Capítulo 6
La muerte de Pūtanā
Mientras Nanda Mahārāja iba de regreso a su hogar, se puso a pensar en la advertencia de Vasudeva de que podría haber algunos disturbios en Gokula. Indudablemente, el aviso no era falso sino amistoso. Así, Nanda pensó: «Hay algo de verdad en ese aviso». Por lo tanto, debido al temor, Nanda se refugió en la Suprema Personalidad de Dios. Para un devoto que está en peligro es muy natural pensar en Kṛṣṇa, pues él no tiene ningún otro refugio. Cuando un niño está en peligro, se refugia en su padre o en su madre. En forma similar, un devoto se encuentra siempre bajo la protección de la Suprema Personalidad de Dios, y cuando ve un peligro específico, muy rápidamente recuerda al Señor.
Después de consultar con sus demoníacos ministros, Kaṁsa le dio instrucciones a una bruja llamada Pūtanā, para que matase toda clase de niños en las ciudades, aldeas y campos de pastoreo. Pūtanā conocía el arte hechicero de matar niños pequeños mediante procedimientos horribles y pecaminosos. Esa clase de brujas solo puede desplegar su magia negra en donde nadie canta ni oye el santo nombre de Kṛṣṇa. Se dice que en cualquier lugar donde se cante el santo nombre de Kṛṣṇa, incluso en forma negligente, todos los malos elementos, tales como brujas, fantasmas y calamidades peligrosas, desaparecen de inmediato. Y, por supuesto que esto ocurre donde el santo nombre de Kṛṣṇa se canta con toda seriedad, especialmente en Vṛndāvana, donde el Señor Supremo estaba presente personalmente. Por consiguiente, las dudas de Nanda Mahārāja estaban indudablemente fundamentadas en su amor por Kṛṣṇa. En realidad, las actividades de Pūtanā, a pesar de sus poderes, no representaban ningún peligro. Esta clase de brujas reciben el nombre de khecarī, lo cual quiere decir que pueden volar por el cielo. Este arte hechicero de la brujería se practica aún en el lejano noroeste de la India. Estas mujeres se trasladan de un lugar a otro montadas en ramas de árboles sacados de raíz. Pūtanā conocía este negro arte, y por eso a ella se le describe en el Bhāgavatam como khecarī.
Pūtanā se adentró sin permiso en el distrito de Gokula, el lugar en el que se hallaba la residencia de Nanda Mahārāja. Vestida como una hermosa mujer, Pūtanā entró en la casa de madre Yaśodā. Ella lucía muy hermosa con sus amplias caderas, pechos hermosos y abultados, y aretes y flores en su cabellera. Su delgada cintura la hacía verse especialmente bella. Pūtanā los miraba a todos con un rostro sonriente y muy atractivo, y todos los residentes de Vṛndāvana estaban cautivados. Las inocentes pastorcillas de vacas pensaron que Pūtanā era un diosa de la fortuna que aparecía en Vṛndāvana con una flor de loto en su mano. A ellas les pareció que ella había venido con el fin de ver personalmente a Kṛṣṇa, quien es su esposo. La exquisita belleza de Pūtanā hizo que nadie tratara de detener sus movimientos, lo cual le permitió entrar libremente en la casa de Nanda Mahārāja. Pūtanā, la asesina de muchísimos niños, vio al niño Kṛṣṇa acostado en Su pequeño lecho, e inmediatamente pudo percibir que la criatura escondía Sus potencias sin paralelo, tal como un fuego cubierto por cenizas. Pūtanā pensó: «Este niño es tan poderoso que podría destruir al instante el universo entero».
La comprensión de Pūtanā es muy significativa. Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, está en el corazón de todos. En el Bhagavad-gītā se afirma que Él le da a cada quien la inteligencia necesaria, así como también es Él quien causa el olvido. Pūtanā supo inmediatamente que aquella criatura a quien observaba en la casa de Nanda Mahārāja, era la Suprema Personalidad de Dios Mismo. Él yacía ahí como un pequeño bebé, pero eso no quiere decir que por ello fuese menos poderoso. La teoría materialista que afirma que la adoración de Dios es antropomórfica, no está en lo correcto, Ningún ser viviente puede convertirse en Dios por medio de austeridades o mediante la meditación. Dios es siempre Dios. El niño Kṛṣṇa es tan completo como el joven Kṛṣṇa. La teoría māyāvāda sostiene que la entidad viviente fue Dios anteriormente, pero que ahora se encuentra completamente abatida bajo la influencia de māyā. En consecuencia, ellos dicen que la entidad viviente no es Dios actualmente, pero que cuando la influencia de māyā se retire, se convertirá en Dios de nuevo. No es posible aplicarles esta teoría a las diminutas entidades vivientes. Las entidades vivientes son partes infinitesimales de la Suprema Personalidad de Dios. Las entidades vivientes son diminutas partículas o chispas del fuego supremo, pero no son el fuego original. Las chispas pueden ser cubiertas por la influencia de māyā, pero el fuego original, Kṛṣṇa, no puede serlo. Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, aun desde el principio de Su aparición en la casa de Vasudeva y Devakī.
