rinocerontes, venados, liebres, puerco espines y otros animales similares, a los cuales atravesó con sus flechas. Algunos de los animales muertos, que eran apropiados para ser ofrecidos en los sacrificios, fueron recogidos por los sirvientes y enviados al rey Yudhiṣṭira. Otros animales feroces, tales como tigres y rinocerontes, fueron matados solamente para detener los disturbios del bosque. Debido a que hay muchos sabios y personas santas que son residentes de los bosques, es el deber de los reyes kṣatriyas mantener aun los bosques en una condición pacífica en la que se pueda vivir.


Arjuna se sintió cansado y sediento por la caza, y por lo tanto fue a la ribera del Yamunā junto con Kṛṣṇa. Cuando ambos Kṛṣṇas, es decir Kṛṣṇa y Arjuna (a Arjuna algunas veces se le llama Kṛṣṇa, así como también a Draupadī), llegaron a la ribera del Yamunā, lavaron sus manos, pies y bocas, y bebieron el agua clara del Yamunā. Mientras descansaban y bebían agua, vieron a una hermosa muchacha casadera que caminaba sola por la ribera del Yamunā. Kṛṣṇa le pidió a Su amigo Arjuna que fuera y le preguntara a la muchacha quién era. Por orden de Kṛṣṇa, Arjuna inmediatamente abordó a la muchacha, la cual era muy hermosa. Tenía un cuerpo atractivo, hermosos dientes brillantes y una cara sonriente. Arjuna le preguntó: «Mi querida muchacha, eres tan hermosa con tus pechos erguidos, ¿puedo preguntarte quién eres? Estamos sorprendidos de verte deambulando por aquí, sola. ¿Con qué propósito has venido aquí? Solamente podemos suponer que estás buscando un esposo adecuado. Puedes revelar tu propósito, si no tienes objeción. Yo trataré de satisfacerte».


La hermosa muchacha era el río Yamunā personificado. Ella respondió: «Señor, soy la hija del dios del Sol, y ahora estoy ejecutando penitencias y austeridades para tener al Señor Viṣṇu por esposo. Considero que Él es la Suprema Persona y es justo el adecuado para convertirse en mi esposo. Descubro mi deseo de esta manera porque usted quiso saberlo».


La muchacha continuó: «Mi querido señor, sé que usted es el héroe Arjuna; así que además he de decirle que no aceptaré a nadie por esposo a excepción del Señor Viṣṇu, en virtud de que Él es el único protector de toda entidad viviente, y el que otorga la liberación a todas las almas condicionadas. Le estaré agradecida si le reza al Señor Viṣṇu para que se sienta complacido conmigo». La muchacha Yamunā sabía bien que Arjuna era un gran devoto del Señor Kṛṣṇa y que si él oraba, Kṛṣṇa nunca le negaría su petición. Dirigirse a Kṛṣṇa directamente algunas veces puede ser inútil, pero dirigirse a Kṛṣṇa a través de Su devoto ciertamente será exitoso. Ella además le dijo a Arjuna: «Mi nombre es Kālindī, y vivo dentro del agua del Yamunā. Mi padre fue lo suficientemente bondadoso como para construir una casa especial para mí dentro de las aguas del Yamunā, y he jurado permanecer en el agua mientras no encuentre al Señor Kṛṣṇa». Arjuna debidamente le llevó a Kṛṣṇa el mensaje de la muchacha Kālindī, aunque Kṛṣṇa, como la Superalma en el corazón de todos, lo sabía todo. Sin más discusión, Kṛṣṇa inmediatamente aceptó a Kālindī, y le pidió que se sentara en la cuadriga. Luego todos ellos se dirigieron al rey Yudhiṣṭira.


Después de esto, el rey Yudhiṣṭira le pidió a Kṛṣṇa que ayudara a construir una casa adecuada que iba a diseñar el gran arquitecto Viśvakarmā, el ingeniero divino del reino celestial. Kṛṣṇa inmediatamente mandó a buscar a Viśvakarmā, y lo hizo construir una maravillosa ciudad de acuerdo con el deseo del rey Yudhiṣṭira. Cuando la ciudad fue construida, Mahārāja Yudhiṣṭira le pidió a Kṛṣṇa que viviera con ellos unos cuantos días más para darles el placer de Su compañía. El Señor Kṛṣṇa aceptó la petición de Mahārāja Yudhiṣṭira, y permaneció allí por muchos días más.


