Text 37
ataḥ pṛcchāmi saṁsiddhiṁ
yogināṁ paramaṁ gurum
puruṣasyeha yat kāryaṁ
mriyamāṇasya sarvathā
ataḥ—por consiguiente; pṛcchāmi—ruego que se me diga; saṁsiddhim—el camino de la perfección; yoginām—de los santos; paramam—el supremo; gurum—el maestro espiritual; puruṣasya—de una persona; iha—en esta vida; yat—cualquier; kāryam—deber; mriyamāṇasya—de aquel que va a morir; sarvathā—de todas las maneras.
Tú eres el maestro espiritual de grandes santos y devotos. Por lo tanto, te ruego que me enseñes cuál es el camino de la perfección para todas las personas, y especialmente para aquel que está a punto de morir.
SIGNIFICADO: A menos que uno esté muy ansioso de indagar acerca del camino de la perfección, no hay necesidad de acudir a un maestro espiritual. El maestro espiritual no es una especie de adorno para gente casada. Por lo común, el materialista que quiere estar a la moda ocupa a un supuesto maestro espiritual, sin beneficio alguno. El pseudomaestro espiritual adula al supuesto discípulo, y, en virtud de ello, tanto el maestro como su protegido se van al infierno sin duda alguna. Mahārāja Parīkṣit es el discípulo de tipo idóneo, porque hace preguntas que son vitales para los intereses de todos los hombres, en esencial para los hombres moribundos. La pregunta formulada por Mahārāja Parīkṣit constituye el principio básico de toda la tesis del Śrīmad-Bhāgavatam. Ahora veamos cuán inteligentemente responde el gran maestro.