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Text 30

gītaṁ bhagavatā jñānaṁ
yat tat saṅgrāma-mūrdhani
kāla-karma-tamo-ruddhaṁ
punar adhyagamat prabhuḥ

gītam—instruido; bhagavatā—por la Personalidad de Dios; jñānam—conocimiento trascendental; yat—el cual; tat—eso; saṅgrāma-mūrdhani—en medio de la batalla; kāla-karma—tiempo y acciones; tamaḥ-ruddham—envuelto por esa oscuridad; punaḥ adhyagamat—las revivió de nuevo; prabhuḥ—el señor de sus sentidos.

Debido a los pasatiempos y actividades del Señor y debido a Su ausencia, parecía que Arjuna había olvidado las instrucciones dejadas por la Personalidad de Dios. Pero en realidad no era así, y él volvió a ser el amo de sus sentidos.

SIGNIFICADO: El alma condicionada queda envuelta en sus actividades fruitivas, debido a la fuerza del tiempo eterno. Pero cuando el Señor Supremo se encarna en la Tierra, no es influido por kāla, o la concepción material del pasado, el presente y el futuro. Las actividades del Señor son eternas, y son manifestaciones de Su ātma-māyā, o potencia interna. Todos los pasatiempos y actividades del Señor son de naturaleza espiritual, pero al profano le parecen encontrarse en el mismo nivel que las actividades materiales. Parecía que Arjuna y el Señor estaban participando en la batalla de Kurukṣetra al igual que el otro bando, pero de hecho el Señor estaba ejecutando Su misión de encarnarse y de asociarse con Arjuna, Su amigo eterno. Por lo tanto, esas actividades aparentemente materiales no apartaron a Arjuna de su posición trascendental, sino que, por el contrario, revivieron su conciencia de las canciones del Señor, tal como el Señor las cantó personalmente. En el Bhagavad-gītā (18.65), el Señor asegura de la siguiente manera este restablecimiento de la conciencia:

man-manā bhava mad-bhakto
mad-yājī māṁ namaskuru
mām evaiṣyasi satyaṁ te
pratijāne priyo ’si me

Uno siempre debe pensar en el Señor; la mente no debe olvidarse de Él. Uno debe volverse devoto del Señor y ofrecerle reverencias. Aquel que vive de esa manera, logra refugiarse en los pies de loto del Señor, y queda así dotado indudablemente de la bendición del Señor. No hay que dudar acerca de esta verdad eterna. Como Arjuna era Su amigo íntimo, a él se le reveló el secreto.

Arjuna no tenía ningún deseo de pelear con sus parientes, pero él peleó en aras de la misión del Señor. Él siempre estaba dedicado únicamente a ejecutar la misión del Señor y, por lo tanto, después de la partida del Señor permaneció en la misma posición trascendental, aunque dio la impresión de que había olvidado todas las instrucciones del Bhagavad-gītā. De modo que, uno debe ajustar las actividades de la vida al ritmo de la misión del Señor, y al hacerlo, es seguro que se regresa al hogar, de vuelta a Dios. Esta es la máxima perfección de la vida.

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