Kṛṣṇa exhibió la naturaleza de un pequeño bebé y cerró Sus ojos, como si tratara de eludir el rostro de Pūtanā. El hecho de que el Señor cerrara Sus ojos, lo estudian e interpretan los devotos de diferentes maneras. Unos dicen que Kṛṣṇa cerró Sus ojos porque no le gustaba el rostro de Pūtanā, pues esta había matado a muchos niños y ahora venía a matarlo a Él. Otros dicen que a ella se le estaba dictando algo extraordinario y que, a fin de darle confianza, Kṛṣṇa, cerró Sus ojos para que ella no tuviera miedo. Otros más dan esta interpretación: Kṛṣṇa apareció para matar a los demonios y para proteger a los devotos, tal como se afirma en el Bhagavad-gītā: paritrāṇāya sādhūnāṁ vināśāya ca duṣkṛtām. El primer demonio que moriría a manos de Kṛṣṇa era una mujer. De acuerdo con los preceptos védicos, está prohibido matar a una mujer, a un brāḥmana, a un niño o a una vaca. Kṛṣṇa estaba obligado a matar a la bruja Pūtanā, y puesto que el śāstra védico prohíbe matar mujeres. Kṛṣṇa no pudo evitar cerrar Sus ojos. Otra interpretación dice que Kṛṣṇa cerró Sus ojos porque simplemente la consideró Su nodriza. Pūtanā se acercó a Kṛṣṇa a ofrecerle su pecho para que Él mamase. Kṛṣṇa es tan misericordioso que, aunque sabía que Pūtanā estaba allí para matarlo, la consideró Su madre o Su nodriza.
De acuerdo con los mandamientos védicos, hay siete clases de madres: la madre verdadera, la esposa de un instructor o la esposa del maestro espiritual, la esposa de un rey, la esposa de un brāḥmana, la vaca, la nodriza y la madre Tierra. Dado que Pūtanā tomó a Kṛṣṇa en su regazo y le ofreció la leche de su pecho para que Él mamase, Kṛṣṇa la aceptó como una de Sus madres. Se considera que esa es otra razón por la cual Él cerró Sus ojos: Él tenía que matar a una madre o nodriza. Mas, si Él hubiera matado a Su madre o nodriza, ello no sería diferente de Su amor por Su verdadera madre o por Yaśodā, Su madre adoptiva. Además, los Vedas nos informan que Pūtanā recibió de Kṛṣṇa el mismo tratamiento y las facilidades que recibiría una madre, o que recibió la misma Yaśodā. Así como a Yaśodā se le dio la liberación del mundo material, así también a Pūtanā se le dio la liberación. Cuando el niño Kṛṣṇa cerró sus ojos, Pūtanā lo tomó en su regazo. Ella no sabía que entre sus brazos tenía a la muerte personificada. Si una persona erróneamente toma a una serpiente por una cuerda, muere. De igual manera, Pūtanā había matado a muchos niños antes de encontrarse con Kṛṣṇa, pero ahora estaba tomando a la serpiente que la mataría de inmediato.
Cuando Pūtanā tomó en su regazo al niño Kṛṣṇa, Yaśodā y Rohiṇī se encontraban presentes, pero al verla tan hermosamente vestida y exhibiendo tanto afecto maternal por Kṛṣṇa, no se lo prohibieron. Ellas no podían comprender que Pūtanā era como una espada dentro de un estuche decorado. Pūtanā había untado en sus pechos un veneno muy poderoso, e inmediatamente después de poner al niño en su regazo, le metió el pezón en Su boca. Pūtanā esperaba que Kṛṣṇa muriera tan pronto como mamara de su pecho. Pero el bebé Kṛṣṇa, iracundo, cogió con fuerza el pezón de Pūtanā y mamó la leche envenenada junto con el aire vital de esa bruja. En otras palabras, Kṛṣṇa, al mismo tiempo que le mamaba la leche de su pecho, la mató chupándole la vida. Kṛṣṇa es tan misericordioso que, debido a que la bruja Pūtanā vino a ofrecerle la leche de su pecho, Él satisfizo su deseo y aceptó su actividad como maternal. Mas, a fin de evitar que Pūtanā cometiera más acciones atroces, inmediatamente la mató. Y, al morir a manos de Kṛṣṇa, ella obtuvo la liberación. Cuando Kṛṣṇa mamó de su pecho, Pūtanā cayó al suelo, abrió sus brazos y piernas, y comenzó a gritar: «¡Oh, niño!, ... ¡déjame!, ...¡déjame!, ...». Pūtanā gritaba fuertemente, y todo su cuerpo estaba empapado de sudor.