Mientras tanto, Kṛṣṇa ejecutó el pasatiempo de ofrecer el bosque Khāṇḍava, que pertenecía al rey Indra. Kṛṣṇa quería dárselo a Agni, el dios del fuego. El bosque Khāṇḍava contenía muchas variedades de sustancias medicinales, y Agni necesitaba comerlas para rejuvenecerse. Sin embargo, Agni no tocó el bosque Khāṇḍava directamente, sino que le pidió a Kṛṣṇa que lo ayudara. Agni sabía que Kṛṣṇa estaba muy complacido con él por haberle dado anteriormente el disco Sudarśana. Así que, para satisfacer a Agni, Kṛṣṇa se convirtió en el auriga de Arjuna, y ambos fueron al bosque Khāṇḍava. Después de comerse el bosque Khāṇḍava, Agni se encontraba muy complacido. Esta vez ofreció un arco especial, conocido como Gāṇḍiva, cuatro caballos blancos, una cuadriga y una aljaba invencible con dos flechas específicas que se consideraban talismanes, las cuales tenían tanto poder que ningún guerrero podía contrarrestarlas. Cuando Agni, el dios del fuego, se encontraba devorando el bosque Khāṇḍava, había un demonio de nombre Maya, que Arjuna salvó del fuego devastador. Por esa razón, aquél, quien fuera demonio en el pasado, se convirtió en un gran amigo de Arjuna, y para complacer a Arjuna, construyó una hermosa casa de asambleas dentro de la ciudad construida por Viśvakarmā. Esta casa de asambleas tenía algunos rincones tan enigmáticos, que cuando Duryodhana fue a visitarla, se confundió creyendo que el agua era tierra y que la tierra era agua. Por consiguiente, Duryodhana se sintió insultado por la opulencia de los Pāṇḍavas, y se convirtió en su decidido enemigo.


Después de unos cuantos días, Kṛṣṇa le pidió permiso al rey Yudhiṣṭira para regresar a Dvārakā. Cuando obtuvo el permiso, fue a Su país, acompañado por Sātyaki, el líder de los Yadus que estaban viviendo en Hastināpura con Él. Kālindī también regresó con Kṛṣṇa a Dvārakā. Después de regresar, Kṛṣṇa consultó a muchos astrólogos eruditos para averiguar el momento adecuado para casarse con Kālindī, y luego se casó con ella con gran pompa. Esta ceremonia de matrimonio dio mucho placer a los parientes de ambos, y todos ellos disfrutaron del gran acontecimiento.


Los reyes de Avantipura (ahora conocido como Ujjain) se llamaban Vinda y Anuvinda. Ambos reyes estaban bajo el control de Duryodhana. Ellos tenían una hermana llamada Mitravindā, que era una muchacha muy calificada, erudita y elegante. Ella era la hija de una de las tías de Kṛṣṇa, y habría de seleccionar a su esposo en la asamblea de los príncipes, pero deseaba fuertemente tener a Kṛṣṇa por esposo. Sin embargo, durante la asamblea de selección de su esposo, Kṛṣṇa estaba presente, y se llevó a Mitravindā a la fuerza, en presencia de todos los demás príncipes reales. Incapaces de oponerse a Kṛṣṇa, los príncipes se quedaron simplemente mirándose el uno al otro.


Después de este incidente, Kṛṣṇa se casó con la hija del rey de Kośala. El rey de la provincia de Kośala se llamaba Nagnajit. Era muy piadoso, y era un seguidor de las ceremonias rituales védicas. Su muy hermosa hija se llamaba Satyā. Algunas veces Satyā era llamada Nāgnajitī, pues era la hija del rey Nagnajit. El rey Nagnajit quería dar la mano de su hija a cualquier príncipe que pudiera derrotar a siete toros muy fuertes y robustos que él mantenía. Ningún miembro de la orden principesca había podido derrotar a los siete toros, y por lo tanto, nadie podía exigir la mano de Satyā. Los siete toros eran muy fuertes, y no podían soportar ni siquiera el olor de un príncipe. Muchos príncipes se acercaron a ese reino y trataron de subyugar a esos toros, pero en lugar de controlarlos, ellos mismos fueron derrotados. Esa noticia se difundió por todo el país, y cuando Kṛṣṇa oyó que la muchacha Satyā podía ser obtenida solamente si uno derrotaba a los siete toros, se preparó para ir al reino de Kośala. Con muchos soldados, se acercó a esa parte del país, conocida como Ayodhyā, haciendo una visita oficial común.


