No edit permissions for Español

Text 24

tataḥ kalau sampravṛtte
sammohāya sura-dviṣām
buddho nāmnāñjana-sutaḥ
kīkaṭeṣu bhaviṣyati

tataḥ—después; kalau—en la era de Kali; sampravṛtte—habiendo sobrevenido; sammohāya—con el propósito de engañar; sura—los teístas; dviṣām—aquellos que son envidiosos; buddhaḥ—el Señor Buddha; nāmnā—de nombre; añjana-sutaḥ—cuya madre era Añjanā; kīkaṭeṣu—en la provincia de Gayā (Bihar); bhaviṣyati—ocurrirá.

Luego, al comienzo de Kali-yuga, el Señor aparecerá como el Señor Buddha, el hijo de Añjanā, en la provincia de Gayā, solo con el propósito de engañar a aquellos que estén envidiosos del teísta fiel.

SIGNIFICADO: El Señor Buddha, una poderosa encarnación de la Personalidad de Dios, apareció en la provincia de Gayā (Bihar) como el hijo de Añjanā, y predicó su propio concepto de no violencia, desaprobando incluso los sacrificios de animales que se sancionan en los Vedas. En la época en que el Señor Buddha apareció, la generalidad de la gente era atea y prefería la carne animal a cualquier otra cosa. Bajo el pretexto de sacrificio védico, todo lugar se había convertido prácticamente en un matadero, y la gente se había entregado, sin restricción, a la matanza de animales. El Señor Buddha predicó la no violencia, compadeciéndose de los pobres animales. Él predicó que no creía en los preceptos de los Vedas, e hizo énfasis en los efectos psicológicos adversos que la matanza de animales provocaba. Los hombres poco inteligentes de la era de Kali, que no tenían fe en Dios, siguieron su principio, y entre tanto fueron entrenados en la disciplina moral y la no violencia, pasos preliminares para seguir adelante en el sendero hacia la comprensión de Dios. Él engañó a los ateos, pues esos ateos que siguieron sus principios no creían en Dios, pero mantuvieron absoluta fe en el Señor Buddha, que de por sí era la encarnación de Dios. De esa manera, a la gente infiel se le hizo creer en Dios en la forma del Señor Buddha. Esa fue la misericordia del Señor Buddha: él hizo que los infieles le fueran fieles a él.

Antes del advenimiento del Señor Buddha, la matanza de animales era la característica más resaltante de la sociedad. La gente alegaba que se trataba de sacrificios védicos. Cuando los Vedas no se reciben a través de la sucesión discipular autoritativa, los lectores casuales de los Vedas son desencaminados por el lenguaje florido de ese sistema de conocimiento. En el Bhagavad-gītā se ha hecho un comentario acerca de esa clase de estudiosos necios (avipaścitaḥ). Los estudiosos necios de la literatura védica, que no se preocupan por recibir el mensaje trascendental a través de las trascendentales e iluminadas fuentes de la sucesión discipular, se confundirán con toda certeza. Ellos consideran que las ceremonias rituales lo son todo; no tienen ninguna profundidad de conocimiento. Según el Bhagavad-gītā (15.15): vedaiś ca sarvair aham eva vedyaḥ, todo el sistema de los Vedas tiene por objeto llevarlo a uno gradualmente hacia el sendero del Señor Supremo. Toda la materia de la literatura védica tiene por objeto conocer al Señor Supremo, al alma individual, la situación cósmica y la relación que hay entre todos esos factores. Cuando se conoce la relación, comienza la función relativa, y como resultado de dicha función, la meta máxima de la vida, o el ir de vuelta a Dios, se alcanza de la manera más fácil. Desgraciadamente, desautorizados estudiosos de los Vedas quedan cautivados únicamente por las ceremonias purificatorias, y de esa forma se detiene el progreso natural.

Para esa clase de personas confundidas y de tendencias ateas, el Señor Buddha es el emblema del teísmo. Por consiguiente, él quiso detener ante todo el hábito de matar animales. Los asesinos de animales son elementos peligrosos en el sendero que va de vuelta a Dios. Hay dos tipos de asesinos de animales. Al alma se la llama a veces el «animal» o el ser viviente. En consecuencia, tanto al matador de animales, como también aquellos que han perdido su identidad como almas, son asesinos de animales.