Mientras Pūtanā moría gritando, hubo una tremenda vibración tanto en el cielo como en la Tierra, en todas las direcciones, y la gente creyó que había una tormenta de truenos. Fue así como terminó la pesadilla de la bruja Pūtanā, quien asumió su verdadero aspecto de gran bruja. Abriendo enormemente su boca feroz, Pūtanā tendió sus brazos y piernas por todas partes. Pūtanā cayó tal como Vṛtrāsura cuando fue golpeado por el rayo de Indra. Su larga cabellera se esparcía por todo su cuerpo, que, al caer, ocupó casi diecinueve kilómetros y aplastó y despedazó todos los árboles. Todo el mundo quedó maravillado al ver aquel cuerpo gigantesco. Sus dientes se parecían a los surcos del arado, y sus fosas nasales daban la impresión de ser cuevas de montañas. Sus pechos parecían pequeñas colinas, y su cabellera era como una vasta maleza rojiza. Las cuencas de sus ojos parecían pozos oscuros, y sus muslos eran como las dos orillas de un río; sus manos parecían dos puentes fuertemente construidos, y su abdomen parecía un lago seco, Todos los pastores de vacas, hombres y mujeres, quedaron pasmados al ver aquello. Y el sonido estruendoso de la caída de Pūtanā convulsionó sus cerebros y oídos, haciendo que sus corazones palpitaran fuertemente.
Las gopīs, al ver que el pequeño Kṛṣṇa jugaba sin ningún temor en el regazo de Pūtanā, se acercaron rápidamente, y lo recogieron en sus brazos. Madre Yaśodā, Rohiṇī, y otras gopīs de mayor edad, llevaron a cabo inmediatamente los rituales propicios, tomando la cola de una vaca y dando vueltas alrededor del cuerpo de Él. Al niño lo lavaron perfectamente con orina de vaca, y le echaron por todo el cuerpo el polvo que levantan los cascos de las vacas. El objeto de esto era proteger al pequeño Kṛṣṇa de futuros accidentes desfavorables. Este incidente nos da una indicación clara de la importancia de las vacas en relación con la familia, la sociedad, y, en general, con los seres vivientes. El cuerpo trascendental de Kṛṣṇa no necesitaba de ninguna protección. Pero, a fin de enseñarnos la importancia de las vacas, al Señor se le untó estiércol de vaca por todas partes, se le lavó con orina de vaca y se le roció con el polvo que levantan las vacas al caminar.
Después de este proceso purificatorio, las gopīs, con madre Yaśodā y Rohiṇī a la cabeza, cantaron doce nombres de Viṣṇu para proteger por completo el cuerpo de Kṛṣṇa de toda mala influencia. Las gopīs lavaron sus manos y sus pies y bebieron tres sorbos de agua, tal como se acostumbra antes de cantar un mantra. El canto de las gopīs decía así: «Amado Kṛṣṇa, que la Suprema Personalidad de Dios, el innaciente, proteja Tus pies; que el Señor, a quien se conoce como Maṇimān, proteja Tus muslos; que el Señor Viṣṇu, conocido como Yajña, proteja Tus piernas; que el Señor Acyuta proteja Tus brazos; que el Señor Hayagrīva proteja Tu abdomen; que el Señor Keśava proteja Tu corazón, que el Señor Viṣṇu proteja Tus brazos; que el Señor Urukrama proteja Tu rostro; que el Señor Īśvara proteja Tu cabeza; que el Señor Cakradhara proteja Tu pecho, que el Señor Gadādhara proteja Tu espalda, que el Señor Madhusūdana, quien lleva un arco en Su mano, proteja Tu lado derecho; que el Señor Viṣṇu proteja Tu lado izquierdo con Su caracola; que Upendra, la Personalidad de Dios, Te proteja desde arriba, y que el Señor Tārkṣya Te proteja desde debajo de la tierra; que el Señor Haladhara Te proteja desde todas partes; y que la Personalidad de Dios conocido como Hṛṣīkeśa proteja todos Tus sentidos; que el Señor Nārāyaṇa proteja Tus aires vitales, y que el Señor de Śvetadvīpa, Nārāyaṇa, proteja Tu corazón; que el Señor Yogeśvara proteja Tu mente; que el Señor Pṛśnigarbha proteja Tu inteligencia, y que la Suprema Personalidad de Dios proteja Tu alma. Que mientras Tú juegues, el Señor Govinda Te proteja de todas las partes, y que mientras duermas, el Señor Mādhava Te proteja de todo peligro. Que el Señor de Vaikuṇṭha evite que Te caigas mientras caminas, y Te brinde plena protección cuando estés sentado. Y que el Señor de todos los sacrificios Te dé Su completa protección cuando comas».
