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Text 12

tac chraddadhānā munayo
jñāna-vairāgya-yuktayā
paśyanty ātmani cātmānaṁ
bhaktyā śruta-gṛhītayā

tat—eso; śraddadhānāḥ—sincero e inquisitivo; munayaḥ—sabios; jñāna—conocimiento; vairāgya—desapego; yuktayā—bien equipado con; paśyanti—ve; ātmani—dentro de sí mismo; ca—y; ātmānam—el Paramātmā; bhaktyā—en el servicio devocional; śruta—los Vedas; gṛhītayā—bien recibido.

El sabio o estudiante sincero e inquisitivo, bien equipado con conocimiento y desapego, llega a comprender esa Verdad Absoluta, mediante el hecho de prestar servicio devocional en términos de lo que ha oído decir en el Vedānta-śruti.

SIGNIFICADO: La Verdad Absoluta se llega a comprender a plenitud mediante el proceso de prestarle servicio devocional al Señor, Vāsudeva, o la Personalidad de Dios, quien es la Verdad Absoluta en Su máxima expresión. Brahman es Su trascendental refulgencia corporal, y Paramātmā es Su representación parcial. Siendo esto así, la comprensión Brahman o Paramātmā de la Verdad Absoluta no es más que una comprensión parcial. Existen cuatro tipos diferentes de seres humanos: los karmīs, los jñānīs, los yogīs y los devotos. Los karmīs son materialistas, mientras que los otros tres son trascendentales. Los trascendentalistas de primera categoría son los devotos, los cuales han llegado a comprender a la Persona Suprema. Los trascendentalistas de segunda categoría son aquellos que han comprendido parcialmente la porción plenaria de la Persona Absoluta. Y los trascendentalistas de tercera categoría son aquellos que apenas han comprendido el foco espiritual de la Persona Absoluta. Como se declara en el Bhagavad-gītā y otras Escrituras védicas, la Persona Suprema se llega a comprender mediante el servicio devocional, el cual está respaldado por pleno conocimiento y desapego de la asociación material. Ya hemos discutido el punto de que el servicio devocional es seguido por conocimiento y desapego de la asociación material. Así como las comprensiones Brahman y Paramātmā son comprensiones imperfectas de la Verdad Absoluta, así mismo los medios para comprender a Brahman y Paramātmā, es decir, los senderos de jñāna y yoga, son también medios imperfectos de comprender la Verdad Absoluta. El servicio devocional —que está basado en el primer plano del conocimiento pleno, unido al desapego de la asociación material, y que se fija mediante la recepción auditiva del Vedānta-śruti— es el único método perfecto por el cual el estudiante sincero e inquisitivo puede llegar a comprender la Verdad Absoluta. El servicio devocional no está hecho, pues, para el trascendentalista de la clase poco inteligente.

Hay tres clases de devotos, a saber, de primera, de segunda y de tercera clase. Los devotos de tercera clase, o los neófitos, que no tienen conocimiento alguno y que no están desapegados de la asociación material, sino que simplemente están atraídos al proceso preliminar de adorar a la Deidad del templo, se denominan devotos materiales. Los devotos materiales están más apegados al beneficio material que al provecho trascendental. Por lo tanto, uno tiene que progresar de una manera definida, pasando de la posición de servicio devocional material a la posición de servicio devocional de segunda clase. En la posición de segunda clase, el devoto puede distinguir cuatro principios en la línea devocional, a saber, la Personalidad de Dios, Sus devotos, los ignorantes y los envidiosos. Uno tiene que elevarse al menos a la etapa de un devoto de segunda clase, y volverse así merecedor de conocer la Verdad Absoluta.

En consecuencia, un devoto de tercera clase tiene que recibir de las fuentes autoritativas de Bhāgavata las instrucciones del servicio devocional. El principal Bhāgavata es la personalidad establecida del devoto, y el otro Bhāgavatam lo constituye el mensaje de Dios. Por consiguiente, el devoto de tercera clase tiene que ir a la personalidad del devoto, a fin de aprender las instrucciones del servicio devocional. Esa personalidad de devoto no es un profesional que se gana la vida mediante el negocio del Bhāgavatam. Dicho devoto debe ser un representante de Śukadeva Gosvāmī, tal como Sūta Gosvāmī, y debe predicar el culto del servicio devocional para beneficio completo de toda la gente. Un devoto neófito siente muy poco gusto en oír a las autoridades. Un devoto neófito de esa clase, para satisfacer sus sentidos, hace un espectáculo de que oye al hombre profesional. Esa clase de oír y cantar ha arruinado todo el asunto, así que uno debe cuidarse mucho del proceso defectuoso. Los sagrados mensajes de Dios, tal como se inculcan en el Bhagavad-gītā o en el Śrīmad-Bhāgavatam, son indudablemente temas trascendentales, pero a pesar de serlo, dichos asuntos trascendentales no deben recibirse de labios del hombre profesional, que los echa a perder tal como la serpiente echa a perder la leche con solo tocarla con su lengua.

Así pues, en beneficio de su progreso, un devoto sincero debe estar dispuesto a oír la exposición de la literatura védica, tal como los Upaniṣads, el Vedānta y otras obras literarias que han dejado las autoridades previas o Gosvāmīs. Sin oír la exposición de estas Escrituras, uno no puede progresar verdaderamente. Y sin oír ni seguir las instrucciones, el espectáculo de servicio devocional pierde todo valor y, por consiguiente, se vuelve una especie de disturbio en la senda del servicio devocional. Por lo tanto, a menos que el servicio devocional esté establecido en los principios de śruti, smṛti, purāṇa o pañcarātra como autoridades, el fingido espectáculo de servicio devocional debe ser rechazado de inmediato. Un devoto desautorizado nunca debe ser reconocido como un devoto puro. Mediante la asimilación de dichos mensajes de las Escrituras védicas, uno puede ver constantemente y dentro de su propio ser el omnipresente aspecto localizado de la Personalidad de Dios. Eso se denomina samādhi.

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