Cuando el rey de Kośala supo que Kṛṣṇa había venido para pedir la mano de su hija, se sintió muy complacido. Con gran respeto y pompa le dio la bienvenida a Kṛṣṇa al reino. Cuando Kṛṣṇa abordó al Rey, este le ofreció un lugar adecuado para que se sentara, y artículos propios de una recepción. Todo era muy elegante. Kṛṣṇa también le ofreció Sus respetuosas reverencias, considerándolo Su futuro suegro.


Cuando Satyā, la hija del rey Nagnajit, supo que Kṛṣṇa Mismo había venido a casarse con ella, se sintió muy complacida de que el esposo de la diosa de la fortuna tan bondadosamente hubiera venido para aceptarla a ella. Por mucho tiempo había abrigado la idea de casarse con Kṛṣṇa, y estaba siguiendo los principios que prescriben la ejecución de austeridades para obtener al esposo que deseaba. Luego se puso a pensar: «Si acaso he ejecutado alguna actividad piadosa lo mejor que podía, y si durante todo este tiempo he pensado sinceramente en tener a Kṛṣṇa como esposo, entonces puede que Kṛṣṇa sienta el agrado de cumplir el deseo que he abrigado por tanto tiempo». Ella comenzó a ofrecerle oraciones a Kṛṣṇa mentalmente, pensando: «No sé cómo la Suprema Personalidad de Dios puede sentirse complacido conmigo. Él es el amo y Señor de todos. Aun la diosa de la fortuna, quien se encuentra siempre al lado de la Suprema Personalidad de Dios, y el Señor Śiva, el Señor Brahmā y muchos otros semidioses de diferentes planetas, siempre le ofrecen al Señor sus respetuosas reverencias. El Señor también desciende algunas veces a esta Tierra en diferentes encarnaciones para cumplir el deseo de Sus devotos. Él es tan excelso y grandioso que no sé cómo satisfacerlo». Ella pensó que la Suprema Personalidad de Dios podía ser complacido solamente por Su propia misericordia sin causa para con el devoto; de no ser así, no había otra forma de complacerlo. El Señor Caitanya oró en Sus versos Śikṣāṣṭaka de la misma manera: «Mi Señor, soy Tu sirviente eterno. De una u otra forma he caído a esta existencia material. Si bondadosamente Me recoges y Me sitúas como un átomo de polvo a Tus pies de loto, ello será un gran favor para con Tu eterno sirviente». El Señor puede ser complacido solamente por medio de una actitud humilde, con espíritu de servicio. Mientras más prestamos servicio al Señor bajo la dirección del maestro espiritual, más avanzamos en el sendero que nos conduce al Señor. No podemos exigir ninguna gracia ni misericordia del Señor por el servicio que le prestamos a Él. Puede que Él acepte o no nuestro servicio, pero el único medio para satisfacer al Señor es a través de la actitud de servicio, y no hay ninguna otra manera de lograrlo.


El rey Nagnajit ya era un rey piadoso, y al tener a Kṛṣṇa en su palacio, comenzó a adorarlo lo mejor que pudo. Él se presentó ante el Señor de la siguiente manera: «Mi querido Señor, Tú eres el propietario de la manifestación cósmica por entero, y eres Nārāyaṇa, el sustento y reposo de todas las criaturas vivientes. Tú eres autosuficiente y Te encuentras complacido con Tus opulencias personales, así pues, ¿qué puedo ofrecerte? ¿Y cómo podría complacerte con dicha ofrenda? No es posible, pues soy un ser viviente insignificante. Realmente no tengo ninguna capacidad de prestarte servicio alguno».


Kṛṣṇa es la Superalma de toda criatura viviente, así que pudo comprender lo que pasaba por la mente de Satyā, la hija del rey Nagnajit. También estaba muy complacido con la adoración respetuosa del Rey, que le había ofrecido un lugar para sentarse, comestibles, residencia, etc. Por consiguiente, apreció mucho que tanto la muchacha como el padre de la muchacha estuvieran ansiosos de tenerlo a Él como pariente íntimo. Empezó a sonreír, y con una gran voz dijo: «Mi querido rey Nagnajit, sabes muy bien que cualquier miembro de la orden principesca que actúa de acuerdo con su posición, nunca le pide nada a nadie, por más excelso que este pueda ser. Dicha petición formulada por un rey kṣatriya a otra persona, ha sido deliberadamente prohibida por los eruditos seguidores védicos. Si un kṣatriya rompe esta regulación, los eruditos entendidos condenarán su acción. Pero a pesar de este principio regulativo estricto, te pido la mano de tu hermosa hija, solamente para establecer nuestra relación a cambio de la gran recepción que Me has dado. Por favor, permíteme informarte que según nuestra tradición familiar, no podemos ofrecerte nada a cambio de tu hija. No podemos pagar ninguno de los precios que puedas poner para entregarla». En otras palabras, Kṛṣṇa quería que el Rey le otorgara la mano de Satyā, sin cumplir la condición de derrotar a los siete toros.