Mahārāja Parīkṣit dijo que únicamente el asesino de animales no puede saborear el mensaje trascendental del Señor Supremo. Por lo tanto, si la gente va a ser educada para ir por el sendero de Dios, debe enseñársele ante todo a detener el proceso de matar animales, como se mencionó anteriormente. Es absurdo decir que la matanza de animales no tiene nada que ver con la comprensión espiritual. En virtud de esa peligrosa teoría y por la gracia de Kali-yuga, han surgido muchos supuestos sannyāsīs que predican a favor de la matanza de animales, disfrazándola de los Vedas. El tema ya se ha discutido en la conversación que hubo entre el Señor Caitanya y el ulema Chand Kazi Shaheb. El sacrificio de animales que se expone en los Vedas es diferente de la matanza de animales sin restricción que se hace en el matadero. Debido a que los asuras o los presuntos estudiosos de las Escrituras védicas alegan como evidencia la matanza de animales que se indica en los Vedas, el Señor Buddha negó superficialmente la autoridad de los Vedas. El Señor Buddha adoptó esa posición de rechazo de los Vedas, para salvar a la gente del vicio de matar animales, así como también para salvar a los pobres animales de ser matados por sus hermanos mayores, que claman por la fraternidad universal, la paz, la justicia y la igualdad. No hay justicia cuando hay matanza de animales. El Señor Buddha quiso detener esta última por completo, y, en consecuencia, su culto de ahiṁsā se propagó no solo en la India, sino también fuera del país.

Técnicamente se dice que la filosofía del Señor Buddha es atea, debido a que no reconoce al Señor Supremo, y debido a que ese sistema de filosofía negó la autoridad de los Vedas. Pero ese es un acto de camuflaje que realizó el Señor. El Señor Buddha es la encarnación de Dios. Como tal, él es el expositor original del conocimiento védico y, por ende, no puede rechazar la filosofía védica. Pero él la rechazó externamente, porque los sura-dviṣa, o los demonios que siempre están envidiosos de los devotos de Dios, tratan de respaldar con las páginas de los Vedas la matanza de vacas o la matanza de animales, y esto lo están haciendo ahora los sannyāsīs modernizados. El Señor Buddha tuvo que rechazar por completo la autoridad de los Vedas. Esto es simplemente una cuestión técnica, y de no haberlo sido, no se lo hubiera aceptado como la encarnación de Dios. Ni tampoco habría sido adorado en las canciones trascendentales del poeta Jayadeva, que es un ācārya vaiṣṇava. A fin de establecer la autoridad de los Vedas, el Señor Buddha predicó los principios preliminares de los Vedas de una manera adecuada para el tiempo en cuestión (y eso mismo hizo Śaṅkarācārya). Por consiguiente, tanto el Señor Buddha como Ācārya Śaṅkara le abrieron el camino al teísmo, y los ācāryas vaiṣṇavas —específicamente el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu— guiaron a la gente por la senda de la comprensión de cómo regresar a Dios.

Nos contenta el hecho de que la gente se esté interesando por el movimiento de no violencia del Señor Buddha. Pero, ¿tomarán ellos el asunto muy en serio y cerrarán totalmente los mataderos de animales? Si no, el culto de ahiṁsā no tiene ningún sentido.

El Śrīmad-Bhāgavatam se compuso justo antes del comienzo de la era de Kali (hace unos cinco mil años), y el Señor Buddha apareció hace unos dos mil seiscientos años. Por lo tanto, en el Śrīmad-Bhāgavatam se predice la aparición del Señor Buddha. He ahí la autoridad de esta Escritura transparente. Hay muchas de esas profecías, y se están cumpliendo una tras otra. Ellas indicarán la excelsa posición del Śrīmad-Bhāgavatam, que carece de todo vestigio de error, ilusión, engaño e imperfección —los cuatro defectos de todas las almas condicionadas—. Las almas liberadas están por encima de esos defectos; Por consiguiente, pueden ver y predecir cosas que van a suceder en lejanas fechas futuras.

« Previous Next »