Así pues, madre Yaśodā comenzó a cantar distintos nombres de Viṣṇu para proteger las diferentes partes del cuerpo del niño Kṛṣṇa. Madre Yaśodā estaba firmemente convencida de que debía proteger a su hijo de toda clase de fantasmas y espíritus malignos, tales como los Ḍākinīs, Yāthudhānis, Kūṣmāṇdās, Yakṣas, Rākṣasas, Vināyakas, Koṭarā, Revatī, Jyeṣṭhā, Pūtanā, Mātṛkās, Unmādas y otros espíritus malignos similares que hacen que las personas olviden su propia existencia y dan problemas al aire vital y a los sentidos. Estos seres algunas veces aparecen en sueños y son causa de mucha perturbación; y otras veces aparecen en forma de ancianas y chupan la sangre de los niños pequeños. Esos fantasmas y espíritus malignos no pueden permanecer donde se canta el santo nombre de Dios. Madre Yaśodā estaba firmemente convencida de los mandatos védicos acerca de la importancia de las vacas y del santo nombre de Viṣṇu. En consecuencia, Yaśodā se refugió por completo en las vacas y en el santo nombre de Viṣṇu para proteger a Kṛṣṇa, su hijo. Yaśodā recitó todos los santos nombres de Viṣṇu para que Él salvara al niño. La cultura védica ha aprovechado la cría de vacas y el canto del santo nombre de Viṣṇu desde los comienzos de la historia, y quienes aún siguen las enseñanzas védicas, especialmente los jefes de familia, poseen al menos una docena de vacas y adoran a la Deidad del Señor Viṣṇu, la cual está instalada en sus hogares. Estas son algunas de las instrucciones por las cuales las personas avanzadas en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, pueden darse cuenta de cuánto deben interesarse en las vacas y en el santo nombre del Señor Viṣṇu.
Las gopīs de mayor edad de Vṛndāvana estaban tan absortas en el afecto que sentían por Kṛṣṇa, que ellas quisieron proteger al Señor, aunque no había ninguna necesidad, pues Él ya se había protegido a Sí Mismo. Ellas no podían comprender que Kṛṣṇa era la Suprema Personalidad de Dios que estaba actuando como un niño. Una vez que las gopīs llevaron a cabo esas formalidades para proteger al niño, madre Yaśodā tomó a Kṛṣṇa le dejó mamar de su pecho. Cuando el niño fue protegido con el Viṣṇu mantra, madre Yaśodā sintió que Kṛṣṇa estaba seguro. Mientras tanto, los pastores de vacas que habían ido a Mathurā a pagar sus impuestos, venían ya de regreso a casa, y quedaron maravillados al ver el gigantesco cadáver de Pūtanā.
Nanda Mahārāja recordó la profecía de Vasudeva, y lo consideró un gran sabio y yogī místico, pues de no ser así, ¿cómo habría podido predecir un incidente que ocurrió durante su ausencia de Vṛndāvana? Después de esto, todos los residentes de Vraja cortaron en pedazos el gigantesco cuerpo de Pūtanā y lo apilaron con madera para quemarlo. Cuando todos los miembros del cuerpo de Pūtanā estaban ardiendo, el humo que emanaba del fuego despedía un agradable aroma. Esto se debía a que Pūtanā había muerto a manos de Kṛṣṇa, lo cual significa que la bruja se limpió de todas sus actividades pecaminosas y obtuvo un cuerpo celestial. He aquí un ejemplo de cómo la Suprema Personalidad de Dios es absolutamente bueno: Pūtanā había ido a matar a Kṛṣṇa, mas, debido a que Él mamó de su leche, ella inmediatamente se purificó, y su cadáver adquirió una calidad trascendental. La única ocupación de Pūtanā era el asesinato de niños pequeños; ella solo amaba la sangre. Pero, a pesar de tener envidia del Señor, Pūtanā alcanzó la salvación, porque le dio a beber de su leche a Kṛṣṇa. Así pues, ¿qué decir de quienes aman al Señor en la relación de madre o padre?