Después de oír la afirmación del Señor Kṛṣṇa, el rey Nagnajit dijo: «Mi querido Señor, Tú eres la fuente de todo placer, de toda opulencia y de toda cualidad. La diosa de la fortuna, Lakṣmījī, siempre vive en Tu pecho. Bajo estas circunstancias, ¿quién puede ser un mejor esposo para mi hija? Tanto mi hija como yo siempre hemos orado para poder tener esta oportunidad. Tú eres el principal integrante de la dinastía Yadu. Has de saber que desde el mismo comienzo hice una firme promesa de casar a mi hija con un candidato adecuado —aquel que pudiera salir victorioso en la prueba que ingenié—. Impuse esta prueba simplemente para conocer la valentía y la posición de mi futuro yerno. Tú eres el Señor Kṛṣṇa, y eres el principal de todos los héroes. Estoy seguro de que lograrás poner bajo control a estos siete toros sin ninguna dificultad. Hasta ahora nunca han sido subyugados por ningún príncipe; todo aquel que ha tratado de ponerlos bajo control, simplemente se ha ido con sus extremidades rotas».


El rey Nagnajit continuó su petición: «Kṛṣṇa, si tuvieras la bondad de embridar a los siete toros y de ponerlos bajo control, entonces indudablemente serás seleccionado como el digno esposo de mi hija Satyā». Después de oír esta afirmación, Kṛṣṇa pudo comprender que el Rey no quería romper su firme promesa. Así, para cumplir su deseo, apretó Su cinturón y se dispuso a luchar con los toros. Inmediatamente se dividió en siete Kṛṣṇas, y cada uno de Ellos agarró de inmediato a un toro y embridó su nariz, poniéndolo bajo control como si fuera un juguete.


El hecho de que Kṛṣṇa se dividiera en siete es muy significativo. Satyā, la hija del rey Nagnajit, sabía que Kṛṣṇa ya se había casado con muchas otras esposas, y aún así estaba apegada a Kṛṣṇa. Para animarla, Él inmediatamente se expandió en siete. El significado de ello es que Kṛṣṇa es uno, pero tiene ilimitadas formas de expandirse. Él se casó con muchos cientos de miles de esposas, pero esto no significa que mientras estaba con una esposa, las otras estaban desprovistas de Su compañía. Kṛṣṇa podía asociarse con todas y cada una de Sus esposas mediante Sus expansiones.


Cuando Kṛṣṇa puso a los toros bajo Su control, embridando sus narices, la fuerza y el orgullo de estos inmediatamente quedaron hechos añicos. El nombre y la fama que los toros habían alcanzado, fueron así vencidos. Cuando Kṛṣṇa embridó a los toros, los haló fuertemente, tal como un niño hala un toro de juguete hecho de madera. Al ver esta superioridad de Kṛṣṇa, el rey Nagnajit se asombró mucho, e inmediatamente, con gran placer, trajo a su hija Satyā ante Kṛṣṇa y se la entregó. Kṛṣṇa también aceptó inmediatamente a Satyā como Su esposa. Luego hubo una ceremonia de matrimonio con gran pompa. Las reinas del rey Nagnajit también estaban muy complacidas, debido a que su hija Satyā obtuvo a Kṛṣṇa como esposo. En virtud de que el Rey y las reinas estaban muy complacidos en esta ocasión auspiciosa, hubo una celebración por toda la ciudad en honor del matrimonio. Por todas partes se oía el sonido de caracolas y timbales, y otras diversas vibraciones de música y canciones. Los brāhmaṇas eruditos comenzaron a derramar sus bendiciones sobre la pareja recién casada. Llenos de júbilo, todos los habitantes de la ciudad se vistieron con ropas y ornamentos de colores brillantes. El rey Nagnajit estaba tan complacido, que les dio a su hija y a su yerno la siguiente dote:


