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Text 32

niśamya bhagavan-mārgaṁ
saṁsthāṁ yadu-kulasya ca
svaḥ-pathāya matiṁ cakre
nibhṛtātmā yudhiṣṭhiraḥ

niśamya—deliberando; bhagavat—respecto al Señor; mārgam—las formas en que ocurren Su aparición y desaparición; saṁsthām—fin; yadu-kulasya—de la dinastía del rey Yadu; ca—también; svaḥ—la morada del Señor; pathāya—camino a; matim—deseo; cakre—prestó atención; nibhṛta-ātmā—solitario y a solas; yudhiṣṭhiraḥ—el rey Yudhiṣṭhira.

Al oír que el Señor Kṛṣṇa había regresado a Su morada y al enterarse del fin de la manifestación terrenal de la dinastía Yadu, Mahārāja Yudhiṣṭhira decidió ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios.

SIGNIFICADO: Mahārāja Yudhiṣṭhira también volvió su atención hacia las instrucciones del Bhagavad-gītā, después de oír que el Señor se había ido de ante la visión de la gente de la Tierra. Él comenzó a deliberar acerca de la manera en que el Señor aparece y desaparece. La misión de la aparición y desaparición del Señor en el universo mortal depende por completo de Su voluntad suprema. Ninguna energía superior lo obliga a aparecer o desaparecer, como en el caso de los seres vivientes, los cuales aparecen y desaparecen forzados por las leyes de la naturaleza. Cuando quiera que el Señor lo desea, puede aparecer en absolutamente cualquier parte, sin perturbar Su aparición y desaparición en algún otro lugar. Él es como el sol. El sol aparece y desaparece de motu propio en cualquier lugar, sin perturbar su presencia en otros lugares. El sol aparece por la mañana en la India, sin desaparecer del hemisferio occidental. El sol se halla presente en absolutamente todas partes de todo el sistema solar, pero da la impresión de que en un determinado lugar el sol aparece por la mañana, y también desaparece en algún momento fijo de la tarde. La limitación del factor tiempo no es de importancia ni siquiera en el caso del sol, y ni qué hablar del Señor Supremo, quien es el creador y controlador del sol. Por consiguiente, en el Bhagavad-gītā se declara que cualquiera que entienda de hecho la trascendental aparición y desaparición del Señor mediante Su energía inconcebible, se libera de las leyes del nacimiento y la muerte y es puesto en el eterno cielo espiritual, donde se encuentran los planetas Vaikuṇṭha. Allí, esas personas liberadas pueden vivir eternamente sin los tormentos del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. En el cielo espiritual, el Señor y aquellos que están dedicados eternamente al amoroso servicio trascendental del Señor, son todos eternamente jóvenes, porque ahí no hay vejez ni enfermedades, ni tampoco hay muerte. Como no hay muerte, no hay nacimiento. Se concluye, pues, que por el simple hecho de entender en verdad la aparición y desaparición del Señor, uno puede alcanzar la etapa perfecta de la vida eterna. Por consiguiente, Mahārāja Yudhiṣṭhira también comenzó a considerar el ir de vuelta a Dios. El Señor aparece en la Tierra o en cualquier otro planeta mortal junto con Sus asociados, quienes viven con Él eternamente, y los miembros de la familia Yadu que se habían dedicado a complementar los pasatiempos del Señor, son nada más y nada menos que Sus asociados eternos, así como también lo son Mahārāja Yudhiṣṭhira, y los hermanos y la madre de este, etc. Como la desaparición y aparición del Señor y Sus asociados eternos son trascendentales, uno no debe dejarse confundir por los aspectos externos de esa aparición y desaparición.

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