Los devotos puros siempre sirven a Kṛṣṇa con gran amor y afecto, pues Él es la Suprema Personalidad de Dios, la Superalma de toda entidad viviente.
En consecuencia, debemos concluir que aun un poco de energía empleada en el servicio del Señor nos da una inmensa ganancia trascendental. Esto se explica en el Bhagavad-gītā: svalpam apy asya dharmasya. El servicio devocional en estado de conciencia de Kṛṣṇa es tan sublime, que, hasta el más pequeño servicio que se le presta a Kṛṣṇa, hecho con o sin conocimiento, proporciona el más grande de los beneficios. El sistema de adorar a Kṛṣṇa mediante el ofrecimiento de las flores de un árbol, es también beneficioso para la entidad viviente que se encuentra confinada en la existencia corporal de ese árbol. Cuando las flores y los frutos se le ofrecen a Kṛṣṇa, el árbol que los produjo también recibe indirectamente mucho beneficio. El proceso de arcanā, o procedimiento de adoración, es por consiguiente beneficioso para todos. Cuando a Kṛṣṇa se le ofrece algo, la fuente de lo ofrecido se beneficia también. Kṛṣṇa es digno de la adoración de grandes semidioses tales como Brahmā y el Señor Śiva, y Pūtanā tuvo la fortuna de que el mismo Kṛṣṇa jugase en su regazo como un niño pequeño. Los pies de loto de Kṛṣṇa, los cuales son adorados por grandes sabios y devotos, se posaron en el cuerpo de Pūtanā. Los hombres adoran a Kṛṣṇa y le ofrecen alimentos, mas Él mamó en forma automática de la leche del cuerpo de Pūtanā, Por consiguiente, los devotos oran diciendo que si Pūtanā, simplemente al ofrecerle a Kṛṣṇa algo como una enemiga, obtuvo tan grandes beneficios, entonces, ¿quién puede medir el beneficio de adorar a Kṛṣṇa con amor y devoción?
Uno debería adorar a Kṛṣṇa aunque la única razón de hacerlo sea el gran beneficio que el adorador espera.
Aunque Pūtanā era un espíritu maligno, ella obtuvo la misma elevación que habría obtenido de haber sido la propia madre de la Suprema Personalidad de Dios. Claro está que las vacas y las gopīs mayores que le ofrecieron leche al Señor Kṛṣṇa también fueron elevadas a la posición trascendental, Kṛṣṇa puede ofrecerle cualquier cosa a cualquiera: desde la liberación, hasta cualquier cosa materialmente inconcebible. No cabe, pues, ninguna duda de la salvación de Pūtanā, pues el Señor mamó de su leche durante un largo rato. Y, ¿cómo puede haber alguna duda acerca de la salvación de las gopīs, las cuales amaban tanto a Kṛṣṇa? Indudablemente todas las gopīs, los pastorcillos de vacas y las vacas que le sirvieron a Kṛṣṇa en Vṛndāvana con amor y devoción, fueron liberados de la desoladora condición de la existencia material.
Cuando todos los habitantes de Vṛndāvana olieron el agradable aroma que despedía el humo de la ardiente Pūtanā, se preguntaron entre sí «¿De dónde viene este buen olor?». Y mientras conversaban, comprendieron que se trataba del humo del cuerpo de Pūtanā. Ellos amaban mucho a Kṛṣṇa, y tan pronto como oyeron que la bruja Pūtanā la había matado el Señor, le dieron sus bendiciones al niño Kṛṣṇa, movidos por el afecto que sentían por Él. Nanda Mahārāja llegó a su casa después de la incineración de Pūtanā, e inmediatamente tomó a Kṛṣṇa en su regazo y olió su cabeza. Nanda estaba feliz de que su pequeño hijo estuviera a salvo de aquella gran calamidad. Śrīla Śukadeva Gosvāmī ha bendecido a todas las personas que oyen la narración de la muerte de Pūtanā a manos de Kṛṣṇa. Ellos obtendrán el favor de Govinda con toda seguridad.
Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo sexto del libro Kṛṣṇa, titulado: «La muerte de Pūtanā».