En primer lugar les dio diez mil vacas y tres mil jóvenes sirvientas bien vestidas y adornadas hasta el cuello. Este sistema de dote aún está vigente en la India, especialmente para los príncipes kṣatriyas. También, cuando se casa un príncipe kṣatriya se le entrega juntamente con la novia, por lo menos, una docena de sirvientas de edad similar a la de ella. Después de dar las vacas y las sirvientas, el Rey también enriqueció la dote dando nueve mil elefantes y cien veces más cuadrigas que elefantes. Esto significa que dio novecientas mil cuadrigas. Y dio cien veces más caballos que cuadrigas, o sea noventa millones de caballos, y cien veces más esclavos que caballos. Los príncipes reales mantenían a esos esclavos y sirvientas con todas las provisiones necesarias, como si fueran sus propios hijos o miembros de sus familias. Después de dar esta dote tal como se describió, el rey de la provincia de Kośala le pidió a su hija y a su gran yerno que se sentaran en una cuadriga. Él les permitió que se fueran a su hogar, protegidos por una división de soldados bien equipados. Cuando se encontraban viajando rápidamente hacia su nuevo hogar, el corazón de él se animó con afecto por ellos.


Antes de este matrimonio de Satyā con Kṛṣṇa, había habido muchas contiendas con los toros del rey Nagnajit, y muchos otros príncipes de la dinastía Yadu, así como también de otras dinastías, habían tratado de ganar la mano de Satyā. Cuando los frustrados príncipes de las otras dinastías oyeron que Kṛṣṇa tuvo éxito en obtener la mano de Satyā al haber subyugado a los toros, naturalmente se pusieron envidiosos. Mientras Kṛṣṇa viajaba hacia Dvārakā, todos los príncipes frustrados y derrotados lo rodearon formando un círculo y comenzaron a hacer llover sus flechas sobre el cortejo nupcial. Cuando atacaron el cortejo de Kṛṣṇa y dispararon flechas como incesantes torrentes de lluvia, Arjuna, el mejor amigo de Kṛṣṇa, respondió al reto, y él solo los ahuyentó muy fácilmente para complacer a su gran amigo Kṛṣṇa en la ocasión de Su matrimonio. Él cogió de inmediato su arco llamado Gāṇḍiva y ahuyentó a todos los príncipes; así como un león ahuyenta a todos los demás animales pequeños simplemente con perseguirlos, Arjuna ahuyento a todos los príncipes sin matar ni siquiera a uno de ellos. Después de esto, el miembro principal de la dinastía Yadu, el Señor Kṛṣṇa, juntamente con Su recién casada esposa y la enorme dote, entró en la ciudad de Dvārakā con gran pompa. Desde entonces, Kṛṣṇa vivió allí con Su esposa muy pacíficamente.


Kṛṣṇa tenía otra tía, la hermana de Su padre, cuyo nombre era Śrutakīrti, que estaba casada y vivía en la provincia de Kekaya. Ella tenía una hija cuyo nombre era Bhadrā. Bhadrā también quería casarse con Kṛṣṇa, y su hermano se la entregó a Él incondicionalmente. Kṛṣṇa también la aceptó como legítima esposa. Después, Kṛṣṇa se casó con la hija del rey de la provincia de Madras, cuyo nombre era Lakṣmaṇa. Lakṣmaṇa tenía toda clase de buenas cualidades. Kṛṣṇa también se casó con ella a la fuerza, llevándosela de la misma manera en que Garuḍa arrancó el jarro de néctar de las manos de los demonios. Kṛṣṇa raptó a esta muchacha en presencia de muchos otros príncipes, en la asamblea svayamvara de ella. Svayambara es la ceremonia en la cual la novia puede seleccionar su propio esposo de entre un conjunto de muchos príncipes.


La descripción del matrimonio de Kṛṣṇa con las cinco muchachas que se menciona en este capítulo, no lo es todo. Él tenía muchos otros miles de esposas además de ellas. Los otros miles de esposas fueron aceptadas por Kṛṣṇa después de matar a un demonio llamado Bhaumāsura. Todas estos miles de muchachas se encontraban cautivas en el palacio de Bhaumāsura, y Kṛṣṇa las liberó y se casó con ellas.


Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo quincuagésimo octavo del libro Kṛṣṇa, titulado: «Kṛṣṇa se casa con cinco reinas».

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